Las autoridades de Indonesia suspendieron ayer por negligencia a varios controladores aéreos del aeropuerto de Surabaya, en el marco de la investigación del accidente del vuelo 8501 de la compañía AirAsia que transportaba 162 personas y cayó en el mar de Java.

El director general de Transporte Aéreo, Djoko Mirjatmodjo, informó que fueron suspendidos todos aquellos operadores que permitieron que el vuelo despegara, pese a que la aerolínea no tenía licencia para transitar los domingos la ruta Surabaya-Singapur. La aerolínea fue sancionada el domingo y se encuentra inhabilitada para efectuar esta ruta.

El Ministerio de Transporte ordenó que los responsables de navegación y del aeropuerto suspendan al personal involucrado en la actividad del vuelo 8501 y advirtió que se sancionará a cualquier otra aerolínea nacional que viole su plan de vuelo previsto.

Las suspensiones no guardan relación directa con las causas del accidente, que siguen siendo un misterio. El avión cayó al mar tras anunciar que iba a aumentar la altitud para evitar unas nubes de tormenta, pero no hubo ningún pedido de auxilio y no se han encontrado las cajas negras con el registro de las conversaciones en la cabina de pilotos y los datos técnicos del aparato.

S.B. Supriyadi, uno de los responsables de las operaciones de rescate, manifestó sus expectativas de que todas las partes del aparato puedan ser localizadas en pocos días. Los equipos de búsqueda han encontrado hasta ahora cinco grandes trozos de la aeronave y 37 de los cuerpos de las víctimas.

Las búsquedas efectuadas en las costas de la isla de Borneo se extenderán hacia el este, dado que las fuertes corrientes podrían haber arrastrado partes del aparato a esta zona, indicó Supriyadi, y añadió: “Esperamos que las cajas negras sean encontradas lo antes posible. Si la cola del avión quedó invertida y la puerta de acceso a las cajas negras se encuentra en el fango, tendremos que perforar en el fondo, y eso será algo difícil”.

Por otro lado, el jefe del ejército, el general Moeldoko, propuso a las familias de las víctimas llevarlas a la zona del accidente. “Vamos a llevarlas en un barco de la marina al lugar para que puedan dejar flores, esperando que ello apacigüe el sentimiento de tristeza y pérdida”, declaró.

A petición de las autoridades, la prioridad para los equipos de búsqueda es localizar los cadáveres de las víctimas, algunas de las cuales se encontraban atadas a sus asientos del avión con los cinturones de seguridad.

El domingo por la noche, la hija del comandante de a bordo indonesio, Iriyanto, hizo un llamado a través de la televisión, rogando a la población que no acuse a su padre. “Es simplemente una víctima y aún no ha sido encontrado. Mi familia está de duelo. Siendo su hija, no puedo aceptar esto. Ningún piloto haría algo malo a sus pasajeros”, declaró Angela Anggi Ranastianis en una entrevista en televisión.

La Agencia Nacional Meteorológica indonesia indicó en un informe preliminar que la caída del aparato podría haber sido causada por el congelamiento de los motores.

Fotografías infrarrojo satelitales muestran que el aparato pasó entre nubes donde se registraban temperaturas de entre 80 a 85 grados bajo cero. Sin embargo, se ignora por qué otros aviones que siguieron la misma ruta no se vieron afectados por estas condiciones meteorológicas y se espera hallar las cajas negras del avión para explicar las causas de la caída.