La directora de una escuela del barrio Mosconi, en la zona oeste de la ciudad de Paraná, fue golpeada y amenazada de muerte por la madre de uno de los alumnos; la agresora, una ex estudiante del mismo establecimiento, entró al lugar acompañada por una patota integrada por hombres. La reacción de la mujer se produjo porque, minutos antes, su hijo había sido reprendido con severidad por un maestro, cuando intentó atacar con piedras de gran tamaño a un grupo de compañeros. “El chico tiene serios problemas de conducta desde el inicio del ciclo lectivo, está en quinto grado y yo lo quiero mucho, igual que él a mí, al punto de que se puso a gritarle a la madre que no me hiciera nada”, relató Hilda Leguizamón, la directora agredida de la escuela Juan Carlos Esparza.

Leguizamón, una persona muy conocida en Paraná por su militancia como trabajadora social, comentó a los medios de prensa locales que lo ocurrido fue “algo horroroso y lo peor es que sucedió con una mamá que fue alumna mía”. Consideró que fue una agresión “no hacia mi persona sino a la escuela como institución y no se puede repetir”. Agregó que “lo grave es que esta mujer no entró sola, sino que ingresó con los Mellizos Alvarez, que fueron alumnos míos y yo los llevé a Bariloche. Ella entró con una patota y cinco o seis más se quedaron en la puerta. Esto ha traspasado todos los límites. La verdad es que vivimos una situación de película, como esas en las que se ven bandas de matones”.

La directora dijo que todavía le resonaban en los oídos “los gritos del chico pidiéndole a la madre que no me pegue” y adelantó que solicitará la intervención del ministro de Educación de Entre Ríos, Eduardo Lauritto. Al explicar los problemas de conducta del alumno, sostuvo que “no tenía ni horario de ingreso a la escuela, porque en su casa se acostaba a las 3, 4 de la mañana y se dormía en las clases y yo les decía a los maestros que lo dejaran dormir”. El incidente comenzó cuando el alumno “agarró una piedra muy grande para agredir a todo el contingente”, pero no pudo lograr su objetivo porque “un maestro lo agarró del brazo y logró reducirlo”.

Minutos después, fuera de sí, la madre entró al colegio, pero “lo grave es que esta mujer no entró sola, sino que ingresó con los Mellizos Alvarez, que fueron alumnos míos y yo los llevé a Bariloche. Entraron como una patota y cinco o seis más estaban en la puerta. Esto ha traspasado todos los límites. La verdad es que vivimos una situación de película, como esas en las que se ven bandas de matones”.

Leguizamón aseguró que cuenta con “el acompañamiento de mucha gente del barrio. Pero más allá de que me haya pasado a mí, esto es una agresión a la institución Escuela. Por eso espero que la Justicia actúe y voy a seguir muy de cerca el expediente”. Advirtió que lo que era “una escuela de puertas abiertas ahora va a tener un candado, pobres los padres que son buenos padres y buenos colaboradores de la escuela. No tengo otra solución porque de lo contrario pongo en riesgo a todo el personal”. Insistió en que la madre la agarró del cuello y tuvo que intervenir “la vicedirectora, Patricia Zárate, una persona más grande que yo y dos veces más gorda que yo, y la tomó del brazo y le dijo ‘a la directora no’”. Cuando pudo soltarse, llamó a la policía “que encima tardó 35 minutos en venir”.