Mar 28.06.2016

SOCIEDAD  › EXPERTOS INTERNACIONALES CUENTAN EXPERIENCIAS EN REDUCCIóN DE DAñOS

Un cambio de lógica en drogas

La 14ª Conferencia nacional sobre políticas de drogas organizada por Intercambios reunió a especialistas de la región que definieron la reducción de daños como “el nuevo paradigma de derechos humanos”. Cómo implementaron la iniciativa en sus países.

@Reunidos en la 14ª Conferencia nacional sobre políticas de drogas, convocada por la organización Intercambios, expertos en reducción de daños coincidieron en la necesidad de fortalecer este tipo de programas y convertirlos en “el nuevo paradigma de derechos humanos”. A partir de sus experiencias como miembros de organismos públicos y asociaciones civiles, especialistas de Uruguay, Paraguay, Brasil y Colombia, expusieron acerca de proyectos que buscan cuidar e informar al consumidor, en lugar de criminalizarlo. “No existe un mundo libre de drogas, pero podemos aspirar a que ese consumo no sea problemático”, explicó Julián Quintero, director de Corporación Acción Técnica Social (ATS) de Colombia, que promueve el consumo responsable y ofrece testeos de sustancias en fiestas y recitales.

Son más de 20 mil los consumidores colombianos que participan en fiestas, festivales y recitales de las propuestas de ATS. Según explicó Quintero, lo que se busca es proporcionar información para un consumo más seguro de sustancias psicoactivas legales e ilegales. “El proyecto nace porque hay gente que requiere información; porque el 90 por ciento de los usuarios no son problemáticos; y porque llegamos donde el Estado no puede, no quiere o no lo dejan llegar”, explicó Quintero. Una de las iniciativas más exitosas de ATS es “Echale cabeza cuando se dé en la cabeza”, una propuesta que divulga información a través de campañas de comunicación y participa con stands en distintos eventos donde se realizan análisis de sustancias (para corroborar su composición) y se ofrecen “zonas de recuperación”, que permiten “un aterrizaje menos peligroso y sin golpe farmacológico”. El impacto del programa logró, a nivel nacional, reducir la cantidad de internaciones en megaeventos en un 35 por ciento. Además, ATS verificó modificaciones en el mercado debido al testeo de sustancias: “Antes se consumía lo que había; ahora el consumidor puede decir no quiero eso, ya lo testeamos”.

“La guerra contra las drogas ha hecho más daño que el propio consumo de drogas”, consideró, por su parte, María Esperanza Hernández Almoros, titular de la Secretaría de Gestión de Riesgos y Daños de la Junta Nacional de Drogas de Uruguay. “Esta guerra además produjo una falsa asociación entre la enfermedad mental y su uso”, amplió la referente uruguaya. En ese sentido, la psicóloga social explicó que el consumo “no necesariamente” equivale a una enfermedad, por lo que “hay que salir de la lógica médica del cuidado permanente, para reemplazarla por una lógica que ponga el cuidado del usuario en el centro”.

“Es algo de lo que se habla poco pero todos somos usuarios de drogas más o menos legales, a las que accedemos con mayor o menor responsabilidad”, apuntó. De esta forma la especialista manifestó que el diseño y la implementación de cualquier política pública debe contemplar las razones y los derechos de ese consumo: “Ya sea por placer o para mitigar el dolor, hay cierta autonomía, con sus límites, de las que un usuario debe poder gozar”.

La referente paraguaya Claudia Raquel Samudio Genes, de Enfoque Territorial, presentó su experiencia de trabajo en la zona de los Bañados, uno de los barrios más poblados y de más bajos recursos de Asunción. Allí, desde 2009, un equipo formado por psicólogos, médicos, abogados y sociólogos, pusieron en marcha un programa que incluye terapia grupal, talleres de capacitación y actividades recreativas. “Los resultados fueron excelentes en términos de consumo, en tanto en muchos casos fue abandonado y en otros disminuyó o se volvió menos problemático”, relató.

De esa experiencia, además, surgió la organización de los vecinos de los Bañados: “A partir de la Psicoroga (nombre que dieron a la sede de Enfoque Territorial) surgieron ‘Madres luchadoras’, una agrupación que milita por los derechos sanitarios de los barrios pobres y hoy se consideran militantes de derechos humanos. También el grupo ‘Desde adentro’, formados por ex adictos al crack, que militan contra la criminalización de los usuarios”.

Acerca de la posibilidad de hacer de estas iniciativas una política de Estado, la referente expresó que “existe mucha resistencia a las políticas de reducción de daños, porque como en otros países, se cree que estimula el consumo”. “Somos realistas, no estamos con un gobierno que quiera terminar la guerra contra las drogas”, agregó.

Cambiar las “políticas de criminalización y demonización del consumo” por estrategias simples y directas que apunten a disminuirlo o a reemplazarlo por un “consumo no problemático”, es, para el psiquiatra brasileño Antonio Nery Filho, parte de la clave. El fundador y coordinador general del Centro de Estudios y Terapia sobre el Abuso de Drogas (Cetad) de la Universidad Federal de Bahia, en Brasil, consideró que “las drogas no son nunca causa de muerte, son siempre causa de vida, porque los productos psicoactivos disponibles en el mundo aportan alivio al sufrimiento”.

En sus 36 años de trabajo, Nery Filho formó parte de distintos proyectos de reducción de daños: en 1995 participó de centros de reparto de jeringas para evitar el contagio de VIH entre consumidores de heroína, y, años más tarde asesoró al gobierno brasileño en la lucha contra el paco. En 2012 estuvo a cargo de una iniciativa que él mismo bautizó como “Punto de encuentro”, un centro de atención psicosocial que buscaba dar refugio y acompañar a consumidores de la ciudad de Salvador.

Acerca de los principios de este tipo de iniciativas, apuntó: “Las drogas no nos tienen que interesar, ellas no piensan, no sienten, tenemos que pensar en lo que les pasa a los seres humanos y en reducir su vulnerabilidad”. En ese sentido, el especialista explicó que “Punto de encuentro era una casa adonde podían ir a darse una ducha, a comer algo, a encontrarse y hablar con alguien. En algunos casos, solo se trata de eso, y ofrecer una ducha ya es hacer reducción de daños”.

Informe: Paz Azcárate.

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