SOCIEDAD › SE COMPLICA LA SITUACIóN DE LA VIUDA DEL MéDICO FORENSE ASESINADO
La mujer declaró que su marido murió por las torturas que le infligieron dos ladrones, pero se contradijo en su declaración y ahora hay sospechas. No hay detenciones y la autopsia indica que el médico murió estrangulado.
Los investigadores del crimen del médico forense asesinado el viernes en su casa del barrio porteño de Villa Real confirmaron que hay indicios de que la esposa de la víctima podría haber tenido alguna participación en el hecho. Las fuentes aseguraron que la mujer incurrió en una serie de contradicciones al prestar declaración. De todos modos, se aclaró que hasta anoche no se había producido ninguna detención. La autopsia determinó que el hombre murió por estrangulamiento y que también presentaba algunos golpes en el cráneo, aunque éstos no fueron la causa del fallecimiento. Ahora se esperan los resultados de diferentes peritajes que podrían apoyar o desmentir la versión que la mujer dio a la policía, respecto de que su marido, Ricardo Orlando Zottola (73), fue abordado por delincuentes con intenciones de robo en la puerta del edificio, que luego “lo torturaron a golpes y le hicieron cortes con un cuchillo en el rostro”.
“En el interrogatorio policial, la mujer tenía muchos puntos flojos”, aseguró uno de los voceros consultados por la agencia de noticias Télam, en referencia a que, al contar lo ocurrido, inicialmente dijo que los ladrones estaban armados y luego que no lo estaban. La mujer también afirmó que uno de los delincuentes la llevó a otra habitación mientras su cómplice “torturaba” a Zottola para que le diera la combinación de la caja fuerte y que por eso sólo escuchó lo que pasaba, pero los peritos descubrieron manchas compatibles con salpicaduras de sangre en la ropa que la mujer llevaba puesta, lo que la ubicaría cerca del lugar donde estuvo la víctima al momento de ocurrida la agresión mortal.
La ropa fue secuestrada con la intención de averiguar si se trata efectivamente de sangre, si ésta pertenecería a la víctima y qué antigüedad tendría. Los investigadores también esperaban el análisis de una cámara de seguridad instalada en un supermercado chino, cerca del edificio donde vive la pareja, en Curuzú Cuatiá al 2400, para ver si fue captado el supuesto ingreso y la salida de los delincuentes.
En el hall del edificio también hay una cámara, pero según informaron los vecinos estaba averiada y en el momento del crimen no grababa.
Los investigadores también establecieron que todas las huellas dactilares levantadas en el departamento pertenecen al matrimonio y por ahora no hay ningún testigo que avale la versión de la esposa del médico. Otro dato que llamó la atención es que no fue robado ningún juego de llaves del departamento, un elemento que es absolutamente imprescindible para el que quiera entrar o salir del edificio de la calle Curuzú Cuatiá.
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