Vie 22.08.2003

SOCIEDAD

El misterio de la joven asesinada en un departamento de Palermo

Una mujer de 25 años que trabajaba en una empresa de marketing fue encontrada muerta de un golpe en la cabeza hecho con una mancuerna de gimnasia. Los investigadores descartan un robo.

› Por Horacio Cecchi

Gorriti 3515, a escasos metros de Billinghurst, en el barrio de Palermo. El eje de los comentarios de los vecinos apunta al departamento A del tercer piso, balcón a la calle. Allí dentro, desde el martes a la medianoche y durante unas doce horas –según estimaron los peritos–, el cuerpo de Verónica Tomini, de 25 años, aguardó que alguien lo descubriera. Lo hizo su madre. La encontró ayer por la tarde, desnuda sobre la cama, su rostro destrozado a golpes. Suponen que fue con una mancuerna de gimnasia. El departamento estaba cerrado con llave por fuera. Adentro todo estaba en orden, salvo el desorden de ese cuerpo. Nada faltaba, dato necesario para que los investigadores descartaran el robo e inclinaran la balanza hacia el crimen pasional. Verónica trabajaba en una consultora de marketing y llevaba un buen pasar. Los investigadores están convencidos de que en el círculo de amistades más íntimas se encuentra la clave del misterio.
El martes pasado, alrededor de las siete de la tarde, Verónica Tomini abandonó su trabajo, un puesto importante en una consultora de marketing ubicada sobre la calle Salguero y se dirigió a su casa. Hasta ahora, sus compañeros de la consultora fueron los últimos que la vieron con vida. Después, su rastro se pierde.
El miércoles después del mediodía, su madre pasó por el departamento de Gorriti. Verónica vivía allí sola desde hacía cuatro años, después de terminar su secundario en el colegio Nuestra Señora de Luján. Lugar cómodo el departamento de Gorriti, especialmente si se tiene en cuenta que a sólo tres cuadras se encuentra la Universidad de Palermo, sobre Mario Bravo y Cabrera, donde la joven cursó la carrera de Licenciatura en Comercialización. Se recibió hace dos años. “Fue una buena alumna”, recordaron algunos compañeros.
La puerta estaba cerrada con llave. Por fuera, determinaron luego los investigadores, ya que la llave desapareció de escena. Adentro, en el dormitorio, sobre la cama y desnuda, encontró a su hija. Tenía el rostro y el cuerpo muy golpeados. “En especial los pómulos y un corte muy importante en la mandíbula”, describió luego un especialista. También estimaron que la joven había sido golpeada entre doce y catorce horas antes de haber sido descubierta por su madre.
Dentro del departamento, la escena no pareció dejar dudas a los investigadores. La cerradura abierta sin violencia indicaba que quien acompañó aquella noche a Verónica era un conocido, alguien a quien la joven no dudó en dejar entrar. También hallaron botellas de bebidas alcohólicas vacías o a medio tomar, picadura de marihuana y pastillas que fueron enviadas a analizar para determinar si se trataba de éxtasis.
Los investigadores creen que antes de ser asesinada la chica mantuvo relaciones consentidas porque no aparecen en ella signos de resistencia, con lo que asumen, casi con certeza, que quien se encontraba en el departamento de Gorriti en el momento en que Verónica fue golpeada era un amigo íntimo.
Según señalaron en varios testimonios, Verónica era muy obsesiva en el cuidado de su cuerpo. Concurría habitualmente a un gimnasio de la zona, y en su departamento tenía algunos aparatos y mancuernas de gimnasia. Fue con una de esas mancuernas con que se supone que fue golpeada. En esto no hay total certeza, la hipótesis parte de la base que del juego de pesas falta una. “Este es un claro crimen pasional –reveló un investigador–. Por la brutalidad del crimen y las heridas provocadas. Por las evidencias de que fue alguien conocido. Porque no es fácil entrar libremente al departamento.” Luego, el experto arriesgó su hipótesis: “El crimen se pudo haber desencadenado después de que la víctima hiciera alguna confesión”.
El padre de Verónica y un hermano viven en el partido de San Martín. Por la tarde se vio llegar al hermano en una crisis de nervios.
Desde la tarde de ayer, investigadores de la comisaría 21ª y de la División Homicidios tomaban testimonios y recogían evidencias. De allí surgió que Verónica no tenía novio, aunque tenía amigos muy cercanos conlos que salía asiduamente. “Tenemos pistas encaminadas. Creemos que firmes –señaló un investigador a Página/12–. Y tenemos la esperanza de que el caso se pueda resolver a corto plazo. Creemos que todo gira en el entorno de la víctima.” A última hora de anoche continuaban las declaraciones. El caso quedó radicado en la fiscalía de Martín López Perrando y en el juzgado a cargo de Gustavo Karam.

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