SOCIEDAD › RESPUESTA DE EDUCACIóN A LAS CRíTICAS AL PROGRAMA PARA FINALIZAR LA SECUNDARIA
El 90 por ciento de los que completaron la secundaria por el plan Fines debía sólo entre una o dos materias. El dato desmiente una supuesta migración desde la escuela formal a un plan amigable para estudiantes adultos.
El 90 por ciento de los estudiantes que egresaron del plan Fines, destinado a la finalización de estudios secundarios, debía sólo entre una y dos materias. El dato fue aportado ayer por el ministro de Educación, Alberto Sileoni, para salir al cruce de una publicación donde se califica a ese programa como un secundario “exprés”. El plan está orientado a mayores de 18 años para que completen los estudios secundarios mediante una serie de facilidades que incluyen tutorías y horarios accesibles para personas con obligaciones laborales. “No es un plan más fácil, sino distinto”, enfatizo Sileoni. “No se pude estudiar química a los 26 años de la misma manera que se lo hace a los 17.”
Las cifras del Ministerio de Educación muestran que unos 513.000 jóvenes egresaron del Programa de Finalización de Estudios Secundarios (Fines), desde que se abrió en 2008, de los cuales 460.000 debían sólo una o dos materias. “El plan ofrece una oportunidad para quienes tenían una asignatura pendiente con su formación”, destacó Sileoni a Página/12.
La nota publicada ayer por el diario Clarín sostenía que en el plan se hace “una evaluación permisiva”, tiene escasa carga horaria y no se lleva a cabo en escuelas, sino en clubes y otras instituciones barriales.
“Los que hacen esta crítica están atrasando 50 años y no saben nada de educación de adultos. El pedagogo Paulo Freire impulsaba que el Estado vaya a los lugares donde están los adultos que quieren estudiar. No es extraño entonces que vayan a tomar clases a un club, una iglesia, una biblioteca popular, un sindicato o un local partidario”, enfatizó Sileoni. El ministro lamentó el “tono peyorativo” con que el artículo se refiere a un programa cuya finalidad es “la inclusión, no sólo facilitar el acceso a un puesto de trabajo sino, en el plano personal, constituye un aporte a la autoestima de las personas”. Además negó una supuesta migración desde la escuela formal a ese plan para adultos.
“No es un plan más fácil, sino distinto, porque se le ofrece al estudiante un trato más amigable, a diferencia de las escuelas tradicionales, donde el trato suele ser más distante. El estudiante elabora un plan de estudios con el profesor, con una determinada cantidad de encuentros previa a la evaluación final”, explicó. “No es ni demagogia ni facilismo, es ofrecer una alternativa diferente al adulto.”
En efecto, la iniciativa se caracteriza por brindar flexibilidad en la cursada y por la variedad y proximidad de las “escuelas-sedes” donde se cursan las asignaturas, por lo que constituye una opción accesible para quienes tienen otras obligaciones.
El programa, que en principio se destinó a la franja de población que adeudaba una o dos materias, se extendió después a los que habían abandonado los estudios secundarios. “A partir de este año va a incluir a los estudiantes de escuelas técnicas que no llegaron a obtener su título”, informó el ministro.
Desde el comienzo del plan, informó el ministerio, abrieron 5068 escuelas sedes, en las que trabajan 128.365 profesores tutores capacitados en educación de adultos.
La ejecución del programa está a cargo de los gobiernos provinciales, pero la cartera educativa nacional aporta los recursos para la capacitación y el pago de honorarios a los tutores, los gastos de las sedes y los materiales de apoyo. También facilita libros de texto, útiles, equipamiento y herramientas virtuales a través de Canal Encuentro y el portal Educ.ar. Las 24 jurisdicciones educativas adhirieron al proyecto.
“Hemos escuchado desde múltiples voces que la escuela secundaria debe cambiar y acercarse a la gente, y cuando lo hace se la califica de facilista y demagógica”, lamentó Sileoni. Y enfatizó: “El Estado nacional no regala nada, pero otorga una posibilidad y abre una puerta”.
En el ministerio pusieron como ejemplo el caso del actor Leonardo Sbaraglia, quien en febrero último destacó que el plan le permitió terminar los estudios secundarios a los 43 años, al aprobar Química, la última materia que adeudaba. “El año pasado terminé mi ciclo secundario. Estaba trabajando todo el día y no podía rendir Química, por eso hice ocho horas de trabajo por un plan muy piola”, destacó el actor.
El plan Fines tiene como destinatarios, por un lado, a los jóvenes de 18 a 25 años que terminaron de cursar, como alumnos regulares, el último año de la educación secundaria y adeudan materias y, por otro, a los mayores de 25 años que no completaron los trece años de formación obligatoria. Se realiza a partir de la firma de convenios de cooperación mutua con organismos de la administración pública, sindicatos, municipios, cámaras empresarias, organizaciones de la sociedad civil, bibliotecas, comunidades religiosas y universidades.
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