SOCIEDAD › UN FISCAL DE MILWAUKEE ANUNCIó QUE NO ACUSARá A UN POLICíA BLANCO QUE MATó A UN NEGRO DE 14 TIROS
El fiscal que lleva el caso de un policía de Milwaukee que en abril fusiló de 14 tiros a un hombre de la comunidad afro, quien padecía problemas psiquiátricos, anunció que no encuentra motivos para presentar cargos en su contra.
Un fiscal estadounidense anunció ayer que no presentará cargos contra un policía blanco que mató de 14 tiros a un afroamericano desarmado en Milwaukee. El anuncio no pareció inocente, porque se inscribe en las tensiones críticas que atraviesan a la sociedad estadounidense desde hace meses, encaramadas en el odio racial, las muertes de integrantes de la comunidad afro a manos policiales y las decisiones judiciales que aparecen como protección a los uniformados. Y vino a difundirse poco después de que dos agentes de Nueva York fueran baleados por un afroamericano que luego apareció muerto, según la policía, tras suicidarse. El caso tiene como contexto varias semanas de protestas en varias ciudades estadounidenses contra la violencia policial y las decisiones judiciales.
John Chisholm, fiscal de Distrito del Condado de Milwaukee, anunció ayer que no presentará cargos contra el ex policía blanco Christopher Manney por haber matado de 14 tiros a un hombre negro en abril pasado. El fiscal indicó que el entonces policía –despedido del cuerpo el pasado octubre no por el tiroteo, sino por incumplir las reglas del departamento policial– actuó en defensa propia cuando disparó contra Dontre Hamilton.
Manney disparó 14 veces contra Hamilton, de 31 años, el pasado 30 de abril, durante un conflicto que empezó cuando empleados de una cafetería llamaron a la policía quejándose de que la víctima dormía en un parque del centro de la ciudad.
Un par de agentes comprobaron sobre el terreno los hechos y concluyeron que Hamilton no suponía ninguna amenaza, según una investigación interna de la policía. De acuerdo con la indagación policial, Manney no tuvo constancia de la intervención de sus compañeros, acudió al parque y empezó a cachear a Hamilton, quien se revolvió y le arrebató la porra para golpearle en el cuello.
Finalmente, Manney propinó catorce disparos a Hamilton en cuestión de tres o cuatro segundos, según el informe del fiscal. Días después del tiroteo, la policía alegó que el fallecido sufría problemas mentales, mientras su familia afirmó que recibía tratamiento por esquizofrenia, pero no era violento.
Los familiares habían pedido a la policía que impartiera entrenamiento a los agentes para afrontar situaciones de personas con problemas psiquiátricos, ya que Manney no había recibido curso alguno. Además, exigieron en varias ocasiones que se formulen cargos contra el agente que mató a Hamilton, pero Chisholm no vio un argumento “razonable” con el que “acusar al agente Manney de un crimen”.
“Esto fue un incidente trágico para la familia Hamilton y la comunidad pero, según todas las pruebas y análisis presentados en este informe, he llegado a la conclusión de que el uso de la fuerza del agente Manney en este incidente fue en defensa propia justificada”, explicó el fiscal.
La muerte de Hamilton y, en especial, la decisión de no procesar a Manney, amenaza con perpetuar las tensiones raciales desatadas en Estados Unidos tras los casos de Eric Garner y Michael Brown en Nueva York y en Missouri, respectivamente.
Ambos, de origen afroamericano, murieron a manos de policías blancos que les dispararon, pese a que estaban desarmados, en episodios diferentes ocurridos en julio y agosto pasado. Las protestas en Estados Unidos se acentuaron después de que sendos jurados populares decidieran no procesar a los efectivos penalmente por considerar que actuaron en defensa propia.
El sábado pasado, el estupor y la bronca se apropiaron del barrio de Brooklyn, en Nueva York, luego de que los agentes Rafael Ramos y Wenjian Liudos fueran asesinados a tiros por Ismaaiyl Brinsley, un hombre negro de 28 años. Brinsley habría sido encontrado muerto en una estación de subte, tras huir de la escena perseguido por efectivos, de acuerdo a la versión que la propia policía neoyorquina brindó.
Aunque todavía no se confirmaron los motivos de los crímenes, desde el Departamento de la Policía de Nueva York se sospecha que habría sido una venganza por los casos de Garner y Brown. En mensajes colocados en redes sociales, el atacante habría dicho que el asesinato de los agentes estaba vinculado con la muerte de ambos afroamericanos. Los mensajes no pueden leerse porque el perfil desde el que fue escrito fue cerrado.
Miles de personas se congregaron en la noche del domingo en la ciudad para recordar a los policías asesinados, uno de origen asiático y otro latinoamericano. Los asistentes se reunieron y realizaron una oración silenciosa por ambos.
El propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, admitió que este tipo de crímenes representa un “problema nacional” y reafirmó su compromiso con el mejoramiento de la relación entre la policía y las minorías del país.
Además, se lamentó por la muerte de los policías de Nueva York y condenó los crímenes. “Dos hombres valientes no volverán esta noche a casa junto a sus seres queridos. Los agentes de policía merecen nuestro respeto y gratitud”, subrayó Obama el domingo en un comunicado.
“Pido a la gente que condene la violencia y las palabras que hieren”, agregó. El presidente norteamericano también ofreció sus condolencias al jefe de la policía de la ciudad, William Bratton, a quien llamó por teléfono.
Ayer, los policías de la ciudad recibieron instrucciones adicionales para extremar la alerta y sus precauciones. Las instrucciones fueron dadas por sindicatos policiales y se suman a otras anteriores dadas a conocer el domingo por la Policía de Nueva York.
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