Desde Washington

Su cuerpo menudo y encorvado, sus 82 años y un hilo de voz apenas audible la convierten en una de las personas con menos posibilidades de ser protagonista de fenómenos virales en las redes sociales o en ídolo de los estadounidenses más jóvenes. Pero eso es lo que consiguió Ruth Bader Ginsburg, una de las jueces más veteranas del Tribunal Supremo de Estados Unidos. Todo empezó con el blog de una estudiante de derecho, titulado, además, a partir de una canción de rap, Notorious R.B.G. También hay videos en Youtube basados en sus sentencias, equipación deportiva y todo tipo de animaciones en su honor. El blog es ahora un libro y Ginsburg, que nunca tuvo una imagen de heroína, es ya un referente para varias generaciones de mujeres.

La fama de esta jueza, considerada una de las líderes del movimiento por la igualdad de las mujeres en Estados Unidos, cobró especial fuerza en los últimos tres años. Ginsburg es una de las magistradas más liberales de la corte y siempre se destacó por dictámenes en los que aplasta con firmeza cualquier argumento que impida el avance de la igualdad. Sus palabras saltaron desde las sentencias hasta los pósteres y viñetas que inundan las redes sociales, defendiendo los derechos reproductivos de las mujeres –“todas deben tener acceso a la píldora anticonceptiva para controlar su propio destino”–, el matrimonio igualitario –pidió que no se crease “una segunda clase de ciudadanos como se ha hecho con las parejas gays”– o de los derechos de las minorías raciales.

La jueza Elena Kagan aseguró que “tiene perfecto sentido” que Ginsburg se convierta en un ídolo juvenil porque “más que ninguna otra persona, es responsable de que las leyes de este país (Estados Unidos) sirvan a las mujeres”.

* De El País, de Madrid. Especial para Página/12.