A cinco años y medio de la muerte de Matías Carbonell, el joven que falleció en el Hospital Penna tras haber pasado 24 días internado en el Borda, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) reclamó 11 médicos del Borda “sean procesados por abandono de persona seguido de muerte y por las maniobras de encubrimiento”. En representación de los padres de Carbonell, la ONGs aseguró que “la muerte de Matías no responde a la negligencia profesional, sino a la falta de tratamientos adecuados y al abandono generalizado”, algo sobre lo cual “hay pruebas contundentes”. Por eso, el CELS requirió el procesamiento de “11 profesionales (...) responsables de los hechos que llevaron a Matías a la muerte y de las maniobras de encubrimiento de lo que ocurrió en el hospital”. Carbonell llegó al Penna con marcas de quemaduras compatibles con las provocadas por electricidad. El organismo también solicitó “que se impute la comisión de hechos de tortura sobre Matías durante sus últimos meses de internación”.

Carbonell había sido trasladado desde el Borda hasta el Penna el 19 de octubre de 2010; durante 24 días quedó internado y en tratamiento; falleció el 12 de noviembre. En su comunicado el CELS señaló que cuando el joven fue ingresado al Penna “los médicos señalaron una serie de lesiones físicas compatibles con quemaduras de tipo B, como las que deja el pasaje de corriente eléctrica, y realizaron una denuncia policial. Las pericias que se hicieron durante la investigación probaron que esas quemaduras no pudieron pasar inadvertidas para los profesionales del Borda, lo que reafirmó la sospecha de que la intención fue ocultarlas”.

En diciembre de 2009, Carbonell “había sido trasladado en forma violenta desde el Servicio 25-B al 14-22 del Borda”, un sector que seguía funcionando aunque sobre él pesaba “una medida cautelar de cierre urgente por las condiciones peligrosas y humillantes en las que se encontraban las personas internadas”. Mientras el joven permaneció allí “aumentaron tanto las agresiones hacia Matías como el estado de abandono”, por lo que “atravesó una internación en condiciones denigrantes; fue víctima de malos tratos y tortura y soportó diversas formas de violencia y hostigamiento por parte de los profesionales”.