SOCIEDAD › CONSIGNA POLICIAL PARA UNA MUJER A QUIEN SU EX MARIDO, QUE INTENTó MATARLA, AMENAZA
Tras una manifestación ante los tribunales de Morón, la Justicia concedió protección a Karina Abregú, a quien su ex, Gustavo Albornoz, le pegó y prendió fuego para matarla. Un fiscal asegura que no hay pruebas para dictar preventiva contra él.
› Por Soledad Vallejos
A dos años y medio de que su marido intentara matarla a fuerza de golpes y de prenderle fuego, la Justicia concedió custodia a Karina Abregú, a quien ayer alrededor de 200 personas apoyaron en su reclamo ante los tribunales de Morón. Gustavo Albornoz, quien causó quemaduras a Abregú en el 55 por ciento del cuerpo, espera en libertad el juicio oral por tentativa de homicidio agravada que comenzará en noviembre, y entre tanto amenaza a su ex pareja y su familia. Albornoz vive a 20 cuadras de una de las dos casas en las que vive Abregú –quien alterna lugares por motivos de seguridad–, y el domingo se venció la prohibición de acercamiento a ella, que incumplió más de una vez para merodear su casa e intentar entrar. “La medida la venimos pidiendo desde hace un año y ocho meses. Lamentablemente, hoy hemos podido verificar que si no vamos y ponemos a 200 personas a manifestar, seguían sin responder nada”, dijo a este diario Carolina, hermana de Abregú. “Cada día se reduce más el círculo y la que vive aterrada es la víctima y no el victimario”, añadió.
La consigna policial de 24 horas que asignó la fiscalía 10 fue dispuesta para los dos domicilios que alterna Abregú –en Tortuguitas y Merlo–, pero ayer por la noche sólo se había hecho efectiva en uno de ellos. La medida no forma parte de la causa por intento de homicidio sino de una por amenazas. “Hasta ahora no nos atendía ningún fiscal ni ningún juez. Hemos hecho presentaciones para que se le revoque la excarcelación a Albornoz y vaya detenido. La última la presentamos alrededor del 17 de julio, pero nos dicen que no. Albornoz está libre porque el fiscal consideró que no hay pruebas suficientes para acusarlo del delito”, contó la hermana de Abregú.
“Mi hermana está asustada y con mucha bronca porque siempre venimos con la esperanza de que van a detener a Albornoz, pero cada vez nos encontramos con trabas que demuestran que la Justicia está hecha para proteger a los violentos: consecuencia de esto todos los días tenemos que estar contando casos nuevos de femicidios”, reflexionó. Por el acoso al que la somete Albornoz, agregó, Abregú tuvo que dar de baja el teléfono de línea y sus hijos debieron dejar de trabajar para acompañarla, por temor a que algo le pase en su ausencia. “Hace un mes y unos días los vecinos le avisaron que no salga porque el tipo estaba en la esquina, violando la perimetral y como queriendo acercarse. Llamamos a la comisaría pero no nos dieron bolilla”, detalló la hermana de Abregú. “Además, sigue complicada de salud porque se quedó sin obra social y estuvo ocho meses sin cobertura médica porque no la querían atender en el Hospital del Quemado por no ser de Capital. Hoy estamos pagando las consecuencias, por eso le está costando mucho recuperarse.”
La Justicia prohibía a Albornoz acercarse a menos de 300 metros de donde estuviera Abregú. Esa orden se venció el domingo. “Creen que esta semana la van a estar renovando, nos dijeron”, contó la hermana de Abregú, quien agregó que Albornoz “vive a 20 cuadras de la casa de Merlo”. “Ha violado las perimetrales. Cuando violó la perimetral, hará mes y medio, llamamos a la comisaría y notificamos. Ellos dicen que enseguida lo salen a buscar, pero salen tres horas después, no lo encuentran. No pueden actuar, dicen. Tiene que haber algún nexo entre la fiscalía, el juzgado y la comisaría. Cuando quisimos denunciar que estaba en la esquina, en la comisaría nos dijeron ‘remitite a la fiscalía’. Por ahí estás horas y no te toman ninguna denuncia.”
El 1º de enero de 2013, en la madrugada, Albornoz coronó una noche de agresiones verbales y físicas contra Abregú arrojándole alcohol y luego prendiéndole fuego. Para que el daño fuera mayor, la mantenía sujeta. En un forcejeo, Abregú logró escabullirse y arrojarse a una pileta. Estaba quemada desde el cuello hasta la pelvis. Albornoz no quiso llevarla al hospital, pero llamó a la familia de la mujer y les aseguró que ella había intentado suicidarse a lo bonzo.
Abregú pasó cinco meses internada y al borde de la muerte. Al mes de estar en el hospital, perdió el trabajo, del que la echaron “por faltar”; con el despido, perdió también la obra social. Los dos meses que siguieron al intento de femicidio, la carátula de la causa contra Albornoz era “averiguación de ilícito”; recién en marzo de 2013 cambió a tentativa de homicidio.
Ayer, mientras ante los tribunales de Morón la esperaban unas 200 personas –entre quienes había representantes de la agrupación Mujeres de Izquierda Socialista, de las Mujeres del Ferrocarril Sarmiento, del GEN, de Madres de Plaza de Mayo–, Abregú y su familia se entrevistaron también con los jueces del Tribunal Oral Federal Nº 1, que informaron que el juicio por tentativa de homicidio comenzará el 9 de noviembre.
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