Buenos Aires tiene una población envejecida, integrada por más mujeres que varones. Los tres millones de habitantes que la animan están distribuidos en hogares formados, en promedio, por 2,4 personas. Más de la mitad de los habitantes trabaja, y el 83,2 por ciento está afiliado a algún sistema de salud, pero el 16,8 restante depende exclusivamente del sistema público. La población porteña es más de vivir en departamento que en casa (el 73,7 por ciento) y el 57 por ciento es propietario del lugar en el que vive. Las cifras forman parte de Buenos Aires en números, una publicación de la Dirección General de Estadísticas y Censos (DGEC) porteña, que desgrana aspectos concretos de la vida cotidiana a partir de indicadores sociales, demográficos y económicos.

Sobre suelo porteño viven más mujeres que varones (la proporción es de 116 a 100) y la edad promedio de la población es de 39 años (en el caso de las mujeres, cuya esperanza de vida es de 82 años, el promedio de edad es de 41 años; los varones, cuya esperanza de vida está en 75, son algo más jóvenes en promedio: 37 años). El 17 por ciento es un número clave, que se reitera: es el porcentaje de habitantes de 65 y más años; también, el de menores de 15. Por cada mil habitantes, nacen 14 niños y mueren 10 personas.

Más de la tercera parte (el 38 por ciento) de la población porteña está compuesta por inmigrantes, el 13,2 por ciento extranjeros. Fueron llegando en distintos momentos: antes de 1991, los nacidos en Europa y Asia; entre 2002 y 2010, los oriundos de Africa y Oceanía; antes de 2002 la mayoría de los provenientes de distintas regiones de América; entre 2002 y 2010 los demás americanos. Por otra parte, el 2,2 por ciento de los habitantes se identifica a sí mismo como descendiente de pueblos originarios y el 0,6 dice tener raíces afro.

Buenos Aires no es una ciudad de hogares multitudinarios. En el 61 por ciento de los casos, viven menos de 3 personas en cada uno (el hogar promedio alberga a 2,4 personas); en el 31, 3 o 4 personas; sólo el 8 por ciento cobija a más de 8 personas. Además, en la mayoría de los casos, las jefaturas de hogar recaen en manos de varones (125 por cada 100 con jefas), que en su mayoría tienen más de 50 años.

La independencia, al menos habitacional, parece tomarse su tiempo. El 58 por ciento de los solteros menores de 25 años vive con sus padres y el 33 por ciento comparte el techo de su padre o su madre. Sólo el 9 por ciento vive por su cuenta.

De acuerdo con los datos de agosto del año pasado, el 51 por ciento de los porteños tenía ocupación laboral. Las cifras de la DGEC indican que “la mayoría de los porteños que trabaja tiene concluidos sus estudios secundarios o universitarios”. En su mayoría, los trabajadores que viven en la ciudad tienen entre 25 y 49 años; casi la cuarta parte, entre 50 y 64 años. Durante el tercer trimestre del año pasado, el ingreso promedio de los trabajadores porteños era de 7850 pesos.

En toda la ciudad, la tasa de desocupación era del 8,6 por ciento, una situación más acentuada en la zona sur (en las comunas 4, 8, 9 y 10, la tasa de desocupación es del 12,3 por ciento). Entre los 135.780 habitantes que buscaron empleo y no lo consiguieron, las mujeres son más afectadas por la desocupación que los varones (11,1 por ciento ellas; 6,3 ellos).

Los servicios dominan el mercado laboral de quienes sí están ocupados. Sólo el 14 por ciento de los trabajadores activos se dedica al comercio y el 12, a las actividades industriales.

Por otra parte, los números de la circulación urbana indican una metrópolis intensa. Cada mes, 177 millones de pasajeros recurren al transporte público en el área metropolitana: 20 millones se desplazan en subte y premetro; otros 22, en trenes; los 135 restantes se mueven en colectivos. En la ciudad hay 38.150 taxis habilitados.

La actividad de la ciudad genera casi un millón y medio de toneladas de basura cada año y requiere una red eléctrica capaz de dar servicio a 1.700.000 usuarios.