SOCIEDAD › MURIó EDUARDO VIDELA, UN PROFESIONAL DE LA PRENSA ESCRITA, UN DOCENTE DEL PERIODISMO
Profesional riguroso, ex militante de izquierda, docente de varias generaciones de periodistas. Eduardo Videla era editor en la sección Sociedad de Página/12, el diario en el que recorrió toda su trayectoria periodística. Murió ayer, a los 58 años.
› Por Andrés Osojnik
Si hay una virtud que parece obvia para un periodista, pero que cada vez escasea más, es la rigurosidad para tratar la información que tiene para comunicar. Eduardo Videla hizo de esa cualidad el pilar de su trayectoria. Fue el hombre que nunca publicó un dato sin chequear, un antecedente sin corroborar, una opinión sin fundamentar. Pero también fue un profesional que entendía que la única objetividad posible es aquella que no esconde la ideología desde donde se comunica. Por eso, su vieja militancia en la izquierda atravesó todo su quehacer en los medios. Una tarea que volcó también en la docencia: varias generaciones de periodistas lo tuvieron como referente. Eduardo Videla murió ayer inesperadamente, a los 58 años, víctima de un ataque cardíaco. Era editor en la sección Sociedad de Página/12, el diario al que llegó en el mismo año de su fundación, en 1987, y del que nunca se fue.
De la secundaria en una escuela técnica de Temperley pasó a estudiar periodismo: tal vez la disciplina química en la que se formó siendo adolescente lo llevó a ver también la realidad con una precisión digna de un laboratorio. Estudió en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y permaneció en ella hasta su muerte: una vez recibido y durante muchos años estuvo frente a diversas cátedras vinculadas a la redacción periodística.
Allí formó parte también del grupo fundador de la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión (AUNO), una experiencia pionera en su género: una redacción periodística integrada por estudiantes y docentes profesionales de los medios dedicada a cubrir la información relacionada con el sur del conurbano bonaerense, el área de influencia de esa universidad. AUNO fue y es un espacio donde los estudiantes, mientras estudian cómo hacer periodismo, lo hacen. Eduardo Videla ayudó a crear esa agencia y la sostuvo junto a Daniel Míguez y el también fallecido Daniel Casal. El trabajo de AUNO fue tomado luego como referencia y replicado en muchas otras universidades del país y del continente. Videla no descuidó esa vocación docente hasta el último día.
En esa facultad también fue parte de la revista El Cruce, otra iniciativa para darle visibilidad a la producción de los estudiantes de periodismo.
En medio de la dictadura militó en el Partido Comunista Marxista Leninista y, ya en democracia, integró las filas del Partido Intransigente, que comandaba el mítico Oscar Alende.
A Página/12 llegó en agosto de 1987, tres meses después de que saliera a la calle. Estaba entusiasmado por un proyecto editorial que había empezado a revolucionar el periodismo en el país. Se sentía cercano a la mirada innovadora que proponía el diario. Y nunca lo abandonó.
Se ocupó de áreas muy diversas, pero siempre con el mismo eje: reflejar las preocupaciones de la gente de a pie. En los inicios formó parte de la sección Política. Una de sus coberturas más recordadas fue la del caso María Soledad Morales, aquella adolescente catamarqueña asesinada en 1990, por cuyo crimen terminó cayendo el gobierno de los Saadi. Sus notas e investigaciones ayudaron a sacar a luz los entresijos de esa dinastía. Años después volvió a Catamarca para dar cuenta de los dos juicios por aquel homicidio: otra oportunidad en la que pintó con una pluma muy particular el paisaje de la sociedad de esa provincia.
Ya en la sección Sociedad, en la que terminó siendo uno de los editores, fue el hombre que les dio un espacio a las inquietudes de los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires. Preocupado por lo mismo que preocupa a tanto porteño, reflejó la realidad de cada barrio, se entusiasmó con sus progresos y mostró sus injusticias. En los años recientes, la gestión macrista fue pródiga en proporcionarle material para esas denuncias. La última fue la que padecieron miles de familias que a fin del año pasado se encontraron con un nuevo sistema de inscripción para las escuelas públicas de la Ciudad. Videla fue el primero en ver que el nuevo método iba a afectar el derecho a la educación de muchos chicos. Y lo contó en el diario. Todo lo que vino después sólo corroboró aquellas dudas planteadas en las primeras notas de Página sobre el tema.
Precisamente, la realidad de las escuelas y los problemas de la educación fueron también un eje de sus inquietudes: innumerables notas reflejaron su preocupación por la situación que viven chicos y docentes en las aulas de la ciudad y del país todo.
Eduardo Videla fue periodista y maestro de periodistas. Trabajó hasta el miércoles pasado, dejó escrita una nota sobre los sin techo en la Ciudad y se fue al norte del país, junto a amigos del folklore, su otra pasión de los últimos tiempos. Allí, en Santiago del Estero, en medio de una peña, su corazón le jugó una mala pasada.
Quien esto escribe mantuvo hasta ahora esa premisa básica de la tercera persona en la redacción periodística. Ya no más: Eduardo, también fuiste mi profesor, mi colega docente, mi compañero de trabajo. Planeamos juntos cientos de notas y fatigamos cientos de cierres. Discutimos cientos de veces, nos amigamos otras tantas. Pensamos juntos todos los días cómo hacer un periodismo mejor. Fuiste un gran soporte para muchos. Para mí, también.
Abrazo grande.
(Eduardo Videla será velado desde las 13 de hoy en avenida La Plata 924, Ciudad de Buenos Aires, hasta mañana a las 10.)
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