Expertos, funcionarios y víctimas pidieron a la sociedad tomar conciencia de la trata de personas y enfrentar unidos ese delito mundial durante el II Foro Internacional sobre los Derechos de las Mujeres, que comenzó ayer en Mar del Plata. “La trata no es algo que le pasa sólo a la víctima, nos pasa a todos. Por eso tenemos que estar juntos”, declaró la ministra de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, Cristina Alvarez Rodríguez.

Ante más de mil personas, la ministra inauguró el evento y aseguró que este delito, al que calificó como “la esclavitud del siglo XXI”, es una realidad dolorosa. Sus palabras fueron precedidas por una carta del papa Francisco, en la que instó a los participantes a “buscar estrategias que defiendan a los más vulnerables” y que permitan “sensibilizar una sociedad que consume dignidad humana, que consume pornografía y en la que todo se compra con dinero, incluso la persona”.

Cada año, más de 1,3 millones de personas son rescatadas en el mundo de redes de trata. Y la mayoría pertenece a los sectores más vulnerables, engañadas con promesas económicas.

Una de ellas fue la colombiana Marcela Loaiza, quien hoy ofreció su sobrecogedor testimonio en el foro. Con 21 años, voló a Japón para trabajar como bailarina, pero al llegar al país asiático fue recluida y explotada sexualmente por la mafia yakuza durante 18 meses. “Sufrí todas las modalidades de prostitución, lo más degradante que cualquier ser humano pueda vivir”, relató Loaiza, quien indicó que la mafia le exigía una deuda de 50.000 dólares para liberarla. Tras escapar y regresar a Colombia, Loaiza recibió apoyo terapéutico, ya que al principio “ni era capaz de hablar”, y volcó sus dolorosas experiencias en dos libros, Atrapada por la mafia yakuza y Lo que fui y lo que soy.

El II Foro Internacional sobre los Derechos de las Mujeres. Trata y Tráfico de Personas continuará hoy, en Mar del Plata. Entre los invitados figuran también la directora regional contra el tráfico de mujeres y niñas de América Latina y el Caribe, la mexicana Teresa Ulloa Ziñurriz; la fiscal paraguaya Teresa Martínez Acosta y el sociólogo canadiense Richard Poulin.