Vie 28.08.2015

SOCIEDAD  › MEDIA PARTY, EL PUNTO DE ENCUENTRO DE PERIODISTAS, PROGRAMADORES Y DESARROLLADORES

Un maratón para repensar el periodismo

La cumbre local organizada por Hack/Hackers busca revitalizar el periodismo en un panorama con infinidad de medios digitales, discursos y datos. La experiencia de ProPublica: ¿cómo captar la atención de los lectores y escribir historias que despierten su interés?

› Por Brian Majlin

La cuarta Media Party pisa fuerte en Buenos Aires y se presume como ese espacio brumoso entre el pasado que aún es presente y el futuro que no acaba de ser relato único. Quizás esa sea su especificidad: con un lema que ya es eslogan (“Reiniciando el periodismo”) más de 1000 personas se reunieron ayer en la Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131) y volverán a hacerlo hoy y mañana en torno a definir el presente y futuro del periodismo.

A esta altura de la historia –con diarios en papel que resisten pese a las anunciadas profecías de muerte y medios digitales que nacen, se reproducen y mueren a diario– parece que la cosa pasa por otro lado. La cumbre local organizada por Hack/Hackers se centra en revitalizar el periodismo y buscarle la vuelta a un panorama donde la infinidad de medios digitales, discursos y datos atraen consigo nuevos desafíos. La convivencia de periodistas, geeks, programadores, desarrolladores y curiosos hace de la experiencia una mixtura de posibilidades: aprender, descubrir, actualizarse y, en el mejor de los casos, innovar y crear lo nuevo.

Este año, aunque ya habían venido previamente, uno de los principales focos de atención recae sobre la experiencia de ProPublica, una organización sin fines de lucro que produce periodismo de investigación en su sitio web y lo abre pública y gratuitamente a la comunidad: lectores, sí, pero también a otros medios.

En todo tipo de congresos hacen falta casos de éxito que validen, refuercen e inspiren a los presentes. La llegada de Amanda Zamora –responsable de estrechar lazos y compromisos con la comunidad del sitio– es una muestra de ello.

Fue la encargada de abrir la primera jornada del Media Party y de contar el modo de trabajo llevado a cabo para reforzar lo que, considera, es el punto nodal del periodismo en la actualidad: ¿cómo captar la atención de los lectores y escribir historias que despierten ese interés?

La respuesta, a juzgar por los resultados que vino a mostrar, invierte la tradicional disputa entre popularidad y calidad. ProPublica consiguió subsistir en el tiempo –desde 2007–, creció en cantidad de lectores y alianzas con otros medios, vio desplegarse su planta de periodistas –que ya supera los 50 en la redacción de Manhattan– y, como si la simple aceptación del público no bastara, ganaron no uno sino dos premios Pulitzer consecutivos en 2010 y 2011. Uno por la historia sobre un hospital y los médicos aislados tras el huracán Katrina y la otra por narrar historias de desmanejos y negocios turbios en torno a Wall Street que llevaron a la crisis económica estadounidense.

Zamora, que antes de recaer en esta organización sostenida por las donaciones de fundaciones varias trabajó durante casi una década en The Washington Post, vino a contar cómo hacen su trabajo y puso el énfasis en “la comunidad” y destacó, ante una audiencia ávida de técnicas y herramientas, que el éxito es trasladable “a medios como los de ustedes”.

“El secreto está en crear una comunidad, no sólo una audiencia”, señaló al público Zamora, ante la mirada atenta de cientos de asistentes. A continuación explicó en detalle el modo en que “se involucra a los lectores en las historias” al punto de que se apropien y las modifiquen con su aporte. La base de su método de interacción –diría en su exposición– es interesarse por el aporte de la comunidad y elaborar historias partiendo de allí.

Durante la explicación quedó en evidencia la necesidad de un sostén económico. ProPublica nació con una cuantiosa donación de la Fundación Sandler –de un matrimonio norteamericano que decidió que era necesario contar con sitios de investigación periodística y donó 10 millones de dólares– a Paul Steiger, un legendario editor de The Wall Street Journal que quería emprender la creación de un sitio de investigación en la web. Desde entonces recibieron tantos premios como donaciones y, dicen, advierten siempre a sus donantes que jamás podrán influir sobre las historias que serán contadas.

Pese a que la presencia de desarrolladores, programadores y diversos rubros del universo centran el espíritu de la Media Party en la búsqueda de elementos innovadores para la producción de contenidos, Zamora desmitificó un poco el valor de la apariencia y los desarrollos autóctonos y revitalizó el contenido disponible en la audiencia: “No hace falta una aplicación lujosa, a veces sólo basta con pedir ayuda al lector”.

Los casos emblemáticos que distinguen a ProPublica se basan en la colaboración de sus lectores. Con complejos formularios –ponen el acento en la veracidad de lo que reciben– desarrollaron historias relevantes basadas en enormes masas de datos que les fueron provistos por los lectores. Un ejemplo es la Tabla de Cirugías mediante la cual estableció una métrica y estadística de complicaciones y riesgos en diversos tipos de cirugías a través de solicitar a la “comunidad” sus experiencias y registros médicos. De esta forma, dicen, sirven a la misma comunidad que dispone de un elemento de consulta a la hora de decidir sobre eventuales intervenciones quirúrgicas.

El acento está en brindar un servicio, en el retorno a un viejo concepto del periodismo: atender al bien público. “Tomarnos el tiempo de escuchar a la comunidad y pidiendo su ayuda es lo que nos dio resultados”, dijo. La enorme base de datos médicos –que sale de material e interés de los lectores y acaba en infinidad de historias y artículos leídos una y otra vez– y lecturas, parecen avalar su método.

En la intención de crear periodismo de datos e investigación de calidad no buscan competir con los medios tradicionales ni aleccionarlos. Incluso comparten con ellos sus publicaciones en forma gratuita. Más de 120 medios tradicionales –USA Today, Newsweek, The Washington Post, entre otros– se sirven de sus investigaciones.

El éxito de este tipo de medios evidencia la necesidad de los medios tradicionales de atender a nuevas búsquedas. Los lectores cambiaron. Los medios también. Y en eso andan los periodistas.

Por ejemplo Ben Walsh, periodista y programador de Los Angeles Times, que hizo a su vez una especie de stand up en el que demostró el difícil proceso de trabajo con las inmensas masas de datos disponible a partir del despliegue informativo que internet suscitó. En su propuesta, simpática y efectista, conminó a los presentes a trabajar colaborativamente –como el espíritu del evento marca– para no perder tiempo: “Si a todos nos cuesta mucho la lectura de los datos, que no se pierda ese esfuerzo”.

Su explicación deriva en la creación –la conjunción– de un nuevo periodista ligado al desarrollador de software. “Debemos hacer fácil el acceso y la lectura de los datos”, pidió y capturó la atención de cientos de programadores y desarrolladores presentes en búsqueda de aportar su propia visión y mano de obra al servicio del periodismo.

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