SOCIEDAD › DIEGO BAGU, ASTRONOMO
› Por Fabio J. Lannutti
El primer Telescopio Espacial Hubble (TEH) fue sumamente útil para ampliar la visión del Universo. Así y todo, no puede observar al Sol ni a Mercurio, por orbitar demasiado cerca de ellos. Consultado por Página/12, Diego Bagú, docente de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de La Plata y director de Gestión del Planetario de esa ciudad, explica que “la astronomía observacional trabaja con luz, pero el TEH no está diseñado para observar el Sol. Dependiendo del tipo de luz que empleemos, obtendremos distinta información. Por ejemplo, un médico puede tomarnos una imagen con luz visible (una clásica foto) de nuestra mano. Esa imagen revelará, por ejemplo, el color de nuestra piel, si tenemos manchas, etcétera. Pero si nos toma una imagen con rayos X, lo que tendremos es una hermosa radiografía, ya no viendo nuestra piel sino nuestros huesos. En la astronomía ocurre lo mismo. El TEH es un instrumento óptico. Si lo apuntamos al Sol, es tan intensa la luz y tan grande el espejo del TEH, que haría imposible una observación. Lo que se hace es apuntar al Sol y proyectar la imagen en una pantalla. Y siempre es aconsejable colocarle al telescopio un filtro solar”.
–¿Con Mercurio pasa lo mismo?
–Exacto. Esto es debido a que Mercurio se encuentra entre el Sol y la Tierra, y en una zona demasiado cercana al Sol.
–¿Tendremos Hubble para rato?
–El TEH se diseñó con una vida útil estimada en unos 20 años. Pero ya alcanzó el cuarto de siglo y sigue funcionando perfectamente. Como todo instrumento, tiene su rango de vida útil y el TEH ya lo agotó. La energía con la cual funciona es obtenida a partir de dos paneles solares. Pero, como en toda mecánica, tiene su desgaste.
–¿Es cierto que el TEH detectó un gran océano bajo la superficie de Ganímedes, la mayor luna de Júpiter?
–Ganímedes, que es incluso más grande que Mercurio, está integrada por tres estructuras: un núcleo interno metálico, un manto y una corteza básicamente compuesta por hielo y silicatos. Lo que encontró el TEH ha sido una delgada capa de oxígeno (digamos una pequeña atmósfera; por supuesto, ínfima respecto de la terrestre). Teniendo en cuenta que sobre la superficie de esta corteza existe hielo, se cree entonces que la radiación que llega a dicha corteza ha disociado moléculas. Y al ser el hidrógeno mucho más “liviano” que el oxígeno, el primero ha escapado de la gravedad de Ganímedes hacia el espacio, quedando sólo el segundo.
–Tras un cuarto de siglo exitoso, el Hubble ya tiene reemplazante...
–El sucesor del TEH será el Telescopio Espacial Webb, en honor a James Webb (1961-1968), ex administrador de la NASA. Su lanzamiento está previsto para 2018, aunque siempre es posible que sufra algún retraso. A diferencia de su antecesor, el Webb será un telescopio infrarrojo, es decir, un complemento excelente al TEH, ya que podrá observar en longitudes de onda (infrarrojas) distintas de las del Hubble. Y éste pasará a retiro en el momento en que la NASA lo considere pertinente. Desconozco cuándo será ese momento.
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