Jue 25.06.2015

SOCIEDAD  › LOS FISCALES PIDIERON PRISIóN PERPETUA POR EL CRIMEN DE ANGELES RAWSON

A Mangeri se le viene la noche

En su alegato calificaron el hecho de femicidio. “Angeles fue la primera persona en este mundo en conocer realmente quién era Jorge Mangeri, ahora lo estamos conociendo todos”, dijeron. Por primera vez consideraron que todo ocurrió en el sótano.

Los fiscales del juicio por el crimen de Angeles Rawson solicitaron prisión perpetua para el portero Jorge Mangeri y sostuvieron que el sótano del edificio de Ravignani 2360, de Palermo, fue el lugar donde hace dos años el imputado atacó sexualmente a su víctima, la asesinó y ocultó su cadáver hasta que lo arrojó a la basura. En su alegato ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº 9 porteño, los fiscales Fernando Fiszer y Sandro Abraldes le atribuyeron a Mangeri, de 47 años, la autoría de un “abuso sexual agravado seguido de muerte en concurso ideal con femicidio”.

“El autor no fue otro que el señor Jorge Néstor Mangeri”, dijo el fiscal Fiszer al iniciar el alegato ante los jueces Fernando Ramírez, Ana Dieta de Herrero, Jorge Gettas y Rafael Oliden, este último suplente.

Vestido con jean y polar azul y sentado detrás de su abogado, Mangeri también fue obligado ayer a presenciar el alegato y escuchó durante cuatro horas a los fiscales con la mirada hacia el piso.

A pocos metros estaba la fiscal que instruyó la causa, Paula Asaro, junto a su secretario, Diego Pegolo, y junto a ellos, María Elena “Jimena” Aduriz, la madre de Angeles, quien no soportó cuando se hablaba de la autopsia y tuvo que abandonar la sala por unos minutos.

Fiszer relató cómo fue el crimen y enumeró las pruebas por las que debería ser condenado Mangeri, mientras que Abraldes fundamentó la calificación y fue quien pronunció las frases más duras para el imputado. “Angeles se defendió hasta que Mangeri la mató”, “¿Qué hacía Mangeri sin ropas cerca de Angeles?”, “Angeles fue la primera persona en este mundo en conocer realmente quién era Jorge Mangeri, ahora lo estamos conociendo todos”, fueron algunas de las consideraciones de Abraldes.

Fiszer dio por acreditado que el 10 de junio de 2013, a las 9.50, tal como quedó grabado en un video, Angeles (16) regresó de su clase de gimnasia e ingresó al hall del edificio donde vivía, pero no llegó a entrar a su departamento porque Mangeri “se lo impidió”. Pese a que en la instrucción no se pudo probar qué lugar del edificio fue la escena del crimen, ayer, por primera vez, la fiscalía se inclinó por la hipótesis de que todo ocurrió en el sótano.

Según Fiszer, Mangeri engañó a Angeles para llevarla hasta allí. Para apoyar esa hipótesis, Fiszer recordó que un médico forense sostuvo que las fracturas vitales que Angeles presentaba pudieron haber sido provocadas contra una escalera como las que conducen al subsuelo. Para el fiscal, el ataque de Mangeri se produjo en posición de “acaballamiento”, víctima y victimario quedaron enfrentados “a modo de espejo” y el móvil fue sexual. Añadió que Angeles ofreció “una tenaz resistencia” hasta “con sus uñas”, por lo que el imputado tenía “más de veinte excoriaciones” compatibles con “arañazos”.

Mencionó las lesiones paragenitales que probaban el ataque sexual y luego describió cómo Mangeri asesinó a Angeles en “no más de cinco minutos” estrangulándola con la mano derecha y tapándole boca y nariz con la izquierda. Ya con Angeles muerta, Mangeri abandonó el sótano y dejó allí el cadáver “boca arriba por cinco o seis horas” hasta que, transcurrido ese lapso, volvió para atar el cuerpo con sogas en las que también se halló su ADN y un cabello suyo. “¿Por qué Angeles tenía una bolsa en la cabeza? Mangeri no toleraba la mirada de Angeles muerta. No aguantó esa mirada mientras acondicionaba su cuerpo”, afirmó el fiscal Abraldes en un tramo de su alegato. Para Fiszer, Mangeri aprovechó “la invisibilidad de la tarea cotidiana” y así colocó el cadáver en una de las tantas bolsas de residuos que sacó del edificio “sin que a nadie le llamara la atención si una bolsa pesaba más o menos”.

Cuando fundamentó el femicidio, Abraldes coincidió con la querella al afirmar que “hubo una clara cosificación” hacia Angeles y que en la causa quedó evidenciada “la visión que Mangeri tiene de la mujer: cuando no le sirvió más la desechó a la basura”. Abraldes mencionó que “la pena es castigo y ese castigo debe estar a la altura de lo que hizo el autor” y que por ello, para este caso, la prisión perpetua es “una pena justa”.

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