Mié 15.10.2003

SOCIEDAD

Un funcionario tirado a la basura por no limpiar los espacios verdes

Tras el fin de semana largo, el Parque Tres de Febrero amaneció cubierto de basura.
Ibarra desplazó de inmediato al responsable del área, en un intento por mostrar un nuevo estilo de gestión.

› Por Eduardo Videla

El jefe de Gobierno pasó a primera hora por los bosques de Palermo y vio el estado en que había quedado el Parque Tres de Febrero después del fin de semana largo: un paisaje matizado por basura que esperaba en vano a una cuadrilla de limpieza, una réplica en menor escala de lo que había ocurrido allí mismo tras el Día de la Primavera. Aníbal Ibarra llamó a su secretario de Medio Ambiente y Planeamiento Urbano, Eduardo Epszteyn, y entre ambos tomaron la decisión: el desmanejo le costó el puesto al director de Espacios Verdes, Eduardo Malis, protagonista de la primera baja en el gabinete de la Ciudad después de las elecciones del 14 de setiembre.
Los parques y las plazas se cuentan entre las áreas más sensibles de la ciudad y las fallas en el mantenimiento y la limpieza constituyen el origen de las quejas más frecuentes por parte de los vecinos. Por eso, el jefe de Gobierno y su titular de Medio Ambiente venían siguiendo de cerca el trabajo en esa área. “Queremos que haya una mayor presencia del gobierno en la calle”, dijo Epszteyn a Página/12. Si bien el trabajo de limpieza en los bosques de Palermo está concesionado a una empresa privada, es el personal del gobierno porteño el que, al menos, debe controlar que los trabajos se lleven a cabo. Epszteyn se plantó en el Parque Tres de Febrero a las 9.30 de la mañana y permaneció allí hasta que apareció, recién alrededor de las 11.30, el responsable municipal del control.
Ya había otros antecedentes que habían puesto de mal humor al jefe de Gobierno. Por ejemplo, después del fin de semana largo del 17 de agosto, la plaza Intendente Alvear, de la Recoleta, amaneció sembrada de basura. Los vecinos de esa zona paqueta de Buenos Aires se hicieron oír con sus quejas, justo en un momento delicado, en vísperas de la primera vuelta electoral en la ciudad. Luego vino el 21 de setiembre y los festejos de la Primavera: los bosques de Palermo se convirtieron en un basural a cielo abierto.
“Es cierto que la suciedad es el resultado de la mala educación o el descuido de mucha gente, pero también es cierto que las autoridades deben tomar las previsiones para que se refuerce la limpieza en esas situaciones y se controle que los trabajos contratados efectivamente se cumplan”, aseguró Epszteyn.
Sea como fuere, la forma expeditiva en que se hizo rodar la cabeza de un funcionario pretende mostrar un nuevo estilo de gestión, en sintonía con la implementada por el gobierno nacional.
El propio Epszteyn intentó ayer suavizar el impacto del despido intempestivo, al destacar el trabajo de Malis en Espacios Verdes: “En estos tiempos de crisis ha hecho una buena gestión en la recuperación de espacios tomados, en el arbolado y en el desramado, que nunca se hizo con tanta intensidad como en este invierno”, destacó el funcionario.
Sin embargo, advirtió que se busca un nuevo estilo de gestión para esa área, “donde se atienda más la demanda: si se rompe un banco, hay que reemplazarlo, si hay un juego que no está en condiciones, hay que arreglarlo, si hay un cartel oxidado, hay que sacarlo y poner uno nuevo”, dijo el funcionario. “No solo hay que inaugurar plazas o hacerlas a nuevo, como en Parque Rivadavia. También hay que mantenerlas”, enfatizó.
El desplazamiento de Malis, aseguran en el entorno del jefe de Gobierno, no tiene connotaciones políticas: el ex funcionario es un técnico sin filiación partidaria, designado en ese puesto por el propio secretario de Medio Ambiente. Tan intempestiva fue la decisión que hasta anoche no se había designado a su reemplazante. Aunque todavía no sonaban nombres, trascendió que esta vez Ibarra apuntaría, más que a un técnico, a un hombre de acción. Es el perfil necesario para manejar un área donde el control del personal ha sido tradicionalmente difícil. Aunque esa no es la única explicación del desmanejo: además de las 123 plazas que están apadrinadas por empresas privadas, el gobierno tiene contratadas a 13empresas que deberían encargarse del mantenimiento y la limpieza de los espacios verdes.

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