SOCIEDAD
› HERMES BINNER HABLA SOBRE EL ESPACIO PROGRESISTA
“Falta la argamasa que nos una”
Socialista, ex intendente de Rosario y candidato más votado a gobernador –sólo derrotado por la Ley de Lemas– se dedica a la construcción del espacio de centroizquierda. Explica que oponerse o apoyar a Kirchner no es el principal obstáculo, que ve en posiciones más sectarias que “no ponen el eje en la Nación”. Y cree que la herramienta es hacer una propuesta social concreta.
› Por Santiago Rodríguez
En la Casa Rosada siempre lo vieron como un hombre apto para sumarse a la administración. De hecho, en algún momento se lo mencionó para hacerse cargo del PAMI o como posible ministro de Salud. Aunque hasta ahora no lo han convocado, el socialista Hermes Binner no descarta colaborar con Néstor Kirchner si su partido así lo autoriza. “Hay una luz verde y se comienza a marcar un camino”, dice sobre la gestión del santacruceño. También destaca que el Gobierno “necesita que se le acerquen propuestas y que se le ayude” y mide las pocas críticas que le hace. Alejado de la función pública, el ex intendente de Rosario –y candidato más votado en las últimas elecciones a gobernador de Santa Fe– está trabajando también en la articulación de la centroizquierda y sostiene que la clave para reunir a todos sus actores en un mismo espacio es la elaboración de “una propuesta muy concreta para mejorar la calidad de vida de los argentinos”.
–¿Cómo debería articularse el centroizquierda?
–Es todo un tema, porque es como que hay muchísimos sectores dispuestos a conformar un espacio y falta la argamasa que nos una.
–¿Cuál sería esa argamasa?
–Una propuesta muy concreta para mejorar la calidad de vida de los argentinos. Ocurre que hoy, ante el gobierno de Kirchner, también es necesario estar muy atentos porque el país está en una situación muy grave y debemos apoyarlo para construir una Argentina mejor. La situación es compleja, pero hay una luz verde y se comienza a marcar un camino.
–¿En qué sentido hay que estar muy atentos con el gobierno de Kirchner?
–En sentido positivo. Es un gobierno que necesita que se le acerquen propuestas y que se le ayude. Tenemos que contribuir a que las cosas comiencen a enderezarse en nuestro país.
–Mucho se habla del centroizquierda, pero ¿qué es hoy para usted el centroizquierda en la Argentina y quiénes lo integran?
–En realidad está sin definir, pero en lo que tenemos que pensar es en los derechos de la gente y los derechos de la gente tienen nombre y apellido: derecho a la salud, a la educación, al trabajo, a la vivienda, a la alimentación. Tenemos que comenzar a reordenar nuestras cosas a partir de los derechos y a dialogar más entre los distintos sectores económicos y sociales. Este es el camino que necesita hoy la Argentina para su reencuentro.
–¿Con qué dirigentes se sentaría a hablar de esos temas en pos de la construcción de un espacio político común?
–Conversamos periódicamente con Víctor De Gennaro, con Carlos Heller, con Aníbal Ibarra; hemos tenido también la oportunidad de conocer a Luis Juez. Hay una serie de puntas para atar que son partes imprescindibles en la construcción de este nuevo espacio.
–¿Y Elisa Carrió?
–Bueno, por supuesto... Me la estaba olvidando. Carrió también es importante en esta construcción.
–¿Cuáles son las puntas a atar de las que usted habla?
–Hay que elaborar una propuesta nacional común. Hoy en la Argentina vuelve a tener vigencia una vieja propuesta, que era Nación o Colonia. Si no nos reunimos por la Nación, vamos camino a tener un destino incierto para nuestro país y se sabe que en la Colonia no se respetan los derechos, sino que hay privilegios. No se puede construir una Nación sin derechos.
–¿Qué debería incluir concretamente la propuesta a la que usted se refiere?
–Los derechos de la gente. Un país que exporta alimentos a todo el mundo y que tiene sus chicos que se mueren de hambre como en tantos lugares es un escándalo. Es el escándalo de la pobreza, como dice Bernardo Kliksberg en sus libros. Si creemos que es normal que los chicos no vayan a la escuela y pidan en los semáforos para llevar sustento a la casa de sus padres, estamos equivocando totalmente el camino. Hay puntos departida fundamentales para comenzar a pensar en una nueva Argentina, en una Argentina donde el trabajo pase a ser uno de los derechos fundamentales. También tenemos que conversar y proponer nuevas cosas porque las viejas alternativas han demostrado que no sirven para solucionar los viejos problemas.
–¿En qué punto está la construcción de un espacio de centroizquierda?
–Se va generando algún espacio de esa naturaleza. Tenemos que estar atentos en conformar una propuesta muy amplia, que signifique realmente una apertura hacia todos y no de cierre. Plantearse “con éste sí, con aquél no” sería un mal comienzo para cualquier propuesta.
–¿Cómo se logra esa amplitud que usted destaca como necesaria en un centroizquierda que, por el contrario, muchas veces se ha distinguido por el sectarismo de sus diversos actores?
–Abriendo la mano y no cerrando el puño. En Santa Fe logramos la cantidad de votos que tuvimos, cerca de 700 mil, por tener una propuesta amplia, de suma, donde los radicales, los intransigentes, los demócratas progresistas, los peronistas se sumaron con absoluta libertad y nadie quería cooptar al otro sino que lo hacíamos en función de sentirnos todos argentinos y en particular, santafesinos. Esta es la propuesta que necesitamos en nuestro país: abrir la mano y unirnos para trabajar en función de grandes cuestiones.
–¿En términos formales cómo debería estructurarse el espacio de centroizquierda?
–Debería adquirir la forma que más respete a las fuerzas que lo integren. Tendría que tener también un criterio de democracia interna que garantice la opinión de todos los sectores más allá de su representatividad numérica.
–¿Y cuál debería ser su relación con el Gobierno? Porque no todos en el centroizquierda tienen la misma visión acerca de la posición que se debe asumir con respecto a la administración de Kirchner.
–Es cierto, pero no creo que ése sea un obstáculo para la construcción de un espacio de centroizquierda sino que existe un auto-obstáculo que tienen todos estos sectores que no logran organizarse. El Gobierno lleva adelante propuestas muy interesantes y concretas.
–Usted dice que eso no es un obstáculo, pero entre los dirigentes que usted identifica dentro de la centroizquierda está por ejemplo Ibarra, con una posición cercana al Gobierno, y Carrió en el otro extremo reivindicándose como la oposición...
–En todo este sector no hay nada homogéneo, pero es bueno que así sea. De esta falta de homogeneidad surgen también diferentes criterios que se pueden escuchar y debe haber también una actitud tolerante de cada uno para poder dialogar y concertar.
–¿Hay mucha intolerancia dentro del centroizquierda?
–El grado de no organización es expresión de esa intolerancia, pero si pusiéramos de eje el tema de la Nación las cosas comenzarían a cambiar. Si ponemos como eje nuestra organización partidaria, nuestro grupo o nuestro sector, las cosas se hacen mucho más difíciles.
–¿Cuál es su tarea política hoy, ya alejado de la intendencia de Rosario?
–Sigo trabajando en el Partido Socialista y, por supuesto, impulsando una mayor apertura hacia otros sectores políticos, económicos y sociales.
–¿Cómo le va dentro de su propio partido con esa propuesta de apertura hacia otros sectores? ¿Encuentra también intolerancia?
–Todo depende del diálogo que también hay dentro del Partido Socialista. En la medida que haya una integración de ideas, escuchemos propuestas y veamos al partido como una verdadera de formación política, indudablemente vamos a ir mejorando. Hoy el partido vive un momento muy especial porque hace muy poco que se unió nuevamente, al poco tiempo tuvimos la pérdida de Alfredo Bravo. También vimos con verdadero dolor laactitud del partido de gobierno de no entregarle a Susana Rinaldi la banca de Bravo, que a todas luces le correspondía.
–¿Qué le disgusta del gobierno de Kirchner?
–Obviamente hay situaciones que uno desconoce y, por lo tanto, es arriesgado opinar. Hay una gran deuda que tenemos y es de qué forma damos vuelta la tortilla que nos dejó Carlos Menem, que generó una gran transferencia de recursos a los sectores acomodados.
–En algún momento se lo mencionó como posible candidato a titular del PAMI o al Ministerio de Salud, ¿se sumaría al gobierno de Kirchner?
–No lo hemos evaluado dentro del partido; tendríamos que conversarlo.
–Pero no lo descarta en tanto y en cuanto el partido le dé el visto bueno.
–No, por supuesto que no.
–¿Cuál es su próxima meta como político?
–Las situaciones deben partir siempre desde el trabajo, después hay oportunidades que se presentan, aunque son las menos; en general lo que hay son muchos lugares para poner el hombro y ahí estamos.
–¿Alguna candidatura para el 2005?
–No, no, ni lo pensé. Hay que pasar primero todo el 2004 que va a ser un año muy complicado porque la situación de endeudamiento que tiene nuestro país es muy grave.