Fuerzas de elite de la policía alemana mataron a un hombre que se atrincheró armado en un cine en Viernheim, al oeste del país, y retuvo a varias personas. El agresor habría efectuado cuatro tiros al aire al entrar al lugar y poco después caía baleado por la policía. Todos los rehenes e incluso otros visitantes del complejo, vecino a un centro comercial, fueron liberados ilesos, aunque unas 25 personas debieron ser atendidas por el impacto de los gases lacrimógenos que usaron los policías. Hasta anoche se desconocían la identidad y los motivos del atacante, que irrumpió en la sala con el rostro cubierto. Voceros de la investigación señalaron que se trataría de un perturbado mental que actuó “en solitario” y que “no tendría vínculos con el terrorismo’’.

Viernheim es una localidad de unos 32 mil habitantes ubicada 74 kilómetros al sur de Frankfurt. “Me di cuenta de que algo pasaba. Advertí a la policía y le dije al personal que se retirara de inmediato de las instalaciones’’, indicó una portavoz de la gerencia del cine. Poco después, unidades de elite se desplegaban en las afueras del edificio, que fue acordonado en un amplio radio por las fuerzas de seguridad y hasta por helicópteros procedentes de Frankfurt.

Por su parte, el ministro del Interior del estado de Hesse, Peter Beuth, dijo que la policía había recibido una llamada de emergencia después de que el hombre entrara en el recinto con el rostro cubierto y un arma de cañón largo. “Se habrían registrado cuatro disparos. El atacante se movía por el cine y daba la impresión de estar perturbado’’, indicó Beuth, y añadió que el agresor “había tomado rehenes’’, aunque no dio especificaciones sobre cuántas personas retuvo y cuántas se encontraban en el complejo al momento del hecho. Un vocero de la policía de Darmstadt calculó que el cine no debió tener muchos espectadores por el buen clima reinante.

Ya presentes en el lugar, los agentes de la fuerza de elite localizaron al hombre en el interior del complejo de cines y le dispararon, luego de generarse lo que calificaron como “una situación de amenaza”. Poco después, la policía de Viernheim reportó que el sospechoso murió durante el asalto policial.

En un primer momento, varios medios de comunicación informaron que el suceso había dejado varios heridos. Finalmente, según medios locales, no hubo víctimas entre los concurrentes, al tiempo que se confirmaba que sólo algunas personas se habrían intoxicado por los gases lacrimógenos lanzados por la policía y que ninguna de ellas revestía gravedad. Poco más de tres horas del inicio de la crisis, los agentes del grupo de elite de policía se retiraban del lugar del hecho. “No tenemos información de que alguien resultara herido’’, declaró Beuth.

Tras confirmarse que la policía había abatido al captor, de quien no trascendió identidad ni las razones del ataque, fuentes de seguridad estimaron que probablemente el incidente no se trató de un acto terrorista sino obra de un perturbado que actuó en solitario.

El hecho hizo recordar el caso de Tim Kretschmer, quien en marzo de 2009 cometió una matanza en su antiguo colegio secundario de Winnenden. El joven de 17 años había matado a unas 15 personas.