El incendio chubutense más reciente, en Villa Futalaufquen, es el que más preocupa: ya quemó 700 hectáreas y avanza descontrolado sobre la Villa Futaleufú y Puerto Limonao, que están a sólo cuatro kilómetros de las llamas. Casi todos los recursos están concentrados en evitar que el fuego afecte viviendas y establecimientos de organismos oficiales y entidades privadas. Para ello deben transportar millones de litros de agua en camiones cisterna y autobombas, para mantener mojadas las estructuras de una escuela, una hostería histórica, las sedes del Parque Nacional Los Alerces y Gendarmería, algunas viviendas y otras más cercanas al fuego.

Tras un mes de incendios ininterrumpidos en la región, cientos de brigadistas, organismos nacionales y provinciales continúan una desesperada lucha contra las llamas en el Parque Nacional Los Alerces iniciado el lunes. Esta vez los mayores esfuerzos apuntan a salvar la Villa del lago Futalaufquen que se encuentra a cien metros del fuego y donde viven 115 familias incluidas las de los trabajadores del Parque Nacional. Los focos se reavivaron en Cholila y en el Parque Nacional Lago Puelo.

En Cholila, una superficie de bosques nativos que es casi la de la Ciudad de Buenos Aires, quedó reducida a cenizas y el fuego persiste. En la localidad de Lago Puelo el cerro Currumahuida, que está pegado al pueblo, sigue quemándose y las llamas podrían bajar a la localidad.

Además de las brigadas de los parques nacionales afectados trabajan en el lugar combatientes de Defensa Civil y Bosques de Chubut, junto a bomberos voluntarios de las localidades cercanas, personal de Gendarmería Nacional, helicópteros y aviones del Plan Nacional de Manejo del Fuego y pobladores del lugar.

Ante la desbordante situación que atraviesa la provincia, desde el gobierno de Buenos Aires dispusieron el envío de recursos humanos y equipos de telecomunicaciones para contribuir en el combate. Unos 15 bomberos voluntarios viajarán en las próximas horas a la zona afectada. Los efectivos irán junto con vehículos cuatro por cuatro y livianos, para ayudar en las tareas para sofocar el incendio del Parque Nacional, que ya quemó más de 600 hectáreas.

Desde la provincia se enviaron handies con geoposicionamiento –que permiten saber en tiempo real la ubicación exacta de quiénes están combatiendo el fuego– y cuatro antenas repetidoras portátiles con un rango de cobertura de 25 kilómetros cada una, que pueden instalarse en distintas zonas, haciendo posible la comunicación en lugares donde habitualmente no hay ningún tipo de cobertura ni señal.

El frente climático es el peor que pueden esperar los brigadistas, sin humedad ambiente, con temperaturas que llegan hasta los 27 grados y vientos cambiantes, lo que complica mucho su tarea y empuja el fuego a crecer y avanzar en distintas direcciones.