SOCIEDAD
› CHICOS ABORIGENES RECLAMAN EN BUENOS AIRES POR SUS DERECHOS
La larga batalla contra el olvido
Un grupo de indígenas salteños recorre la ciudad para exigir por sus derechos y mostrar su historia en un libro escrito por ellos. Ya estuvieron con las Madres, participaron del contrafestejo del 12 de octubre y el viernes se reunirán con Kirchner.
Dejaron por una semana montañas, arroyos y silencios para llegarse hasta donde reina el cemento y el ruido. Necesitan respuestas urgentes y vinieron a Buenos Aires porque saben que, aunque se diga un país federal, allí se toman las decisiones. Chicos, mujeres y hombres de pueblos originarios del norte argentino pisaron la ciudad no para pedir sino para gritar sus reclamos, exigir sus derechos y mostrar su historia en un libro escrito y dibujado por los propios niños de las diferentes comunidades. Con el acompañamiento de la organización social de derechos humanos Cháguar, los descendientes de los primeros habitantes de estas tierras exigen educación bilingüe, reformas curriculares, servicio de salud y el otorgamiento de los títulos de propiedad de sus tierras. Ya estuvieron con las Madres de Plazo de Mayo, participaron de los contrafestejos del 12 de octubre y el viernes se entrevistarán con el Presidente: esperan comenzar a romper cinco siglos de postergación y olvido.
Primero fue el genocidio conquistador, después la evangelización y la mano de obra de esclava, el robo de tierras y la marginación de siglos. Hoy, los pueblos originarios de Salta denuncian que se los somete mediante la enseñanza pública: “La educación bilingüe no existe”, denuncia Soledad Romero, maestra e integrante de Cháguar, y explica que no rechazan la enseñanza de castellano, “pero sí resistimos que se nos despoje de un idioma ancestral, que en la escuela se obligue a que los chicos dejen el idioma que les pertenece”.
Además, rechazan que sus hijos tengan que estudiar como prócer a Julio Argentino Roca y como hazaña la Campaña del Desierto, donde se asesinó a miles de habitantes originarios. “Es como si a los hijos de los desaparecidos se les hiciera estudiar a Videla como héroe”, ejemplifica Agustín Fernández, también de la organización.
Aunque les cuesta dejar sus tierras, también vinieron a Buenos Aires los caciques de las etnias toba, guaraní, chorote, wichi –de dos comunidades diferentes–, chiriguana y colla, convencidos de que “acá se cocina todo, acá tienen que darnos las respuestas que necesitamos”.
Cháguar es la compañera de viaje de las comunidades y está presente en la lucha por sus derechos. La organización comenzó a colaborar con las distintas comunidades en 1992, cuando una epidemia de cólera azotó todo el norte argentino. Trabajan en la defensa, promoción y difusión de los derechos humanos de toda la población y tienen un fuerte vínculo con los aborígenes, “una población olvidada en una provincia que tiene la particularidad de ser la de mayor diversidad de culturas del país”, señala Fernández y afirma que “en algunas escuelas creen que en Argentina no hay indios, siempre dicen: `los indios vivían, eran, estaban’, todo en pasado, como si no existieran; y hasta en Salta capital hay un imaginario de que los descendientes de los pueblos originarios visten como muestran las películas. Contra todas esas cosas luchamos”.
En el feudo de Juan Carlos Romero, candidato a vicepresidente con Carlos Menem en las últimas elecciones, la distribución de la riqueza sigue los parámetros del menemato: pocos tienen todo y casi todos no tienen nada. La pobreza golpea a más de la mitad de la población y los pueblos originarios son los excluidos de los excluidos. “Están al margen de toda ayuda estatal, son los olvidados del sistema”, lamentan desde Cháguar.
Llegaron el viernes pasado, son aproximadamente 50 y con los pedidos de salud y vivienda se entrevistarán hoy con la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; y por los títulos de propiedad el viernes con el Presidente. Los caciques tienen las manos curtidas de trabajo, la piel golpeada de años de sol y la memoria repleta de promesas políticas. Por eso, aunque tienen expectativa, irán con precaución al encuentro del viernes con Néstor Kirchner. “Esperamos que tenga tiempo porque hay mucho para hablar, ahí sabremos si tiene las respuestas que venimos a buscar”, advierten.
El reclamo concreto serán los títulos de propiedad comunitaria de la tierra. El argumento a favor: el artículo 75 de la Constitución nacional,que establece ese derecho de los aborígenes y ese deber al Estado. Por ahora, el gobierno provincial sólo se ofrece a otorgar parcelas individuales. Según aseguran los caciques, el gobernador se quiere quedar con sus tierras porque allí hay gas y petróleo. Los aborígenes entienden el “divide y triunfarás”, por eso rechazan negociaciones individuales y sólo aceptarán el reconocimiento de propiedades colectivas.
“A 511 años, el 12 de octubre no hay nada que festejar porque ahí comienza la conquista, el saqueo, la evangelización, el colonialismo y comienza en estas tierras el modelo capitalista de acumulación. Por eso pedimos que se derogue el `Día de la raza’ y se estipule el 11 de octubre como el último día de libertad plena”, detallaron los caciques. Con su hablar pausado y sencillo, pero con palabras cargadas de esperanza, el viernes –luego de la reunión con Kirchner– dejarán la ciudad y volverán con sus hijos y nietos a la tierra de sus ancestros. Para ese momento sabrán si en Casa de Gobierno les dieron las respuestas que esperan desde hace cinco siglos.
Producción: Darío Aranda
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