SOCIEDAD › UNA TíA DEL CHICO QUE ALERTó SOBRE EL TRIPLE FEMICIDIO DE MENDOZA NARRó EL TERROR POR EL QUE PASó SU SOBRINO
El chiquito fue testigo de todo lo que ocurrió. Se ocultó entre unas plantas y después en el baúl de un auto mientras el asesino lo buscaba. Seis horas y media después salió y llamó a su abuela desde el celular de su hermano.
“Nona por favor llamá a cinco ambulancias y policías porque acá están todos muertos”, contó el chico, de apenas ocho años, aterrado, una vez que pudo salir del baúl del auto de un vecino donde permaneció oculto toda la noche mientras el asesino de su mamá, su bisabuela y su tía-abuela intentaba destrabar la puerta del vehículo y atacarlo. Cuando el hombre huyó de la casa y ya no se escuchó ningún ruido más, “mi sobrino abrió la puerta del baúl con una caja de herramientas que había encontrado en el baúl y entró a la casa. Ahí vio todo lo que había pasado”, y llamó por celular, explicó Paula Arias, tía del nene que pudo avisar sobre la horrorosa escena que acababa de pasar.
El caso que tiene en vilo a todo el país, además de disparar toda serie de recriminaciones al Estado mendocino por falta de políticas de género que prevengan semejante violencia, sumó el relato de una tía del pequeño de 8 años, que salvó su vida porque tuvo reflejos de un adulto y atinó a llamar desde un celular a su abuela después de haberse ocultado durante más de seis horas entre las plantas exteriores de la casa donde ocurrió el triple femicidio, y luego dentro del baúl del auto de un vecino, en el barrio Trapiche de la capital mendocina.
La escena es horrorosa por donde se la mire. El chiquito se dio cuenta de que estaba ocurriendo lo que ocurría y atinó a escapar aterrado. “Lo que el nene cuenta es que él (por el detenido Daniel Zalazar) llegó y al principio estaban hablando lo más bien, que estaban perfectos, charlando, y que en un momento se volvió loco y empezó a matar a todos y él logro correr hacia el patio y esconderse entre unas plantas –aseguró Paula Arias–. Él lo vio al nene, que salió corriendo y se escondió. Entonces este tipo sale con una linterna a buscarlo.
Durante un lapso de tiempo por el momento no mensurable, el haz de luz de la linterna hurgó entre la oscuridad y las plantas, mientras el chiquito aterrado contenía la respiración para no ser descubierto. “Como no lo pudo encontrar –continuó la tía–, se metió nuevamente en la casa.”
En ese momento, el chiquito sintió que tenía que ocultarse en un lugar más seguro y apenas el agresor entró en la casa echó a correr hacia el auto de un vecino y se ocultó dentro del baúl. No está claro si el chico probó y el receptáculo milagrosamente estaba abierto o si ya sabía que podía abrirlo, pero el ruido al cerrar la tapa fue escuchado dentro de la casa. “Mi sobrino se ocultó rápidamente en el baúl. Este tipo escuchó el ruido de la puerta que se cerraba y fue hacia el vehículo. Intentó abrir, pero no lo consigió”. La escena es inenarrable. Durante un tiempo que no se definió pero que debe haber sido eterno, el hombre intentó abrir las puertas del vehículo que estaban cerradas por dentro, incluso el baúl, mientras el chiquito permanecía encerrado en la caja escuchando los movimientos.
“Mi sobrino estuvo toda la noche encerrado ahí”, contó desolada Paula Arias, tía del nene y hermana de una de las víctimas del triple femicidio, Claudia Arias.
El chiquito de ocho años permaneció encondido en la caja del baúl desde las 2.30 hasta las 8 de la mañana del domingo pasado. Mientras tanto, en la casa, su mamá había sido asesinada a puñaladas. Marta Ortíz y Silvia Díaz de Ortíz, tía-abuela y bisabuela, respectivamente, también fueron apuñaladas. Y sus dos hermanos, uno de once años y una bebé de nueve meses, también fueron atacados y quedaron gravemente heridos.
Paula Arias, continuó con la descripición del horror: “Mi sobrino pasó casi toda la noche ahí adentro y cuando no escuchó más nada vio que había una caja de herramientas adentro del baúl, abrió, salió y se encontró con todo adentro de la casa”. El chiquito, en medio de toda la escena de horror, se acercó a su hermano de 11 años herido y le pidió el celular. “Ahí fue cuando llamó a mi mama –añadió la tía– y le dijo ‘Nona por favor llamá a cinco ambulancias y policías porque acá están todos muertos, Nona es en serio, están todos muertos y fue el papá de Mía (la bebé de nueve meses herida)”.
El papá de Mía es Daniel Zalazar, único imputado en la causa, quien ante el fiscal Santiago Garay negó toda participación en el múltiple-femicidio y siguió con la mismo argumento con el cual se presentó el domingo pasado en el Hospital Central de Mendoza con un corte en el brazo: la ropa ensangrentada y la herida fueron consecuencia de un robo que había sufrido.
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