SOCIEDAD › EL REMISERO TAGLIAFERRO RATIFICó SU TESTIMONIO CONTRA EL KARATEKA
En el juicio por el cuádruple crimen de La Plata, el remisero Marcelo Tagliaferro insistió en su versión de que esa noche, cuando esperaba a Marisol Pereyra frente a la casa de la amiga, Osvaldo “Karateca” Martínez le golpeó el auto para decirle que se fuera.
El remisero Marcelo Tagliaferro culpó ayer nuevamente a Osvaldo “Karateca” Martínez por el cuádruple femicidio cometido en noviembre de 2011 en la ciudad bonaerense de La Plata, aunque quedó a disposición de la Justicia por contradicciones en sus declaraciones.
El Tribunal Oral en lo Criminal Nº 3 de La Plata, integrado por Ernesto Domenech, Andrés Vitali y Santiago Paolini, es el encargado de determinar si Martínez y Javier “La Hiena” Quiroga, cuyo ADN se encontró en la vivienda, cometieron los homicidios de Micaela Galle (11); su madre, Bárbara Santos (29); su abuela, Susana de Bárttole (63), y una amiga de ésta, Marisol Pereyra (35).
La sexta audiencia del juicio oral estuvo colmada de momentos de tensión. En primer lugar, las partes discutieron, durante casi media hora, acerca de si estaba habilitado a dar testimonio el remisero –que condujo a Marisol Pereyra a la casa de Santos y Bárttole– ya que pesa sobre él una causa por falso testimonio en una fiscalía platense. Luego de que el tribunal decidiera no dar lugar al pedido de los abogados de Martínez, encabezados por Julio Beley, procedió a tomar declaración a Tagliaferro, que se enfrentó a los jueces alrededor de tres horas. A pesar de incurrir en algunas contradicciones, remarcadas por la defensa, el testigo afirmó tajantemente haber visto al Karateca en la casa de las mujeres esa noche: “No tengo ninguna duda de que era él”, aseveró.
En el comienzo de su testimonio, Tagliaferro expuso con tono firme el recorrido que hizo con su clienta el 26 de noviembre de 2011 hasta dejarla en la puerta del PH ubicado en la calle 28, entre la 41 y la 42, en el barrio La Loma. Declaró que aproximadamente a las 20, tras un llamado a la remisería donde trabaja, llevó en su vehículo a Pereyra a la casa de la madre de ésta, y que posteriormente, a las 23, recibió otro llamado de su clienta, quien le pidió que la acercara hasta un teatro “para ver a una amiga que actuaba esa noche”. Debido a que llegó al lugar “un poco tarde porque la obra ya estaba terminando”, Marisol decidió ir a la casa de Susana. El chofer destacó que en el trayecto la mujer le dijo que hacía “como dos años” que no la veía y “cuando pasamos por Tribunales, me comentó que allí había trabajado con Susana, aunque también hablaba mucho de Bárbara”, comentó Tagliaferro. Agregó que cuando llegaron a la casa, la pasajera le indicó que se detuviera “delante de un auto blanco” estacionado frente al PH y allí descendió para tocar el timbre.
“Salió una persona que la atendió y le dijo que pasara, que Bárbara se estaba bañando, yo me quedé esperando unos minutos; luego bajé, fui hasta la puerta del domicilio, pero como observé varios timbres, volví al auto”, rememoró el remisero.
Más tarde acotó: “Cuando estaba enviando un mensaje de texto, siento que alguien golpea el techo de mi auto y observo a un hombre en estado deplorable, que me dice que me vaya”. “Flaco, flaco, andate, me dijo (Marisol) que luego llama a otro remís”, relató el testigo. “Ahí vi a Martínez en el espejo retrovisor”, contó y enfatizó que “tenía barba de dos días, muy abandonado, en estado deplorable”.
Cuando el abogado Beley le indicó que había incurrido en contradicciones, ya que en su primer testimonio había expresado que al Karateca lo había visto “medio de costado”, Tagliaferro explicó que en su primera declaración estaba “shockeado por los hechos” y “no estuve seguro de haber reconocido a nadie”. Pero que luego de haber visto la cara de Martínez en los diarios, volvió a declarar “con certeza que se trataba de él”. A pedido de la defensa, el tribunal le ordenó al remisero que dejara sus teléfonos para ser ubicado en cualquier momento ante potenciales careos o la ampliación de su testimonial.
Tagliaferro también relató que recién se enteró de los asesinatos al día siguiente. “Inmediatamente me fui al lugar del hecho, me di a conocer como la persona que había llevado a Marisol a esa casa; no entré, pero posteriormente hice la declaración ante los investigadores”.
La jornada judicial terminó con la declaración de Víctor Chavarría, el ex marido de Pereyra, denunciado tres veces por la mujer por violencia doméstica, quien también contradijo alguno de sus dichos previos.
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