SOCIEDAD › ABORTO LEGAL Y VIOLENCIA DE GéNERO FUERON LOS TEMAS PRINCIPALES AL RECORRER SALTA
Unas 40 mil mujeres recorrieron las calles de la ciudad de Salta portando banderas y pancartas en reclamo de sus derechos violados. La marcha, alegre y multicolor, fue el cierre del 29º Encuentro Nacional. Hoy se realizarán las conclusiones.
› Por Sonia Santoro
Desde Salta
El 29 Encuentro Nacional de las Mujeres (ENM) cerró ayer la jornada con una marcha alegre y multicolor, pero sobre todo llena de consignas en reclamo de los derechos de las mujeres que todavía siguen vulnerados en el país: el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, y el derecho a vivir una vida libre de violencias fueron los principales.
A las 18.45, con el sol todavía encegueciendo los ojos y al canto de “anticonceptivos para no abortar, aborto legal para decidir”, la marcha inició el recorrido por más de 30 cuadras del centro de Salta. Como es habitual, estuvo encabezada por las 75 integrantes de la Comisión Organizadora, que estaban enfundadas en los pañuelos verdes de la Campaña Nacional por el Aborto Legal Seguro y Gratuito. Unos pasos más atrás la bandera verde de la campaña también las acompañaba, poniendo en primer plano uno de los principales temas de discusión de éste y todos los encuentros que se hicieron en el país desde su surgimiento en 1985.
Fueron las 40 mil mujeres llenando calles y calles frente a vecinos que miraban con curiosidad o tomaban fotos de las mujeres. Algunas usaban sus espaldas o sus vientres como bandera. Como una chica con rastas que eligió pintarse la frase “La mujer de tu vida no, la mujer de mi vida”. O aquella que alrededor de su ombligo escribió “en mi cuerpo yo decido”. Otras lucían las consignas en sus remeras, como un grupo que eligió vestirse de bruja, con sombrero puntudo alusivo y la consigna: “Somos nietas de las brujas que quisiste quemar”.
Hubo cantos históricos, como “se va a acabar, se va a acabar esa costumbre de golpear” y otros que hablan de los nuevos tiempos: “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las travestis en la cara de la gente”.
La marcha de las mujeres es el comienzo del fin del encuentro. Ya se debatió durante dos días en los talleres. Se participó de muchísimas actividades paralelas. Las mujeres llegan agotadas, pero siempre con energía para mostrar a la sociedad lo que se pensó y se trabajó estos días y los temas por los que se viene luchando hace décadas.
Este ritual, que tradicionalmente se hace al finalizar la jornada del segundo día del ENM, se inició en el encuentro de Neuquén del año 1992, cuando se decidió marchar en repudio a la celebración del quinto centenario de la Conquista de América.
Se marcha para dar visibilidad a las preocupaciones de las mujeres y para reclamar por políticas que hagan cumplir sus derechos. Se marcha contra el poder patriarcal, por eso las marchas suelen pasar por las catedrales y por los edificios de los poderes legislativos o ejecutivos.
Desde que las mujeres empezaron a llegar a la ciudad de Salta, estos edificios están vallados. La Comisión Organizadora decidió este año no pasar frente a ellos, lo que provocó la crítica de algunos grupos que decidieron romper la marcha y reclamar frente a la catedral y el Palacio Legislativo “denunciando el pacto entre el Estado y la Iglesia, y defendiendo todos los reclamos de las mujeres trabajadoras”.
Andrea D’Atri, dirigente del PTS y de la Agrupación Pan y Rosas, si bien acompañó el recorrido oficial, dijo que “la Comisión Organizadora mostró que su rol es desorganizar al movimiento de mujeres que lucha por sus derechos. Con el amparo del gobierno kirchnerista de Urtubey decidió, escandalosamente, que la marcha de miles de mujeres que vinimos a Salta no podrá pasar frente a las instituciones del poder político ni la catedral”.
“Muchas mujeres entendemos que, si bien no somos creyentes, la lucha contra la Iglesia la tenemos que dar en el plano político. Hemos ganado muchas batallas a la Iglesia, cuando sacamos muchísimas leyes a las que la Iglesia se oponía, como la del divorcio, de salud reproductiva, el matrimonio igualitario”, explicó Marta César de la Comisión Organizadora. “Estamos en contra de las pintadas y repudiamos todo tipo de agresión a edificios históricos y religiosos. Las mujeres salteñas no tienen por qué vivir la agresión de nadie”, dijo Claudia Perugino, referente de Todas con Cristina.
María Elena Naddeo, ex legisladora porteña del FPP, también apoyó la postura de la Comisión Organizadora. “El fondo de la cuestión tiene que ver con la disputa entre quienes utilizan el espacio del Encuentro Nacional de Mujeres para imponer sus resoluciones y quienes se proponen escuchar al conjunto valorando la pluralidad, la diversidad y la transversalidad”, dijo.
Más allá de estas tensiones, la marcha fue un momento de euforia para muchas mujeres, que ya empezaron a hacer el balance del encuentro, que termina hoy.
Para Naddeo, “el hecho de que las mujeres trans participen en el encuentro plenamente y que haya talleres de violencia obstétrica y de mujeres en las fuerzas de seguridad habla de los nuevos tiempos logrados con el gobierno nacional y popular y la lucha de las organizaciones de mujeres. También escuchamos y vemos que las políticas y las leyes todavía no llegan a todos los barrios y ciudades de la Argentina profunda, y que este objetivo es una construcción en pleno desarrollo que hay que estimular y reclamar”.
Encabezando la columna de agrupaciones kirchneristas, María José Lubertino, titular del Observatorio de los Derechos de las Personas con Discapacidad, resaltó que “a diferencia de encuentros anteriores, en provincias con una fuerte injerencia de la Iglesia o en las que llegábamos con reservas en cuanto a cómo nos iban a recibir los poderes locales, en este encuentro está hablando todo el mundo de los temas que instalamos, como la necesidad de legalizar el aborto y concientizar sobre los casos de femicidio y violencia de género. Las mujeres se involucraron participando, activamente, llenando los actos y marchas, son muchísimas salteñas y eso da cuenta del éxito del encuentro”.
La consigna “igual trabajo = salario” se repetía en algunas pancartas. En la columna de Pan y Rosas, Alcira Landeira, trabajadora de Madigraf, ex Donnelley, contó su emoción porque por primera vez participaba de un encuentro. “Pasamos por los 63 talleres para explicar la situación nuestra, que un día nos encontramos con la quiebra fraudulenta de la empresa. Tuvimos que organizarnos y hoy somos una cooperativa”, dijo. “Venimos porque el conflicto no es sólo allá, hay despidos, suspensiones y cierres en todo el país”, agregó.
Mientras tanto, las consignas se fueron sucediendo, muchas dirigidas claramente a la sociedad salteña, como: “Salta, escucha, únete a la lucha”.
Si hubo algo que dejó claro esta marcha es la contundencia y legitimidad de las demandas del movimiento de mujeres, que le pone el cuerpo a sus reclamos. El deseo común, a pesar de las diferencias, es que esa fuerza adquiera la contundencia política para lograr que las cosas cambien.
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