SOCIEDAD › RECHAZAN UNA LICITACIóN QUE ABRE LAS PUERTAS A LA CONSTRUCCIóN DEL SEGUNDO ESTADIO DE BOCA
El 19 de enero próximo se licitarán los terrenos de Casa Amarilla donde el club piensa levantar otro escenario al lado de la Bombonera. Los vecinos se quejan, quieren espacios verdes o viviendas. Ayer marcharon hacia la Legislatura y presentaron un recurso de amparo.
› Por Gustavo Veiga
Boca quiere ampliarse a expensas de cinco terrenos públicos, situados en lo que se conoce como Casa Amarilla. Para lograrlo se presentará a una licitación hecha a medida el 19 de enero próximo. Ya ofreció por esas manzanas cercanas a la Bombonera 115 millones de pesos, de los cuales planteó pagar al contado sólo el 5 por ciento. El resto lo abonaría a 14 años, con financiación de la Corporación Buenos Aires Sur, una sociedad del Estado que desde el 2010 es dueña de las 3,2 hectáreas que conforman esas parcelas. Distintas organizaciones de vecinos reunidos en el espacio multisectorial La Boca Resiste y Propone critican esta operación inminente y se movilizaron contra lo que llaman el estadio shopping (ver aparte). O sea, lo que para ellos es un objetivo encubierto del presidente Daniel Angelici y su comisión directiva: la construcción de una nueva cancha a pocos metros de donde ya hay otra. Todo eso –sostienen– maquillado bajo el Plan de desarrollo y mejoramiento urbano Boca Social. Un proyecto de 36 páginas que no dice ni mu del coliseo que se pretende levantar en desmedro de los espacios verdes y de la edificación de viviendas sociales en un barrio que carece de ambas cosas.
Las tierras en cuestión pertenecían al Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC), pero mediante un decreto del 13 de septiembre de 2010, el gobierno porteño de Mauricio Macri se las concedió a la Corporación pasando por alto a la Legislatura. Con esa medida se desvirtuó el objetivo primario: la construcción a cargo del IVC de departamentos para familias de bajos recursos en una zona donde sólo se levantan dos complejos habitacionales que dan a la avenida Almirante Brown. Por ley debían construirse 4000 viviendas sociales. Luego la cantidad se redujo a 1231. Por último, y después de perder en todas las instancias judiciales, el gobierno porteño sólo levantó 438. Boca siempre pretendió esos terrenos para sí, aunque el objetivo social que pregona su dirigencia oculta el verdadero propósito: levantar ahí un estadio con más capacidad que la Bombonera.
Los vecinos –que harán otra protesta el próximo 19 en el acto licitatorio– difundieron un comunicado donde denuncian: “El presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici (PRO), pretende construir en La Boca un nuevo estadio para el club dejando la Bombonera para partidos de la Copa Davis, recitales y otros espectáculos, a través de un convenio con el Fénix Entertainment Group, según afirmó en declaraciones públicas. Para ello, debe apropiarse de ‘los campitos’, las manzanas ubicadas junto al predio de Casa Amarilla”.
En cambio, el denominado Plan de desarrollo y mejoramiento urbano pergeñado por el club dice que revalorizará la zona de Casa Amarilla, mejorará el espacio público, desarrollará la infraestructura urbana, vinculará a los barrios de La Boca y Barracas, ampliará el circuito turístico e incentivará el comercio. En el proyecto entregado al presidente de la Corporación, Humberto Schiavoni –ex jefe de campaña electoral de Macri–, el club sostiene que “en los últimos treinta años llegó el desastre para toda esa zona” donde ahora pretende instalar la civilización del hormigón armado.
Lo curioso es que en ocho de esos treinta años de “desastre” la ciudad fue gobernada por el actual presidente de la Nación. Los vecinos –entre quienes hay socios e hinchas de Boca– dieron su punto de vista sobre esa etapa en un comunicado: “Desde hace años el barrio de La Boca se ve afectado por múltiples problemáticas sociales. Son frecuentes los casos de gatillo fácil; son históricas la falta de viviendas, los incendios y la precariedad habitacional, y la violencia institucional; la falta de espacios de inclusión y contención para los jóvenes son la norma. Frente a esta realidad, la política del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires –antes con Macri y hoy con Larreta– consiste en una total desidia”.
Entre los vecinos se da por sentado que después de la venta de los terrenos de Casa Amarilla se les cambiará la zonificación. Ese sería el anteúltimo paso antes de construir un gigantesco estadio. “Tenemos que empezar a ver qué nueva Bombonera se puede hacer para 80 mil personas”, repitió Angelici en sus dos últimas campañas electorales para la presidencia del club, que retuvo en diciembre pasado. Boca ya había intentado aprobar un artilugio legal en noviembre de 2014, cuando su vicepresidente y diputado del PRO, Oscar Moscariello, presentó en la Legislatura porteña un proyecto de ley en el que se planteaba cambiar la zonificación de estas mismas tierras para poder así construir la cancha y su complejo deportivo.
“Quieren tener las tierras primero, para que cuando se logre cambiar la zonificación, poder construir el estadio”, le dijo a este diario Luciano Caldarelli, de la ONG Boca es Pueblo, un grupo de socios e hinchas que cuestionan la política de Macri y Angelici adentro y afuera del club.
La lucha de los vecinos contra el levantamiento de una cancha casi al lado de la Bombonera que se construyó en 1940 es bastante desigual. Boca, la Corporación del Sur y el Ministerio de Desarrollo Económico porteño alientan la iniciativa del nuevo estadio. En una carta del 3 de septiembre último, Carlos Sanguinetti, de la sociedad del Estado vendedora, le escribió a la directora general de gestión de inversiones de aquel ministerio, Silvia Alves, que los terrenos “tienen una superficie de 32.545 metros cuadrados por lo que conforman una importante área del barrio de La Boca. Si a esto se agrega que el iniciador es el Club Atlético Boca Juniors que ya tiene un muy asentado y extendido despliegue en el barrio, todo el conjunto constituye una presencia significativa en términos urbanos, económicos, culturales y sociales”.
Los vecinos no quieren saber nada con el marketing. Escribieron en un comunicado que se oponen a la privatización de “los terrenos que nos pertenecen; somos nosotros quienes debemos tomar una determinación sobre los mismos según las necesidades del barrio, ya sean viviendas o espacios verdes. Además, también desechamos la venta de las tierras por el devastador impacto ambiental que supone la construcción de otro estadio a 200 metros de la Bombonera”. Cualquier semejanza con Independiente y Racing es pura coincidencia. Dos moles de cemento vecinas que, al menos en ese caso, pertenecen a dos clubes diferentes. Si Boca levantara su nueva cancha al lado de la otra ingresaría al libro Guinness de los despropósitos urbanísticos.
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