Mar 10.02.2004

SOCIEDAD  › CONSIDERAN QUE LA GRIPE DE LOS POLLOS ES YA UNA AMENAZA MUNDIAL

Una enfermedad que levanta vuelo

La influenza aviaria ha provocado ya la muerte de 19 personas en Asia. Su rápida propagación puso en alerta a las autoridades sanitarias internacionales. Una mutación, advierten, podría provocar una pandemia más letal que el HIV. Apareció una cepa inofensiva en EE.UU.

› Por Eduardo Febbro

Dos semanas después de que las organizaciones sanitarias internacionales –la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Oficina Internacional de las Epizootias (OIE)– lanzaran un llamado a favor de los países asiáticos afectados por la epidemia de la gripe del pollo, el virus ha dejado de ser un problema regional para convertirse en una amenaza mundial. La OMS ya había manifestado su temor de que se produjera una “extensión de la enfermedad más rápida de lo previsto”. Bernard Vallat, director general de la OIE, admite que “estamos efectivamente ante un fenómeno sin precedentes. Nunca antes habíamos visto un virus patógeno que sea capaz de propagarse tan rápidamente, es decir, con una difusión tan veloz y en una superficie geográfica tan amplia”. La Academia de Ciencias de Rusia advirtió que, de mutarse el virus que produce la enfermedad, la influenza aviaria puede convertirse en la pandemia más mortífera que haya sufrido el planeta: “Podría acabar con el 80 por ciento de la población humana”, dramatizó el titular del Instituto de Virología de la Academia, Dmitri Lvov.
Reunidos en Roma hace una semana, en la sede de la FAO, un grupo de expertos veterinarios internacionales esbozó una serie de recomendaciones que engloban desde la vacunación hasta el control del desplazamiento de los animales. Para Bernard Vallat, la última medida evocada en la capital italiana aparece esencial. El responsable advierte que “resulta imperativo que las aves o los animales contaminados no salgan de las zonas geográficas de alto riesgo”. A pesar de que la epidemia ya provocó la muerte de 19 personas, el argentino Juan Lubroth, director del departamento de enfermedades animales infecciosas de la FAO, señaló que si bien los riesgos sanitarios son enormes, “aún no contamos con la prueba de que la enfermedad se transmita del hombre al hombre”. Los especialistas se muestran confiados en que esa hipótesis no sea desmentida por los hechos, pero se preparan con todo a enfrentar una posible pandemia.
En Francia, el gobierno decidió activar a título preventivo un plan nacional de lucha contra la gripe del pollo. Antoine Fihault, responsable de la red epidemiológica Centinela, adelantó que todavía no se había llegado a “la alerta roja, pero es preciso anticipar y prepararse para responder a lo que pueda ocurrir. Si la epidemia llega, provocará un gran número de víctimas, muchas más que las provocadas por la pandemia del sida”. El ministro francés de Salud, Jean-François Mattei, confirmó que Francia “se prepara a una eventual extensión de la epidemia”.
Los especialistas descartan por el momento una amenaza “inmediata” en el continente europeo y alegan que la acción del virus está limitada a las zonas rurales de Asia. La OMS precisó que “las posibilidades de una contaminación en Europa son escasas”. Con todo, la manera en que actúan los poderes públicos europeos revela que los mecanismos de prevención tienen un nivel mucho más elevado que en el pasado. Un dato parece haber cambiado la percepción de la amenaza: el virus atravesó la barrera de las especies pasando del animal al hombre. En marzo del 2003, Holanda conoció un potente brote de la gripe del pollo que obligó a las autoridades a eliminar más de 25 millones de aves. Sin embargo, en ese entonces no se registraron víctimas mortales y sólo 300 personas que trabajaban en contacto con los animales sufrieron afecciones benignas.
Los biólogos precisan igualmente que el virus que azotó Holanda es distinto del que apareció en Asia. La diferencia entre los virus y la amplitud de la propagación acarrean la hipótesis de una pesadilla mayor, es decir, la llamada “humanización” del virus. Si la gripe del pollo se combina con la gripe humana, “mataría a millones de personas en el mundo”, advirtió la OMS. “Es importante conservar la calma y no imaginar situaciones catastróficas. No estamos en presencia de un peligro inmediato sino potencial”, asegura Michael Ryan, miembro de la OMS. Pero la transformación de lo “potencial” en inmediato depende en mucho de la rapidez con que se frene el avance del virus. La mutación de los genes hacia la gripe humana está ligada a “un arco temporal”, según explican los biólogos. Philippe Vanier, director de Salud Animal en la Agencia francesa de Seguridad Sanitaria y de la Alimentación (Afssa), reconoce con todo que “cuanto más dure la epidemia, más grande es el riesgo de que se produzca una mutación genética”. En Francia, la Dirección General de la Salud señaló que “en la actualidad no existe ninguna vacuna totalmente eficaz. Los laboratorios internacionales trabajan en la elaboración de una vacuna específica, pero hay que contar con un plazo de varios meses”. Por lo pronto, la propagación del virus demuestra que ha contagiado otras especies animales. En Vietnam se descubrieron casos de cerdos contaminados, mientras que en China las autoridades de una localidad situada en la frontera con Vietnam afirmaron que 14 mil patos habían contraído el virus H5N1.
Un año después de la epidemia del SARS, Asia vuelve a poner al mundo en estado de alerta rojo. En el caso de la epidemia actual, las condiciones específicas de los once países afectados –Tailandia, Vietnam, Corea del Sur, Japón, Taiwan, Camboya, Indonesia, Laos, Pakistán, Hong Kong y China– tornan problemático el control de la enfermedad, así como el acceso a las informaciones clave.
A este respecto, el director general de la OIE, Bernard Vallat, observa que el virus evolucionó “en un contexto regional que plantea grandes problemas estructurales. Los países involucrados no cuentan con instituciones sanitarias capaces de identificar a tiempo la aparición de enfermedades emergentes como ésta. Sus servicios veterinarios carecen de los recursos y de la independencia política necesarios a fin de activar un alerta epidemiológico nacional e internacional”. Por paradójico que resulte, además de las carencias estructurales propias a los países de Asia, existen factores políticos combinados que no permiten a los organismos sanitarios internacionales estar al corriente de lo que ocurre dentro de esas fronteras. Por esta razón, Vallat habla de “problemas técnicos” y, sobre todo, “políticos”. “China suministra muy poca información sanitaria a la OIE y ello traba la elaboración de respuestas adecuadas”, dice Vallat.
Los expertos están convencidos de que la “promiscuidad particular” entre el hombre y el animal origina la extensión de este tipo de epidemias. La FAO acota que “para prevenir futuras epidemias peligrosas para el hombre, las prácticas agrícolas de toda la región deben cambiar considerablemente”. En Tailandia, 36 de las 76 regiones del país están infectadas; en Vietnam, la cifra es aún superior: 41 de las 64 provincias; al tiempo que en China la proporción de provincias alcanzadas por el virus no cesa de aumentar, con 12 provincias infectadas en el curso de una sola semana. Vallat estima que la única manera de frenar el avance de la epidemia es aplicar al pie de la letra la reglamentación internacional: “En cuanto el agente patógeno ha sido detectado, hay que matar y destruir todos los animales que puedan estar en período de incubación. No existe otro método posible. Cuando se desatan las crisis, las otras soluciones terapéuticas o las vacunas no tienen ningún efecto. Es demasiado tarde”.
A ese cuadro ya negro se le agrega la variable económica. Las organizaciones sanitarias internacionales hicieron un llamado para que los países de Asia afectados por la epidemia recibieran de parte de la comunidad internacional fondos especiales para indemnizar a los productores. “Si los gobiernos involucrados no cuentan en lo inmediato con los recursos financieros requeridos, vamos a encontrarnos en un camino sin salida tanto en lo económico como en lo sanitario y en lo humano”, concluyó Vallat.

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