SOCIEDAD › EN CONFERENCIA DE PRENSA, FERNANDO CARRERA RECLAMO JUSTICIA POR LA MASACRE DE POMPEYA
Acompañado de su familia, su abogado, un representante del CELS y el cineasta Enrique Piñeyro, el hombre cuya inocencia fue refrendada esta semana por la Corte Suprema dijo que “nunca se va el miedo” y que lo que vivió “nunca se va a borrar”.
“Esto le podría haber pasado a cualquiera y le puede pasar a cualquiera” advirtió durante una conferencia de prensa Fernando Carrera, el hombre que atravesó siete años de cárcel y un largo proceso judicial, hasta que la Corte Suprema de Justicia lo absolvió en la causa conocida como la masacre de Pompeya.
Ayer después del mediodía, en un café del barrio de Almagro, Carrera, de 39 años, habló con la prensa acompañado de su esposa y su hija, el cineasta Enrique Piñeyro, su abogada, Rocío Rodríguez López, el director de Defensa y Litigios del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Ramón Diego Morales, y la ex defensora del Pueblo, Alicia Pierini.
Carrera aseguró que lo que le ocurrió a él le pudo suceder a cualquiera porque “la intercepción de gente en la calle por policías de civil sigue pasando, los móviles no identificables siguen circulando, esto pasó antes, me pasó a mí y puede volver a pasar”. Rodeado por su familia también, expresó que “nunca se va el miedo” y que lo que vivió “nunca se va a borrar”.
Carrera describió los años que vivió en el Complejo Penitenciario de Marcos Paz como “un calvario”. Y recordó que “la decisión de la Corte Suprema de 2012 trajo el alivio de poder salir de la cárcel”, pero que nunca tuvo “la tranquilidad de saber que estaba totalmente libre”. Ahora, tras la absolución, explicó que aunque “el tiempo es irrecuperable”, siente deseos de “volver a ser un ciudadano común”. “Esto nunca se va a borrar, pero en algún momento va a aparecer otra noticia, se van a olvidar de alguna manera, y voy a tratar de vivir como siempre, que no me ha perseguido esta causa”.
“Ahora estamos todos libres, y siempre queda miedo, pero hay que aprender a convivir con eso y tratar de ser fuerte, cuidarse y protegerse mutuamente, tratamos de estar en familia” agregó.
Respecto a la resolución de la Corte Suprema, Carrera se mostró feliz porque le “sacaron la cruz de la espalda”, pero destacó que “por otro lado, hay tres víctimas fatales y la Justicia no ha dicho nada de eso”. Su interés, agregó, “es que se sepa quiénes fueron los culpables realmente y que estén donde tengan que estar”.
Por su parte, Pierini, que era Defensora del Pueblo porteña cuando sucedió la Masacre de Pompeya, dijo que “le han robado a Carrera y a su familia casi doce años de proyectos de vida, y eso es un daño ocasionado por el sistema judicial”. “Hay que seguir los casos de este tipo porque todos tienen alguna matriz común, que es o una causa armada o el ocultamiento por parte de la Policía, que ni consigue las pruebas ni les da ningún valor”, denunció.
En el mismo sentido, el abogado Morales, del CELS, enfatizó: “Me parece que los pasos a seguir tienen que ver con la necesidad de que esto no se repita. Hay muchísimos casos donde se dan estas situaciones y la posibilidad de que sean revisados por la Corte cuesta muchísimo”.
La causa conocida como Masacre de Pompeya ocurrió el 25 de enero de 2005 en la avenida Sáenz. Ese día, Carrera manejaba un Peugeot 205 atropelló y mató a dos mujeres y a un niño, mientras huía porque era perseguido por desconocidos que lo agredían y abrieron fuego contra su auto, provocándole heridas graves que lo dejaron inconsciente, según relató en la causa.
Los perseguidores resultaron ser policías que vestían de civil, y que aseguraron que el hombre era un ladrón que atropelló a las personas cuando escapaba de ellos, una versión que fue utilizada por los jueces del juicio oral para condenarlo y enviarlo siete años en prisión.
Desde el comienzo del proceso, los abogados de Carrera cuestionaron los procedimientos y dejaron en claro que haberlo apresado fue una “arbitrariedad”, ya que se habían omitido peritajes, declaraciones testimoniales e imágenes de televisión que probaban su inocencia.
En tal sentido denunciaron la “convalidación de un procedimiento policial irregular” que buscó encubrir “el exceso del uso de la fuerza mediante la contaminación de la escena del crimen”.
Ayer, en su encuentro con la prensa Carrera interpeló a la Justicia, porque la pregunta fundamental del caso sigue pendiente: “Si yo no fui, ¿quién fue?”.
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