Jue 26.03.2015

SOCIEDAD  › UNA AUDIENCIA EN LA QUE SE DEBATE EL FUTURO DE LA ORANGUTANA DEL ZOO PORTEÑO

Por los derechos de Sandra

Hoy se debatirá en una audiencia, citada por la Justicia, si sufre maltratos y debe ser trasladada, como sostiene una ONG; o es una especie que vive en soledad, como argumenta el zoo. El año pasado, un fallo inédito la había declarado “sujeto no humano”.

› Por Mariana Carbajal

En un nuevo capítulo en la batalla legal por la liberación de la orangutana Sandra, hoy se realizará una audiencia en la Justicia en la que las partes y expertos de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA expondrán sus posturas sobre el lugar donde debería vivir el animal. La audiencia fue convocada a las 12.30 por la jueza en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires Elena Liberatori, en el marco de una nueva causa abierta a partir de una acción de amparo presentada por la Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales (Afada), con el patrocinio del constitucionalista Andrés Gil Domínguez, que reclama que a Sandra “se la reubique en un santuario acorde a su especie donde pueda desarrollar su vida en un real estado de bienestar”.

El recurso fue presentado la semana pasada contra el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Zoo porteño “por conculcar de forma manifiestamente ilegal y arbitraria el derecho a la libertad ambulatoria y el derecho a no sufrir algún daño físico o psíquico que titulariza como persona no humana y sujeto de derecho la orangutana Sandra, quien se encuentra cautiva en el Jardín Zoológico de la Ciudad Autónoma”, dice el escrito. “Consecuentemente –sigue la presentación–, la sentencia de amparo deberá ordenar que se libere a Sandra y se la reubique en un santuario acorde a su especie donde pueda desarrollar su vida en un real estado de bienestar que será determinado por un evaluador experto en la materia.” Frente a esta presentación, la jueza Liberatori convocó a la audiencia, a la que fueron citados Gil Domínguez, el cuidador de Sandra del zoológico, expertos de la Facultad de Ciencias Veterinarias a título de amicus curiae y representantes del Zoo y del gobierno porteño. El Gobierno de la Ciudad pretendió impedir la audiencia al presentar una apelación, pero su planteo fue desestimado, informó Gil Domínguez.

La orangutana se convirtió en noticia a nivel mundial en diciembre, cuando la Sala II de la Cámara de Casación Penal estableció, en un fallo inédito, que era “un sujeto no humano” titular de derechos básicos, y accedió a concederle un recurso de hábeas corpus, una figural legal que se usa para casos de personas privadas ilegítimamente de su libertad. Esa resolución fue firmada por los jueces Alejandro Slokar, Angela Ledesma y Pedro David y sentó un precedente en la jurisprudencia argentina, que hasta ahora consideraba a los animales como cosas. Puntualmente, Casación dijo: “A partir de una interpretación jurídica dinámica y no estática, menester es reconocer al animal el carácter de sujeto de derechos, pues los sujetos no humanos (animales) son titulares de derechos, por lo que se impone su protección en el ámbito competencial correspondiente”. El Tribunal avaló las interpretaciones del ex juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni en su libro Derecho penal. Parte general, y en la Pachamama y el humano (Ediciones Colihue). Pero no se extendió más que una carilla y media en su resolución.

El hábeas corpus en favor de la orangutana había sido pedido en noviembre por Afada, una entidad que encabeza el abogado correntino Pablo Buompadre, con el patrocinio del constitucionalista Gil Domínguez. Allí, se alegó el confinamiento injustificado de un animal con probada capacidad cognitiva y se pidió que pudiera vivir entre sus congéneres y en un lugar adecuado.

Pero el Juzgado de Instrucción Nº 47 de la ciudad de Buenos Aires, a cargo de Mónica L. Berdión de Crudo, había desestimado en primera instancia el pedido, que fue luego apelado y también rechazado. Según informó en ese momento el jefe de Biología del Zoo porteño, Adrián Sestelo, la orangutana vivió toda su vida en cautiverio. Nació en 1986 en el zoo alemán de Rostock y llegó al de la ciudad de Buenos Aires en septiembre de 1994. Tuvo como compañero a otro primate de su especie y en 1999 tuvo una cría, Shembira, que fue derivada a otra institución.

En diálogo con este diario, Gil Domínguez explicó ayer que “cuando Sandra era un objeto de protección y no podía ser maltratada o sometida a actos de crueldad –en los términos expresados por la Ley 14.346 de Protección de animales–, su cautiverio y exhibición pública era legal y legítima, en la medida que se la alimentara, no se le pegara y le trajeran un mono para tener sexo y procrear. Pero considerar a Sandra como sujeto de derecho implica directamente que su cautiverio y exhibición pública como objeto circense viola los derechos que ella titulariza por más que la alimenten, no la maltraten o no la sometan actos de crueldad o le permitan tener sexo con un mono de su especie, porque el cautiverio y la exhibición son en sí mismo, actos que vulneran sus derechos y se transforma en cruel y degradante en términos constitucionales y convencionales. Por ello, es necesaria la aplicación directa de la Constitución y los tratados sobre derechos humanos para hacer efectivos los derechos que titulariza Sandra y hacer cesar los actos dañosos denunciados”.

Para Sestelo, “en este tipo de pedidos fundamentalistas se desconoce el comportamiento natural de la especie. Los orangutanes son animales solitarios y muy tranquilos, que sólo se juntan para aparearse o atender a sus crías. Desconocer la biología de la especie, alegando injustificadamente maltratos, estrés o depresión del animal, es incurrir en uno de los errores más comunes de los seres humanos, que es humanizar cualquier conducta animal. Sandra goza de cuidados excepcionales y vive en soledad porque es lo que requiere su especie”. Y señaló que el Zoo ya venía evaluando el traslado de la orangutana a un santuario de la ONG, Proyecto Gran Simio, dado que la política del Zoo para su colección de animales se va reorientando a los autóctonos y no exóticos como Sandra.

Hoy las partes plantearán sus pareceres ante la jueza Liberatori que, valga la paradoja, tendrá que resolver si ordena o no la liberación de la famosa orangutana del Zoológico porteño.

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