SOCIEDAD › UNA INVESTIGACION ARGENTINO-CHILENA QUE LLEGO A LA TAPA DE LA PRESTIGIOSA REVISTA NATURE
El Chilesaurio Diegosuarezi perteneció a un linaje de carnívoros pero era herbívoro. Fue hallado en 2004 en la Patagonia chilena por un niño de siete años: Diego Suárez, a quien debe su nombre.
› Por Pedro Lipcovich
El dinosaurio más raro del mundo vivió en el Cono Sur: se llama Chilesaurio Diegosuarezi, y la investigación que lo describe –efectuada por científicos argentinos y chilenos– ha merecido la tapa de la revista científica Nature, que lo caracteriza como “el pariente vegetariano del Tiranosaurus Rex”. Lo que convierte al Diegosuarezi en un enigma para paleontólogos es que, perteneciendo a un linaje de carnívoros, era sin embargo herbívoro: como si los tigres pasaran a comer plantas y su físico se fuera modificando pero conservara rasgos, inquietantes, de un origen feroz. El Chilesaurio Diegosuarezi debe su nombre a Diego Suárez, que a los siete años, en 2004, acompañando a sus padres geólogos en un trabajo de campo, encontró “unos huesitos”. Eran todavía huesos aislados, y durante unos años los paleontólogos creían que provenían de ejemplares de distintas especies. Pero, a partir de 2010, los científicos encontraron esqueletos completos, preservados en la piedra, y finalmente pudieron reconstruir el animal que ellos mismos llaman “estrafalario” y completar el informe que hoy recorre el mundo.
“Un enigmático terópodo comedor de plantas del último período jurásico en Chile”, se llama el trabajo que, en la última edición de Nature, da cuenta de la especie descubierta en Mallín Grande, en la Patagonia chilena. “Lo que nos desconcierta es que reúne rasgos de los tres principales linajes de la historia de los dinosaurios: dos grupos distintos de dinosaurios herbívoros, como los Triceratops, y uno de dinosaurios carnívoros que incluye al Velocirráptor y el Tiranosaurus, aquellos dos villanos de Jurassic Park –explicó Fernando Novas, investigador del Conicet en el Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, titular del equipo de investigadores–. Al principio sólo teníamos huesos sueltos, fragmentarios, y creíamos que provenían de distintos animales, pero en 2010 descubrimos los esqueletos completos y vimos que se trata de una única especie: es un dinosaurio estrafalario, del que no se conoce pariente cercano en ningún lugar del mundo.”
Claro que esos tres linajes, al estar constituidos por diferentes especies, no hubieran podido mezclarse: ¿Cómo apareció Diegosuarezi? “Nuestra hipótesis es que era un dinosaurio carnívoro, de los llamados terópodos, que a lo largo de millones de años cambió de dieta –contestó Novas–. Hay otros ejemplos, ninguno en el hemisferio sur, de terópodos devenidos herbívoros: todos tienen algún rasgo llamativo pero éste es desconcertante: va a generar discusión y emergerán hipótesis distintas, como suele ocurrir en paleontología”.
El dinosaurio del Cono Sur –que vivió hace 148 millones de años, ambientado en la vegetación exuberante de aquella Patagonia– “tiene una cabeza relativamente pequeña y dientes planos, en comparación con las grandes cabezas y los enormes dientes curvos de depredadores como el Tiranosaurus. Los huesos del pubis se curvan a fin de generar espacio a las vísceras necesaria para digerir las fibras vegetales. Pero también, en la cadera, aparecen huesos propios de los carnívoros”, se admiró Novas. “Suponemos que eran bípedos. Las patas tienen dos dedos, como las del Tiranosaurus, y los brazos eran muy fuertes.”
“No sabemos qué los llevó a hacerse veganos –admitió el paleontólogo–: tal vez había menos presas posibles o el alimento vegetal era muy abundante. Lo cierto es que era el dinosaurio más abundante en esa época y lugar: formaba extensos rebaños.”
Diego Suárez había cumplido siete años cuando, en 2004, descubrió el dinosaurio que lleva su nombre. El niño acompañaba a sus padres, los geólogos chilenos Manuel Suárez y Rita de la Cruz, que mapeaban las rocas de la zona. “El chico aparece un día y abre la manito, ‘mirá lo que encontré, mamá’, y eran vértebras de dinosaurio: los padres no lo podían creer”, reconstruyó Novas.
En 2007, el paleontólogo del Conicet Leonardo Salgado publicó el primer artículo científico sobre el Chilesaurio, y le envió los materiales a Novas: “Con el técnico Marcelo Isasi entendimos que había chances de obtener huesos articulados, en 2010 fuimos a Mallín Grande y encontramos bloques de piedra con esqueletos completos. Los mejor conservados eran ejemplares juveniles, que yacían con la panza sobre el suelo como si el animal hubiera muerto en esa posición. Sospecho que murieron de hambre, quizá en época de sequía. Tienen el tamaño de una gallina o un pavo real. Los adultos llegaban a medir tres metros y medio de largo pero es más infrecuente encontrarlos completos”.
El equipo de investigadores incluyó a Federico Agnolín, Nicolás Chimento, Martín Ezcurra y los chilenos Alexander Vargas y David Rubilar-Rogers. El Chilesaurio Diegosuarezi será presentado a partir del martes que viene a las 11 en el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, Angel Gallardo 470, con entrada libre.
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