SOCIEDAD › UN MATRIMONIO MAYOR Y SU HIJO, MUERTOS EN UN DEPARTAMENTO DE RECOLETA
Una carta dejada al portero en la puerta del departamento anunciaba la tragedia: “Nos van a encontrar a todos muertos”, decía. El hecho ocurrió en un edificio de Córdoba al 3000.
› Por Carlos Rodríguez
El mensaje, escrito a mano, estaba colgado en la puerta del departamento del octavo piso de un edificio del barrio porteño de Recoleta. Decía, entre otras cosas: “... nos van a encontrar a todos muertos... ya no podíamos vivir así”. La carta estaba dirigida a Rubén, el portero del edificio de Córdoba 3071, pero el que la encontró fue el kiosquero de la esquina que, a las 7 de ayer, puntual, tiró el diario por debajo de la puerta. “No hubo robo, la puerta no fue violentada, dentro de la casa todo estaba en orden, salvo los tres cuerpos”, le dijo una fuente policial a Página/12. “Todo tiene las características de un drama familiar, que parece no encajar en un caso de violencia de género”, agregó el vocero ante una consulta de este diario. Cuando llegó la policía, cerca de las 9, encontró los tres cuerpos que anunciaba la carta: una mujer de 80 años, un hombre de 79 y el hijo del matrimonio, de 35, con alguna discapacidad mental, según dijeron los vecinos, que no oyeron gritos ni ruidos de pelea. Tampoco oyeron los tres disparos que partieron de un revólver calibre 38.
Todo indica que la tragedia se desencadenó poco antes de que el diariero encontrara la carta pegada en la puerta del octavo piso D de Córdoba al 3000; la vereda impar de la avenida pertenece a Recoleta, mientras que la par marca el límite norte de Balvanera. “Los vecinos dicen que eran buena gente, que nunca tuvieron problemas con ellos y nunca supieron de actos violentos entre ellos”, salvo el de la madrugada del lunes. Los cuerpos de la mujer y del hijo estaban en el living, mientras que el cadáver del esposo estaba en el baño. Allí encontraron el revólver 38, con tres vainas servidas. Una segunda arma, de igual calibre, estaba en el living, pero tenía la carga completa.
El diariero dijo que llegó al octavo D antes de las 7 y le llamó la atención la carta colgada en la puerta. “Cuando le tiré el diario vi un sobre pegado prolijamente que decía ‘Para Rubén’. Cuando el portero bajó a desayunar le avisé que estaba ese sobre y diez minutos después vino shockeado porque la nota decía que (el hombre) había matado a la mujer, al hijo y se había suicidado”, dijo el canillita a los periodistas.
Uno de los párrafos de la carta decía textualmente: “Cuando entren al octavo ‘D’ nos van a encontrar a todos muertos. Ya no podíamos seguir viviendo así. Llame a la policía”. No había firma, pero todo hace suponer que la había escrito el hombre de la casa. Rubén, el portero, llamó al 911 y leyó el contenido de la misiva. Poco después llegó un móvil de la Comisaría 19ª, junto con una ambulancia del SAME.
Al ingresar al departamento, los policías comprobaron que la carta había anunciado lo que realmente pasó. En el living encontraron los cuerpos de la mujer y el de su hijo, mientras que el hombre estaba tirado en el baño. Los tres tenían un disparo en la cabeza. El revólver calibre 38 hallado en el baño tenía tres vainas servidas en el tambor. Las personas fallecidas fueron identificadas como Alejandro Zeida, de 79 años; su esposa Elvira Sosa, de 80, y el hijo de ambos, Víctor Zeida, de 35, quien aparentemente tenía problemas psiquiátricos.
“Era un matrimonio muy querido, desde hace quince años estoy acá y parecía un matrimonio muy unido”, aseguró el diariero. Por esas razones, los voceros policiales hablan de un posible “drama familiar”, al que el dueño de casa, “no se sabe si fue con el acuerdo o no de su esposa”, le puso fin haciendo tres disparos. Ayer se habían iniciado contactos con otros familiares y amigos, para tratar de conocer más detalles acerca de la relación que tenían los esposos y su hijo.
Según el canillita, el vecino del séptimo D dijo que el sábado por la noche había oído “ruidos de movimientos de muebles”, pero en ningún momento “del sábado o el domingo” alguien oyó gritos, ruidos de pelea y ni siquiera el estruendo de los tres disparos. El matrimonio estaba jubilado y al parecer no tenía problemas económicos. El hecho, más allá de las presunciones, es investigado por personal de la Comisaría 19ª, a las órdenes del Juzgado de Instrucción Nº 38, a cargo de Alicia Iermini.
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