SOCIEDAD › NOBEL DE QUíMICA POR INVESTIGACIONES SOBRE EL MATERIAL GENéTICO
El sueco Tomas Lindahl, el estadounidense Paul Modrich y el turco-estadounidense Aziz Sancar lograron determinar cómo las células reparan un ADN dañado y preservan la información genética. Los avances pueden llevar a nuevos tratamientos contra el cáncer.
El Nobel de Química fue otorgado al sueco Tomas Lindahl, al estadounidense Paul Modrich y al turco-estadounidense Aziz Sancar por su trabajo sobre el mecanismo de reparación del ADN, que puede conducir a nuevos tratamientos contra el cáncer. Los tres fueron premiados por “haber ‘cartografiado’, a nivel molecular, cómo las células reparan un ADN dañado y preservan la información genética” lo que puede ayudar a “desarrollar nuevos tratamientos contra el cáncer”, dijo el jurado sueco.
El ácido desoxirribonucleico (ADN) es una macromolécula biológica que contiene toda la información genética (genotipo) que permite el desarrollo y el funcionamiento de los seres vivos. El trabajo de los tres laureados “proporcionó conocimiento fundamental sobre la manera en que funciona una célula viva y es, por ejemplo, utilizada para desarrollar nuevos tratamientos contra el cáncer”, indicó la Academia Sueca de Ciencias.
El ADN puede ser agredido a lo largo de la vida, y presentar lesiones que provocan mutaciones responsables de cánceres y de la aceleración del envejecimiento. Lindahl, de 77 años, había establecido a principios de los años 70 que, al ritmo en que el ADN se degrada, el mundo y la vida en la Tierra tal como los conocemos no podrían existir. En consecuencia, dedujo que el ADN debía tener necesariamente un medio para repararse. Y descubrió un mecanismo molecular, llamado de reparación por escisión de base, que obstaculiza permanentemente la degradación del ADN humano.
“No, no creo en la vida eterna”, declaró a la prensa ayer, al contestar a una pregunta sobre el potencial de este mecanismo. El científico festejó el lauro brindando con champaña en copas de plástico acompañada por galletitas de aperitivo junto a sus colegas del Francis Crick Institute, en las afueras de Londres.
Sancar, de 69 años, “cartografió” otro proceso de defensa contra los ataques, llamado “reparación por escisión de nucleótidos”, o NER, según su acrónimo en inglés, crucial para preservar el patrimonio genético.
Por último, Modrich, nacido en 1946, “demostró cómo la célula corrige los errores que se producen en la replicación del ADN durante la división celular”. Así, las deficiencias de este proceso de corrección son, por ejemplo, responsables de una variedad de cáncer de colon transmitida de forma hereditaria.
Sancar nació en Savur, una pequeña localidad del sudoeste de Turquía, en el seno de una modesta familia de ocho hijos. Sus padres eran analfabetos y él hubiera podido convertirse en futbolista profesional, ya que el equipo nacional juvenil lo llamó como arquero, pero prefirió concentrarse en sus estudios. Luego fue a la Universidad de Texas en Dallas y actualmente enseña en la de Chapel Hill (Carolina del Norte).
El sueco Lindahl, por su lado, estudió en su país y en Gran Bretaña, en el londinense Francis Crick Institute. “Fue una sorpresa. Sé que al cabo de los años se me consideró para el premio, pero igual que centenares (de científicos) más” declaró, interrogado por teléfono por el jurado.
Modrich, que obtuvo su doctorado en Stanford (California), trabaja como investigador en el Howard Hughes Medical Institute, cerca de Washington, y es profesor de bioquímica en la universidad de Dunke (Carolina del Norte).
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