Jue 06.11.2014

SOCIEDAD  › EL PAPA ECHó DEL SACERDOCIO A UN CURA DE SAN ISIDRO CONDENADO JUDICIALMENTE POR PEDOFILIA

Día de limpieza en la Iglesia argentina

Francisco decretó el cese de la condición sacerdotal de José Antonio Mercau, condenado en 2011 a 14 años de prisión por abuso sexual. Afirman que la medida es “inédita”.

› Por Carlos Rodríguez

El sacerdote José Antonio Mercau, condenado en septiembre de 2011 a 14 años de prisión por “abuso y sometimiento sexual agravado” en perjuicio de cinco chicos que estaban a su cuidado en un hogar del Tigre, fue expulsado como cura de la Iglesia Católica por decisión del papa Francisco. La resolución del jefe de la Iglesia Católica, anunciada ayer por la Diócesis de San Isidro, a la que pertenecía Mercau, fue calificada de “inédita” para un caso de pedofilia, según dijeron especialistas en Derecho Canónico consultados por Página/12. “Los cinco chicos, que tenían entre 11 y 15 años, fueron abusados en forma reiterada entre los años 2000 a 2005”, le dijo a este diario Mariana Zárate, abogada de las víctimas. Mercau se encuentra hoy en libertad “porque la condena a 14 años se la aplicaron en un juicio abreviado, sin llegar a la audiencia oral y pública que nosotros habíamos pedido”, explicó Zárate. La libertad ambulatoria de Mercau fue apelada ante la Cámara de Garantías de San Isidro, a la vez que se presentó una apelación ante la Corte Suprema para que se declare nulo, en este caso, el juicio abreviado y se realice el juicio oral.

“El cura Mercau está en libertad, desde marzo pasado, por aplicación del dos por uno mediante un cómputo raro, sin tener en cuenta que estuvo poco tiempo en la cárcel de Campana, porque luego se le concedió la prisión domiciliaria”, señaló la abogada Zárate. La representante de las víctimas, que son todos varones que hoy tienen entre 20 y 24 años, insistió en lo leve de la pena que pactaron la defensa y la fiscalía en el juicio abreviado. “Al cura Julio César Grassi, por un solo caso, le dieron 15 años de cárcel y a Mercau, por hechos reiterados contra cinco víctimas, en hechos independientes, le dieron sólo 14 años; si se hubiese llegado al juicio oral, tenemos la convicción de que la pena hubiera sido más dura.”

Las imputaciones contra Mercau fueron hechas en dos causas que se unificaron en el juicio abreviado. La sentencia fue pactada entre la defensa del cura, encabezada por Diego Ferrari, y el fiscal del caso, Jorge Strauss. A partir de ese acuerdo entre las partes, el fallo fue dictado por el Tribunal Oral 7 de San Isidro, sin llegar a la audiencia oral y luego de que Mercau admitiera su responsabilidad en los delitos que se le imputaban. En su momento, Tomás Ojea Quintana, otro de los abogados querellantes, coincidió en que la pena “es muy baja porque el juicio abreviado tapa todo. Nosotros queríamos que declarara (el ex obispo de San Isidro) monseñor Jorge Casaretto, para que dijera cuáles fueron las medidas que tomó la Iglesia en el caso Mercau”.

Zárate, por su parte, recordó que “los chicos abusados querían declarar, querían contar todo lo que les había pasado y no pudieron hacerlo porque nunca se llegó al juicio oral y público; por eso entendemos que la condena que se le aplicó a Mercau es mínima y por eso hemos llegado a la Corte Suprema para que se haga el juicio oral”. Desde que Mercau salió en libertad, varias organizaciones, entre ellas las Madres del Dolor, vienen haciendo un seguimiento de sus movimientos.

“Sabemos que siempre estuvo conviviendo con gente vinculada con la Iglesia. Mercau primero fijó domicilio en la casa de su hermana, a seis cuadras del Obispado de San Isidro, y hubo que hacerle escraches para que se fuera. Luego estuvo en el monasterio benedictino de Los Toldos, de donde tuvo que irse por problemas con la comunidad. Luego vivió un tiempo con otro cura, en la costa bonaerense, de donde también se fue porque los vecinos se enteraron y lo repudiaron.”

Con posterioridad, “las víctimas pactaron con el obispado una compensación económica en tres tramos, y justo cinco días después de que se les abonara la segunda cuota, Mercau fue liberado”. Dijo que las víctimas “valoran la decisión del papa Francisco porque es una forma de reparación, pero hay que señalar que el juicio canónico comenzó por pedido nuestro; los jóvenes abusados están bastante bien, dentro de todo, aunque siguen pensando en la necesidad de que la Justicia dicte una condena justa teniendo en cuenta la gravedad del delito”.

La medida tomada por el Papa se conoció ayer, a través del Obispado de San Isidro, mediante un comunicado distribuido por el vocero de la diócesis, Máximo Jurcinovic, quien admitió que la resolución se hizo pública porque el caso “tuvo siempre un impacto mediático”. La difusión fue dispuesta por el obispo de San Isidro, Oscar Ojea Quintana, quien es tío de Tomás Ojea Quintana, uno de los querellantes. “El obispo ha querido comunicar esta decisión de Francisco de modo claro para que la conozcan todos los fieles de la diócesis.”

En el texto se dice que “el Santo Padre ha decretado la dimisión del presbítero José Mercau del estado clerical. Por este decreto ha perdido automáticamente los derechos propios del estado clerical, quedando privado de todo el ejercicio del ministerio sacerdotal”. Mercau fue condenado por “abuso sexual reiterado y corrupción de menores agravado”, luego de que se dieran por ciertos los hechos denunciados por las cinco víctimas.

Hasta 2004, Mercau fue párroco de la iglesia de San Juan Bautista, en la localidad bonaerense de Ricardo Rojas, pero ya desde mediados de los noventa estuvo a cargo del hogar de la parroquia Juan Bosco, en el Talar de Pacheco, partido de Tigre. En ese lugar sucedieron los abusos sexuales por los que fue condenado. La abogada Zárate puntualizó que en la etapa de instrucción de la causa “quedó probado en los informes psiquiátricos y psicológicos que Mercau tiene una personalidad impulsiva y que no puede controlar sus instintos, de manera que nos preocupa sobremanera el hecho de que pueda estar en libertad”.

Las cinco víctimas eran chicos que llegaron al hogar buscando protección, dado que en algunos casos los padres habían fallecido y en otros estaban vivos, pero no en condiciones de darles los cuidados necesarios. Además de los cinco afectados, declararon en contra de Mercau otros cinco chicos que presenciaron la forma en que Mercau se manejaba con los que fueron víctimas de sus abusos sexuales.

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