SOCIEDAD
Otro calvario para la nena violada por su padrastro
La Justicia de Bahía blanca le había negado la autorización para un aborto terapéutico. Ahora nació el bebé, prematuro. La chica, de 14 años, está muy deprimida y necesita apoyo psicológico.
Miriam, la nena de 14 años que quedó embarazada cuando fue violada por su padrastro, dio a luz a su bebé en el Hospital José Penna de Bahía Blanca. El director de Ginecología del hospital, Javier Rizzo, aseguró que Gianluca, tal como los familiares decidieron llamarlo, se halla en muy buen estado de salud, con un peso aproximado de 2,750. Sin embargo, ahora comienza la segunda etapa del calvario de Miriam, el nombre con el que fue denominada para resguardar su identidad. La adolescente se encuentra “emocionalmente muy mal, muy deprimida, lo que dificulta el establecimiento de un vínculo con su hijo”, aseguró a Página/12 la defensora María Graciela Cortázar. Cuando quedó embarazada, Miriam pidió autorización ante la Justicia para realizarse un aborto terapéutico y a pesar de que el pedido contó con la aprobación del hospital, el juez José Luis Ares le negó el permiso. Y el sufrimiento de la pequeña no dejó de profundizarse.
Los médicos del Penna también afirmaron que Miriam –oriunda de Médanos, en el distrito de Villarino, a 45 kilómetros al sur de Bahía Blanca– se halla en perfecto estado de salud luego de que el último sábado tuvo su bebé. Pero el estado anímico de la chica no es bueno. “Los médicos impidieron el contacto de la nena con la prensa o cualquier persona vinculada a la causa. Intentan ahora establecer un vínculo entre la madre y el bebé para que pueda amamantarlo”, explicó Cortázar, quien además aclaró que la adolescente continuará con control psicológico.
La única visita que recibió Miriam fue la de los fiscales, que retiraron una muestra de sangre del bebé para realizarle un examen de ADN. Este análisis servirá para confirmar que el violador fue el padrastro de Miriam, que desapareció de la escena familiar luego de cometer el abuso. La Justicia de Bahía Blanca aguarda ahora el resultado de este examen para ordenar la detención del hombre, de 36 años, padre de seis hermanos de Miriam. La madre de la chica, en tanto, la acompaña en el hospital. Desde la UFI 4 adelantaron que al imputado “se le ha impedido acercarse a menos de 200 metros de su familia desde septiembre último, cuando la chica y su madre hicieron la denuncia”.
La joven no hubiese llegado a este punto si el juez Ares, del Correccional 1 de Bahía Blanca le hubiera otorgado el permiso para acceder a un aborto terapéutico. El magistrado negó la posibilidad de interrumpir el embarazo por considerar que la gestación “no representa un riesgo para la salud mental de la madre”, a pesar de que Miriam manifestó su intención de suicidarse y llegó a suplicar de rodillas que la dejen abortar. El Comité de Bioética del Hospital Penna había recomendado realizar la intervención, al evaluar la situación de la joven, en tanto que la Asesoría de Menores también se manifestó en igual sentido.
La chica, que tiene el cuerpo de una niña de 11, según describió Cortázar, dio a luz en forma adelantada, ya que el parto estaba previsto para principios de marzo. El caso de Miriam generó reclamos por parte de agrupaciones de mujeres, sindicatos y organismos de derechos humanos, que en diciembre último realizaron movilizaciones en Buenos Aires, Bahía Blanca y Rosario para repudiar la decisión del juez.
La presidenta de la Comisión de Familia del Colegio de Abogados de Capital Federal, Nelly Minyersky, opinó que lo que precisa ahora Miriam es “atención psicológica, económica y habitacional para ella y su bebé”. La abogada especialista en temas de género, Haydée Birgin, coincidió con ese concepto y agregó: “Hay que darle apoyo para que ella se tome el tiempo necesario para poder decidir si quiere criar a su hijo. Los mismos que se opusieron al aborto de ella deberían ahora garantizar esa atención. La Justicia puede pedir un subsidio para esta chica”.
Por su parte, la psicóloga Raquel Disenfeld, de la agrupación Mujeres Libres, sostuvo que “el violador debe recibir castigo por la salud mental de esta joven, porque la impotencia genera situaciones de locura. La nena debería hacer terapia porque es fundamental que pueda descargar su bronca con la persona que la violó. De lo contrario, existe el peligro de que lo haga en ella misma o el bebé”. Estimó que el vínculo entre madre e hijo “no debe ser forzado. Hay que respetar lo que sienta la joven madre, a la que no hay que recargar con la culpa y la obligación de que tiene que querer a su bebé, porque puede ser que reviva el abuso cada vez que lo ve”.