SOCIEDAD › ONCE MUERTES AL CHOCAR UNA COMBI CON UN CAMIóN CISTERNA DE YPF
La combi se dirigía desde Loreto hacia la capital provincial. Intentó esquivar un colectivo e ingresó en el carril contrario, por el que avanzaba un camión cisterna que se dirigía a Córdoba. Murieron once personas, seis de ellas maestros.
El estupor de los 613 habitantes de El Simbol no tenía registro en la historia del pueblo, ubicado en el departamento de Silípica, a la vera de la Ruta 9, a 7 kilómetros de su ciudad madre, Arraga, y a 37 de la capital santiagueña. Apenas si alguna vibración colérica quedaba en la memoria después del robo y los destrozos de las aulas de la Medalla Milagrosa, la escuela del pueblo, burocráticamente la 1013, ocurrido un día de septiembre, hace tres años. Pero ayer el tremendo y súbito impacto, el ruido de metales, plásticos y vidrios atravesándose y retorciéndose de un golpe, los gritos de sorpresa, los ayes de dolor y los pedidos de auxilio hicieron tabla rasa en la memoria del pueblo. La casualidad, o el destino si es que existe como garante de la fatalidad, hizo que frente a la misma 1013, sobre la Ruta 9, una combi con 15 personas, entre ellas seis maestros que se dirigían a Santiago del Estero, fuera aplastada de frente por un camión cisterna de transporte de combustible. Once muertos, diez de ellos en la ruta, y una mujer, una maestra, en la sala de cirugía, horas más tarde, conformaban la imagen de luto que todos recordarán por mucho tiempo, pero que los habitantes de El Simbol retendrán en su memoria por décadas si no por siempre.
La combi de la empresa San Esteban, que habitualmente cubre los 59 kilómetros de trayecto entre la ciudad de Loreto, capital del departamento de Loreto, y la capital provincial salió de la terminal de Loreto. Llevaba 14 pasajeros y el chofer, Hugo Achával. La mayor parte provenientes de la propia Loreto, una ciudad de unos diez mil habitantes, al sur de Santiago capital. De los 14 pasajeros más de la mitad eran docentes que viajaban a un curso de capacitación en el Ministerio de Educación provincial, y también la concejal Stella Maris Ibáñez, también docente y que había sido electa el domingo pasado en las elecciones municipales en representación del Frente Encuentro Cívico y que el próximo 31 de octubre debía asumir su cargo. Pedro Corvalán, otro de los fallecidos, era secretario legislativo del Concejo Deliberante loretano.
El impacto se produjo pasadas las 7.30. Según el relato de testigos, y el de uno de los docentes heridos, Aldo Bravo, el conductor de la combi avanzaba por la 9 detrás de un colectivo que frenó de golpe. El chofer, para evitar el impacto, pegó un volantazo hacia la izquierda, cruzando al carril contrario. No tuvo tiempo de nada. Un camión Fiat Iveco, cisterna, de YPF, que avanzaba en dirección contraria desde Santiago del Estero hacia la planta de la petrolera en Monte Cristo, en Córdoba, a 453 kilómetros, ya había traspasado la mitad del colectivo. Bastó que asomara la combi para que el Iveco blanco la aplastara de un golpe, impactando en el frente y el costado derecho. La combi, totalmente destrozada, quedó dada vuelta contra el lateral contrario de la ruta.
El chofer, según relató Bravo a los medios locales, podía haber intentado frenar, pero se desprende que estaba demasiado cerca y pegó un volantazo hacia la izquierda. Bravo sostuvo que si doblaba a la “derecha habría chocado la esquina trasera del colectivo; si no doblaba, chocaba contra la parte trasera. Optó por la izquierda y no tuvo ni un segundo porque el camión que venía del otro lado ya estaba encima”.
Bravo, quien sufrió doble fractura de fémur en la pierna izquierda y traumatismos varios, contó a la prensa que él iba en la tercera fila de la combi, y que el chofer, Achával, le había dicho en la terminal que no había lugar porque el asiento que se disponía a ocupar ya estaba reservado. Se ubicó entonces en un asiento de la mitad y del lado izquierdo, el que no recibió el impacto directo. Bravo recordó que en un momento el chofer “se distrajo”. “Volví a nacer –aseguró Bravo–, me salvé por obra de Dios.”
El chofer del camión, identificado como César Mariano Alvarez y oriundo de la localidad cordobesa de Monte Cristo, resultó ileso y quedó demorado en el marco de una causa caratulada “homicidio culposo en accidente de tránsito”. En un comunicado, la petrolera estatal YPF informó que este vehículo pertenecía a una empresa tercerizada y que ya inició una investigación propia para tratar de establecer las causas del choque, para lo cual solicitó la intervención de Cesvi Argentina.
Los cuerpos de nueve de los fallecidos fueron trasladados por la tarde a la morgue del hospital zonal de Loreto, ya que los nueve eran oriundos de esa localidad. A raíz del accidente, el segundo con mayor cantidad de víctimas mortales en la historia de Santiago del Estero, la gobernadora Claudia Ledesma de Zamora declaró el duelo provincial por dos días. Durante las jornadas de duelo, la bandera provincial permanecerá izada a media asta en los edificios y lugares públicos dependientes del gobierno provincial.
De acuerdo con la información oficial, las víctimas mortales fueron identificadas como el chofer de la combi, Hugo César Achával; la concejal electa Stella Maris Ibáñez, quien además era directora de la escuela 471 Simbol Pozo, departamento de Atamisqui; Pedro Emilio Corvalán, secretario legislativo y maestro del secundario San Gregorio, de Loreto; Marisa Azucena González, maestra de la 54; Claudia Teresita Díaz, de la 483, del departamento de Taboada; María José Toloza, de la escuela 15, de Silípica; Alejandra Leticia Leguizamón, empleada administrativa de la Universidad Nacional de Santiago del Estero; Nancy Noemí Alvarez, Pedro Roldán, y Ariel Darío Silva, empleado del área de Desarrollo Social de la provincia. Gisela Gómez, de la escuela 810, de Silípica, había sido trasladada en estado muy grave al Hospital Regional Ramón Carrillo, de la capital provincial, donde falleció por la tarde, durante una intervención quirúrgica a la que era sometida.
En tanto, cuatro heridos, identificados como Florencia Olmos, Aldo Bravo, Marcelo Artaza y Yohana Villarreal, habían sido internados en el Hospital Regional Ramón Carrillo, de la capital santiagueña. Bravo finalmente pidió ser derivado a una clínica con cobertura de su obra social. Mientras, Olmos, Artaza y Villarreal permanecían internados en el Carrillo y evolucionaban “favorablemente” según informó el jefe de guardia. Según el médico, “la paciente más delicada es la joven Olmos, que fue sometida a una operación para extirparle el bazo y presenta fracturas en la cadera”.
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