SOCIEDAD › CRóNICA DE LA APERTURA DEL PERíODO DE APROVISIONAMIENTO EN LA BASE MARAMBIO
El ministro de Defensa, Agustín Rossi, visitó la Base Marambio en el breve período en que se puede acceder a la Antártida para aprovisionar a las dotaciones. Página/12 estuvo en el lugar y realizó una crónica entre el blanco y la nieve.
El tiempo es impreciso en Base Marambio. Durante el verano, los días no pasan, se estiran, se confunden los unos con los otros y no permiten que anochezca. En época invernal sucede exactamente lo contrario: alrededor de las 10 amanece y a las 15 ya oscurece. Esto, sumado a las condiciones climáticas cambiantes de la zona, altera las actividades del personal militar y civil que habita allí, tal vez la única manera que tienen de organizar sus vidas en la Península Antártica. Según la temperatura, el viento y la visibilidad, se realizan tareas adentro o afuera de la base. Con un banco de niebla que impedía el aterrizaje de aviones, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, visitó el domingo a sus habitantes y, en el marco de la Campaña Antártica de Verano 2014-2015, supervisó los trabajos de logística en abastecimiento de alimentos, combustible y equipos para asegurar la estadía en las trece bases argentinas y sostener la actividad científica en el continente blanco.
El clima en Marambio no favoreció la visita. Había sol y las temperaturas rondaban los cuatro grados, algo poco habitual, aun durante esta época del año. Esto originó una neblina en el mar que trepó hasta la meseta en la que se encuentra la base, lo que retrasó el vuelo del Hércules C-130 en el que viajaba Rossi junto a una comitiva de 47 personas, entre autoridades y periodistas, por la poca visibilidad. “Este viaje es un motivo de alegría y emoción. La presencia de Argentina en la Antártida es un ejercicio enorme de soberanía”, aseguró el ministro, luego de ser recibido por la dotación número 46 de la Base Marambio, integrada por militares e investigadores que vivirán durante un año en el continente antártico.
Las campañas de verano tienen la función de realizar las tareas logísticas necesarias para el traslado de personal, recolección de residuos y el aprovisionamiento de víveres, combustibles, materiales de construcción y equipos de transporte y energía en todas las bases argentinas en la Antártida, en especial en las seis que permanecen abiertas todo el año. Además, busca garantizar el trabajo científico en las bases, que se acentúa en esta época del año por el clima favorable. Son llevadas adelante por personal de las tres Fuerzas Armadas de noviembre a abril, meses en los que son más frecuentes las ventanas meteorológicas que permiten los traslados vía aérea y marítima. En este sentido, el viaje de Rossi también sirvió para cargar comida y el Hércules amontonaba en su parte trasera numerosos cajones de tomates, de sandías y bolsas repletas de cebollas.
Esta temporada se realiza la campaña 111, que involucra a 1500 personas. Hasta el momento, se realizaron alrededor de 20 vuelos con dos aviones Hércules C-130 a Marambio, ubicada en la Isla Marambio, a una distancia de 3600 kilómetros de Buenos Aires. Su pista de aterrizaje, mezcla de tierra y hielo de 1200 metros de largo, al funcionar todo el año, se convierte en un puente aéreo permanente entre los continentes americano y antártico. Para el abastecimiento del resto de las bases, se usan un avión Twin Otter, dos helicópteros MI-17 y un Bell 212 y los buques polares de gran porte Vasiliy Golovnin, de Rusia, el Aviso ARA Suboficial Castillo y el Buque Transporte ARA Canal Beagle.
Aunque estaba previsto que el titular de Defensa visitara también la Base Esperanza, la niebla no permitió realizar el vuelo e hizo que su estadía en la Antártida se acortara a unas cuatro horas, en las que saludó al personal, sobrevoló la isla con un helicóptero y visitó uno de los hangares anaranjados donde se guardan las aeronaves.
Marambio cuenta hoy con 142 militares y científicos. La dotación permanente es de 40 personas, que vivirán y trabajarán en la base hasta su recambio, el próximo 29 de octubre, día en que se conmemora el aniversario la base, fundada en 1969. Todos destacaban el desafío profesional y la importancia que tienen sus tareas para el país. También lo difícil que eran los días helados, hostiles por los temporales y la lejanía con sus seres queridos, a pesar de tener wifi y línea telefónica para mantenerse en contacto.
“No podemos estar mucho tiempo sin hacer nada, si no, empezás a pensar. Con el mal tiempo, hacemos todas las tareas posibles dentro de la base. Por suerte, tenemos psicólogos que vienen y nos ayudan”, contó el jefe de la base, José Luis Cabanilla. Por su parte, Eliana Yacuzzi, segunda en el mando y encargada de la coordinación de las actividades, afirmó que “todos extrañamos la vida en el continente. A mí me gustaría formar una familia, pero no cualquiera tiene la posibilidad de vivir en la Antártida”.
Yaccuzzi es la única mujer de la dotación y la primera en ocupar ese cargo. Según sostuvo, esto no hizo que sus compañeros la miraran con recelo: “La respuesta de ellos es sumamente positiva. Incluso, están muy pendientes de mí, me cuidan”. Después de las máximas autoridades, toda la dotación indicó que una de las personas fundamentales es el cocinero. “Es el ánimo de la tripulación. En días de trabajo muy duros y con climas muy fríos, uno de los placeres más grandes es la comida”, en palabras de Yaccuzzi. Ese día, de no ser por el recibimiento a Rossi con una comida de cortesía, el cocinero no habría tenido trabajo. El viento se sentía pero se aguantaba. Nieve tampoco había, el suelo era barro y escarcha. Y la niebla, cada vez más densa, hacía difícil la llegada de nuevas naves que movilizaran al personal.
Informe: Gonzalo Olaberría.
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