SOCIEDAD › RECLAMO EN EL OBELISCO POR LA URBANIZACIóN DE LAS VILLAS PORTEñAS
La enorme carpa se levanta en la Plaza de la República, por tiempo indeterminado, en reclamo de la declaración de la “emergencia habitacional” y mayor presupuesto para las villas. Ocho vecinos hacen una huelga de hambre.
Una enorme carpa se levanta desde ayer frente al Obelisco. Allí acampan vecinos de 17 villas de la ciudad de Buenos Aires, que reclaman al gobierno porteño la urbanización de los barrios y la declaración de la “emergencia habitacional, socioambiental, sociosanitaria y socioeducativa”. El acampe es por tiempo indeterminado, “hasta que el Gobierno de la Ciudad dé una respuesta”, e incluye una huelga de hambre líquida que es llevada a cabo por ocho vecinos que rotarán cada cinco días. La carpa está sobre la Plaza de la República, sin alterar el tránsito, que ayer no se vio afectado pese a la presencia de unos 500 vecinos y militantes de distintas organizaciones.
“Desde hace dos años que venimos hablando con el Gobierno de la Ciudad para que se realicen estas obras de urbanización y tengamos viviendas y trabajos dignos. La idea del acampe surgió cuando desde la Secretaría de Hábitat porteña cortaron el diálogo porque dicen que no cuentan con presupuesto, lo que es mentira, porque el propio gobierno fue el que bajó el presupuesto para las villas de un 5,5 por ciento a un 2,7”, dijo a Página/12 Dora Mackoviak, vecina de la Villa 31 bis y vocera de la Corriente Villera Independiente (CVI), organización que impulsa el reclamo.
Bajo la estructura de metal de 60 metros cuadrados, construida durante la mañana en la Plaza de la República y techada con un enorme telón de vivos celestes y blancos, Mackoviak indicó que “tenemos vecinos viviendo en zonas precarias. Se necesita pavimentación, iluminación, agua potable, gas, cloacas y desagües pluviales. En épocas de lluvias, con cuatro o cinco gotas se te inunda la casa. Además, las calles de tierra se hacen barro y, para ir a trabajar, tenemos que andar con un repuesto de zapatillas”.
“Para entrar a la villa, una ambulancia tarda alrededor de 45 minutos; de noche, no llega. La policía pide documentos en los barrios, pero detiene al pibe que trabaja cargando bolsas de arena y no hace nada en las esquinas donde venden paco. Por eso, el reclamo trasciende la urbanización. No hay voluntad para una política que esté al lado de los pobres y quiera integrar las villas a la comunidad”, señaló la vecina, que vive en el sector Cristo Obrero de la Villa 31 bis.
La medida también demanda una auditoría a las cooperativas y empresas que trabajan en los barrios, la regulación de alquileres y subsidios habitacionales. “Hay que lograr que se regulen los alquileres dentro de la villa, así como se regula la actividad inmobiliaria en el resto de la ciudad, porque no hay ningún tipo de control. Cualquiera pide cualquier cosa por una pieza”, explicó Federico Fagioli, otro de los integrantes de la organización social.
Junto a un grupo de docentes que apoyaba el reclamo de sus pares en Salta, Santo López, un vecino de Villa Los Piletones, que trabaja como comerciante, sostuvo que en su barrio “no hay obras de cloacas, veredas, viviendas o iluminación. Hay espacios a medio hacer que quedaron abandonados y traen ratas y basura. Venimos de corazón para que el gobierno asuma su responsabilidad y urbanice las villas”.
Informe: Gonzalo Olaberría.
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