SOCIEDAD › EL PILOTO MIRET Y EL CASO UNICENTER
Dice que un barrabrava de Boca le contó en la cárcel de Barcelona que él había matado a los dos colombianos en el shopping. Y que trabajaba para Gustavo Juliá.
El piloto Matías Miret, absuelto en España por el contrabando de casi una tonelada de cocaína hacia ese país, aseguró que un barrabrava de Boca que estuvo preso con él en Barcelona se adjudicó el crimen de dos colombianos ocurrido en el shopping Unicenter en 2008. Según Miret, el barra trabajaba para Gustavo Juliá, hijo del fallecido ex jefe de la Fuerza Aérea, José Juliá. Miret hizo la revelación al declarar en la causa que investiga si el suspendido fiscal general de San Isidro, Julio Novo, y sus colaboradores, encubrieron a una red de narcotráfico vinculada a esos homicidios. El testimonio refuerza las sospechas que ya existían.
Miret dijo que en España, en 2011, luego de que en el avión en el que viajaba con los hermanos Gustavo y Eduardo Juliá se hallara casi una tonelada de cocaína, fue detenido y enviado a la prisión de Eixample. En ese lugar conoció a Víctor Ovejero Olmedo, alias El Pelado, sindicado como integrante de la barra brava de Boca Juniors.
“Lo escuché decir que con (Jorge) Moreyra y (Mario) López Magallanes estuvieron involucrados en los crímenes de Unicenter”, afirmó Miret al declarar ante el fiscal federal Fernando Domínguez, que tiene a su cargo la causa que se sigue a Novo. Los tres están imputados en la causa que lleva adelante por los crímenes el fiscal Luis Angelini, quien denunció serias trabas por parte de la Fiscalía General de ese distrito para avanzar en la pesquisa a medida en que las sospechas se iban acercando a la figura de los Juliá.
Al igual de López Ovejero, Moreyra también es sindicado como miembro de la barra de Boca y López Magallanes es dueño de la droguería Unifarma y ex socio de Sebastián Forza, una de las víctimas del triple crimen de General Rodríguez. Todos son investigados por los homicidios de los colombianos Jorge Quintero Gartner y Héctor Duque Ceballos, asesinados a balazos en el shopping Unicenter en 2008, y Juan Sebastián Galvis Ramírez, ejecutado a tiros en 2009 en San Fernando.
Miret relató además que Ovejero Olmedo le dijo que “Juliá y (su mano derecha, Carlos) Luaces le debían dinero vinculado con el robo de joyas y relojes que realizaba para ambos en España y luego traían a Argentina”.
De acuerdo con lo reunido en la causa por los homicidios, antes y después de los crímenes, Moreyra mantuvo comunicaciones con la empresa Federal Aviation, propiedad de Juliá, quien declaró que ese teléfono lo usaba Luaces.
También hay llamadas entradas y salientes con la firma Madero Office Center. Al hablar delante de Miret, El Pelado estaba preso en Barcelona acusado del robo a joyerías españolas, mientras que los hermanos Juliá están cumpliendo la condena a 13 años de prisión por el contrabando de cocaína a España. Además, Gustavo Juliá está imputado en una causa que lleva adelante el juez en lo Penal Económico Alejandro Catania por presunto contrabando de oro.
Ese expediente se abrió tras las detenciones en España y determinó que “entre 2009 y 2010 seis personas habrían efectuado un gran número de viajes desde Argentina a Estados Unidos extrayendo ilegalmente lingotes de oro y platino por un monto total de unos dos millones de dólares”. Esas personas, al ingresar a Estados Unidos, declaraban el ingreso de los metales preciosos, para legitimar su tenencia y luego los vendían en el mercado legal. El dinero de las ventas era depositado en una cuenta que según la Unidad de Información Financiera (UIF) pertenecía a los hermanos Juliá y en algunos casos era transferido a Uruguay y en otros extraído por caja.
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