Lun 05.09.2016

SOCIEDAD  › PARIó DURANTE UNA EMERGENCIA, CREYó MUERTO AL BEBé Y LA ACUSAN DE ABANDONO SEGUIDO DE MUERTE

“Me ven como si fuera un robot”

Yamila estaba descompuesta. En un momento sintió que el bebé cayó al suelo con la placenta y el cordón. Lo creyó muerto. Su defensa sostiene que la acusan en base a estereotipos. Mañana habrá una marcha a los Tribunales de Rosario a las 10 de la mañana.

› Por Lorena Panzerini

Desde Rosario

En Rosario, una joven madre está en prisión domiciliaria, a la espera de una decisión judicial por haber dado a luz en el baño de su casa a un bebé que horas después fue hallado sin vida. Ahora, una fiscal pide que sea condenada a 18 años de prisión. El caso data de marzo de 2012, cuando Yamila S. se descompuso una madrugada y dio a luz, con una fuerte hemorragia. En la vivienda dormían sus padres y su hijita que tenía 14 meses. Ella había mantenido el embarazo en secreto porque las cosas estaban mal con su pareja, de quien se había separado. La noche del suceso se la pasó en el baño, descompuesta, hasta que en un momento sintió que el bebé cayó al suelo, “con placenta y todo”; lo creyó muerto, se asustó y lo dejó en el lavarropas, donde había prendas sucias. Desde entonces recuerda lo que pasó con lagunas propias de su estado postparto. Sus padres la llevaron al sanatorio, donde un médico la indagó “de mala manera”. Está acusada por abandono de persona seguido de muerte. El expediente ya está en la etapa de sentencia, donde las abogadas defensoras reclamaron que sea absuelta; pero la fiscal Magdalena Mazzini pidió que sea sentenciada a una pena que roza el máximo. En el caso, intervino el Consejo Nacional de las Mujeres con un amicus curiae.

Yamila recibió a Páginað12 en el pequeño comedor de la vivienda de Zona Cero de Rosario –una enorme barriada de viviendas sociales– donde vive con sus padres, su hija de cinco años y una hermana. Allí permanece mañana, tarde y noche desde octubre del año pasado, cuando la jueza de Instrucción 8º, Delia Paleari, ordenó la prisión domiciliaria. Unos meses después del parto fue detenida y estuvo presa nueve meses. Luego, la dejaron en libertad. “Estoy mal económicamente, ahora vivo con mis padres que tienen dos bocas más que alimentar y no es fácil, porque mientras estuve en libertad yo trabajaba y con eso mantenía a mi nena”, lamentó.

Yamila recuerda que la detuvieron unos meses después del hecho. “Fue de un día para el otro, cuando mi hija tenía un año y medio. Para ella desaparecí. Cuando me liberaron, ya vivía con el papá y no la vi durante un año y medio, porque no me dejaban verla. De ahí empezamos los trámites en el Juzgado de Familia y de mutuo acuerdo ella volvió a vivir conmigo, con régimen de visitas para el papá”.

Cada vez que nombra a sus hijos, a Yamila le brotan lágrimas de los ojos. “Lo único que le quiero decir a la Justicia, a la fiscal que me está acusando, es que piense en mi hija, porque a mí ya me manejaron como quisieron. Mi nena está ahora conmigo, porque con el papá arreglamos que sea así y ella no se quería desprender de mí. Una jueza de Familia vio que eso era lo mejor. Entonces, por un lado me dicen que sí la puedo tener; y por el otro lado, me hacen terrible acusación con respecto a mi hijo”. Y preguntó: “¿Cómo se resguarda al menor? No entiendo. ¿Resguardan a uno y al otro no?”.

“Yo acababa de parir en el baño de la casa de mis padres. La psicologa advirtió que hubo desconocimiento mío de la situación en ese momento. Me ven como un robot y no como a un ser humano. Es como cuando te dicen que si te roban no te tenés que resistir; pero cuando te pasa, te olvidás de todo lo que te dijeron. Menos que menos uno está preparado para saber cómo tener un hijo sola. Nunca sabés cómo vas a reaccionar, hacés lo que te sale”, dijo la muchacha sobre aquella madrugada.

Sus recuerdos son borrosos. “De esa noche, recuerdo que tuve mucha descompostura y ya no me quedaba más nada para vomitar. En un momento que hice fuerza se me cayó todo, el bebé, la placenta, todo. Cuando salí del baño pensé que me había desmayado, pero hace poco mi mamá me dijo que no: que fui a la pieza, pero yo no me acuerdo de nada de ese momento. Tengo lagunas, no tengo recuerdos de lo que pasó después de eso. Sé que mi papá me hizo caminar a la calle para tomar un taxi; y cuando llegamos el médico me decía ‘¿qué te hiciste, qué te tomaste?’ Yo no recuerdo muchas cosas; algunas me las contaron hace poco, como que yo estaba internada y preguntaba a cada rato por mi bebé. Me acusan de no haber sido un robot; lo humano no existe. En esa situación no pensás en lo que se puede y no se puede, en lo que está bien y lo que está mal. Para la fiscal, yo tenía que hacer todo lo que hay que hacer, y hacerlo bien”, lamentó. “Si yo estuviera sola, me banco todo esto; pero ahora siento que la víctima es mi hija, porque nadie piensa en ella”, dijo entre lágrimas.

En su acusación, la fiscal Mazzini pidió 18 años, cercana al máximo previsto por ese delito, que va de 6 a 20 años. Para la defensa de la joven, debe ser absuelta.

Desde el Consejo Nacional de las Mujeres aseguraron que “haber sometido a la mujer a un proceso penal de cuatro años y nueve meses de cárcel efectiva, más un año de arresto domiciliario, es una manifestación de discriminación de género”.

El escrito de 300 fojas presentado días atrás está firmado por la titular del Consejo, Fabiana Tuñez. La presentación resume que a mediados de 2012, tras sufrir una hemorragia interna que devino en un parto espontáneo, luego de una noche de náuseas y dolores agudos, Yamila –que tenía 19 años– fue detenida durante nueve meses, acusada de homicidio calificado por el vínculo. La chica se había separado en diciembre de 2011 del padre de la nena y fue a vivir con sus padres.

Ante el reclamo de organizaciones que luchan por los derechos de género –como la ONG Ampliando Derechos que acompaña a la joven–, en marzo de 2013, el juez Javier Beltramone la desvinculó del delito; pero en 2014, la sala III de la Cámara de Apelaciones en lo Penal pidió que se profundice la investigación, frente a la “carencia” de datos en la mecánica del hecho. Así, el año pasado la jueza Paleari, consideró que la chica cometió un delito “de comisión por omisión”, y ordenó la prisión domiciliaria.

En el amicus, el CNM planteó que Yamila “comenzó con náuseas y al vomitar tuvo un parto completo expulsando al bebé, la placenta, el saco amniótico y el cordón, que cayeron al piso. Luego tuvo una fuerte hemorragia. Inmediatamente, revisó lo que había expulsado y al ver que el bebé estaba muerto “envolvió todo en una bolsa de nylon sin atarla y la dejó entre la ropa seca que salía del lavarropas. Al salir del baño se desmayó y su padre la llevó al hospital, donde contó lo sucedido”.

Para el Consejo, “los hechos de este caso no conllevan responsabilidad penal alguna para la imputada. El informe del grupo de trabajo sobre discriminación contra la mujer en la legislación y en la práctica, considera que a lo largo de todo su ciclo vital el cuerpo de la mujer es instrumentalizado y sus funciones biológicas son estigmatizadas y sometidas a un programa patriarcal politizado”.

“En el caso –continúa el texto– consta que la acusada tuvo un parto precipitado precario extrahospitalario, en el que no hay certeza del nacimiento con vida del feto. Tampoco resulta exigible a ella una conducta diferente a la que tomó, porque era sujeto de una emergencia obstétrica. Tomar medidas privativas de libertad y punitivas es discriminatorio e injusto”, aseguraron. “La instrucción del caso fue realizada en base a estereotipos de género, que reemplazaron la evidencia y la evaluación razonable de ésta. El parto está naturalizado como un deber y un saber esencial de las mujeres. La cultura refuerza el estereotipo de que una persona es mujer solo por tener un útero y que debe saber perfectamente qué hacer ante un parto, incluso sin atención, y que ello tenga éxito”, plantea el escrito.

Sobre el bebé, el amicus expresa que “la causa de la muerte que figura en la autopsia es hematoma subdural y acredita que la acción de la joven de envolverlo en nylon no contribuyó a la muerte”.

También plantea: “El informe de junta especial médica indica que Yamila estaba en una situación depresiva, de duelo por la pérdida de su pareja y un proyecto familiar. La poca energía psíquica que le quedaba la dirigía a los cuidados de su hija pequeña”.

El amicus también habla de violencia machista en el caso: “El padre de la nena expresa haber cometido actos de violencia; y hasta haber amenazado con abandonar a la imputada durante los embarazos. No asume su responsabilidad en los embarazos, sino que la hace única responsable a ella. La acusa de ser mala madre, la juzga. Para él los roles de esposa y madre no son correlativos con los de esposo y padre”.

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