SOCIEDAD › UN ESTUDIO ASOCIA COMIDAS CON GRASAS Y PARTOS PREMATUROS
En un estudio realizado por la Universidad de Gotemburgo sobre 60.000 mujeres en período de gestación, la diferencia de partos prematuros es del seis por mil entre las que comieron vegetales, nueces, frutas y agua, respecto de las que consumieron hamburguesas.
› Por Pedro Lipcovich
“La alimentación ‘no prudente’ de la mujer embarazada aumenta el riesgo de nacimientos prematuros”: así concluye el estudio más importante realizado sobre el tema hasta la fecha, que abarcó a 60.000 mujeres. Los investigadores compararon la proporción de nacimientos prematuros en las mujeres que habían seguido una dieta que llamaron “prudente” –vegetales, frutas, nueces, agua– y las que habían seguido la dieta “occidental” –hamburguesas, bebidas azucaradas, pizza, snacks–: encontraron que, en las prudentes, la probabilidad de parto prematuro era sensiblemente menor, con una diferencia de por lo menos el seis por mil. Los investigadores destacaron que “lo importante no es eliminar totalmente los alimentos de la dieta ‘occidental’, sino aumentar los de la ‘prudente’”, es decir que dieron legitimidad a los “antojos” de la embarazada. En la Argentina no sólo la prudencia dietaria es escasa, sino que –según datos del Ministerio de Salud– el 88 por ciento de las embarazadas no consume suficiente calcio y el 60 por ciento no consume suficiente hierro.
La investigación fue publicada en lugar destacado por el British Medical Journal. La llevó a cabo un equipo dirigido por Linda Englund-Ögge, de la Universidad de Gotemburgo, Suecia, y participaron 60.000 voluntarias, que completaron cuestionarios sobre su alimentación a lo largo de todo el embarazo. “Todas las edades y todos los grupos socioeconómicos están representados en el grupo estudiado.”
El informe destaca que los partos prematuros, que tienen lugar antes de la semana 37 del embarazo, “se asocian significativamente con casi el 75 por ciento de las muertes neonatales y con enfermedades a corto y largo plazo en el bebé”, y observa que “en la mayoría de los casos, la causa del parto prematuro es desconocida”. Señala que “en los últimos años ha crecido la conciencia de que la dieta materna durante el embarazo puede influir en su desenlace, así como en la salud de la madre y del niño”.
Las mujeres incluidas en el estudio recibieron un cuestionario que incluía 255 ítems referidos a comidas y bebidas. Las respuestas fueron ordenadas en función de tres modelos dietarios. El primero, que llamaron “prudente”, correspondía a las que puntuaban positivo para vegetales , crudos y cocidos, ensaladas, cebolla, ajo, frutas, nueces, avellanas, aceites vegetales, pollo, pan rico en fibras y, como bebida, agua; además las “prudentes” puntuaban negativo para carnes procesadas como salchichas y hamburguesas, pan blanco y pizza. El modelo “occidental” puntuaba alto para snacks salados, chocolate, dulces, tortas, papas fritas, pan blanco, ketchup, bebidas azucaradas, carnes procesadas y pastas; y puntuaba negativo para ítems como pescado y pan rico en fibras. También anotaron un tercer modelo, correspondiente a la dieta tradicional escandinava, rica en papas hervidas, productos de pescado, salsas, margarinas, pasteles de arroz, leche baja en grasa y vegetales cocidos.
Entre las 60.000 mujeres se registraron 3505 partos prematuros, correspondientes al 5,3 por ciento de los casos; de ellos, 2003 (el 3,1 por ciento de los casos) fueron espontáneos, y 1414 (el 2,2 por ciento) fueron por decisión médica ante situaciones de riesgo. “Las mujeres con partos prematuros tenían puntajes significativamente más bajos para los modelos dietarios ‘prudente’ y tradicional, y significativamente más altos para el modelo ‘occidental’.” Hubo 1249 partos prematuros (el 5,7 por ciento) entre las mujeres menos prudentes, es decir, las que estaban en el tercio inferior de puntajes para dieta “prudente”. Entre las más prudentes, las del tercio superior de puntaje para esta dieta, hubo 1115 partos prematuros (sólo el 5,1 por ciento).
Como conclusión, “encontramos que un modelo dietario predominantemente ‘prudente’ se asoció con un riesgo reducido de parto prematuro, especialmente en prematurez espontánea y en mujeres que cursaban su primer embarazo. También encontramos riesgo reducido de parto prematuro para el modelo dietario tradicional escandinavo. Estos hallazgos son importantes para la prevención del parto prematuro, considerada de la mayor importancia en la obstetricia actual”. Los investigadores puntualizaron que “el modelo ‘occidental’ no fue independientemente asociado con parto prematuro”, es decir, no se trata de que una hamburguesa o una porción de pizza traigan riesgos en la medida en que no desplacen a los alimentos “prudentes” (pero el sobrepeso sí es factor de prematurez).
Esta investigación establece una correlación entre la dieta y el riesgo de prematurez, pero, por el tipo de estudio de que se trata, no determina las causas de esa relación. A modo de hipótesis, los autores señalan que “una dieta rica en vegetales, frutas, nueces, y baja en grasas ha sido asociada con una reducción de la inflamación en el organismo, lo cual podría ser una explicación para la baja del riesgo de parto prematuro”. Una investigación previa de los mismos autores, sobre la misma población, había encontrado que “altas ingestas de bebidas azucaradas o artificialmente endulzadas se asocian con riesgo aumentado de parto prematuro”.
En conclusión, “nuestros hallazgos sugieren que la dieta es importante, tratándose del riesgo de parto prematuro. Esto puede reafirmar a los médicos en cuanto a las actuales recomendaciones dietarias, pero también inspirarlos a prestar más atención al aconsejamiento dietario de la embarazada”.
Natalia Basualdo, jefa a cargo de la Unidad 4 de la Maternidad Sardá, comentó que “la elevada cantidad de participantes en el estudio, 60.000 mujeres, ratifica la importancia de la alimentación saludable en las embarazadas” y señaló que “la escasa ingesta de comidas saludables afecta a los sectores más pobres”. Basualdo destacó que “en especial, las embarazadas no debieran comer alimentos procesados: en este último tiempo recibimos más pacientes con listeria, enfermedad bacteriana que antes era infrecuente en la Argentina; proviene de carnes procesadas mal cocidas, como hamburguesas, salchichas o embutidos, o de lácteos sin pasteurizar; las embarazadas son un grupo de riesgo para esta enfermedad”.
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