Mié 10.03.2004

SOCIEDAD

El crimen de Sandra, en medio de una red de relaciones peligrosas

Investigan el vínculo de la dirigente de las meretrices rosarinas, asesinada en enero, con un policía de la división Drogas.

› Por Alejandra Dandan

La delegación de Drogas Peligrosas de la Policía Federal, en Rosario, es el centro de las nuevas investigaciones del crimen de Sandra Cabrera, la secretaria general del gremio de las meretrices (Ammar) ejecutada de un disparo en la nuca a fines de enero de este año. La Justicia sigue de cerca los pasos de al menos dos hombres de la fuerza, uno de ellos ligado a ella sentimentalmente desde hacía cuatro años y con quien mantuvo una relación sexual la misma noche del crimen. Parte de la comisión investigadora está convencida de que los vínculos con el área Drogas Peligrosas podrían echar luz sobre los autores o las causas del crimen: “Por sus relaciones –le dijeron a Página/12–, Sandra conocía bien el negocio de la distribución extraoficial y clandestina de la droga”.
La pista “Drogas Peligrosas” se estudia con cuidado desde hace dos semanas. El juez de instrucción Carlos Carbone, a cargo de la investigación, recibió en su despacho el nombre de uno de los últimos clientes de Sandra: Diego P. Se trata de un oficial de la delegación Rosario de Drogas Peligrosas, vinculado a Sandra desde 1997, quien hasta ese momento no había aparecido por el juzgado y ni siquiera había hablado. Por alguna razón, cuando su nombre comenzó a dar vueltas por el expediente, el oficial de Drogas Peligrosas apareció repentinamente en el juzgado. Antes de que lo convoquen. “Se presentó espontáneamente”, le dijo a este diario una fuente con relación directa en la causa. Durante la entrevista con el juez, el policía reconoció su relación con Sandra y que mantuvo un contacto sexual con ella la noche del crimen: el 27 de enero entre la 1 y 3 de la mañana.
Con la declaración testimonial en manos, el juez ordenó un allanamiento en la Superintendencia de Drogas Peligrosas. Entre otros elementos, estaba interesado en el libro de guardia. “Nos dimos cuenta de que no lo llevaban al día: en lugar de marcar las entradas y salidas en ese libro que, para la Justicia, es un instrumento público –indicó la fuente–, lo hacían en unas planillas, usadas casi como borradores que pueden adulterarse con facilidad.” Aún así, en las planillas el juzgado encontró un primer dato llamativo: el horario de salida del oficial. De acuerdo al parte diario, el 27 de enero Diego P. estaba de guardia a la 1 de la mañana. Recién a las 2.30 habría abandonado la Brigada.
Para la Justicia, los detalles aportados a través de esta nueva vía son importantes, sobre todo por el horario de la muerte. Aunque aún no se sabe con exactitud la hora del crimen, las pericias indican que ocurrió entre las 3 y las 5 de la mañana. En ese escenario, Diego P. pudo haber sido su último cliente.
¿Los motivos de sus presuntos vínculos con el crimen? El juzgado de Carbone comenzó a tejer algunas hipótesis. Entre ellas, alguna basada en la relación de Sandra con el policía y las conexiones de ambos con el mundo de las drogas.
Sandra mantenía un vínculo relativamente estable con el policía desde hace unos cuatro años. En esa relación, caracterizada por su entorno como “tormentosa”, de “sumisión” y de la que ella habría intentado escaparse hace tiempo, incluyó una amenaza por la que ella tuvo que cambiar de casa. El padre de Sandra, además, mencionó el nombre del policía: instaló el comienzo de la relación en 1997. En diálogo con Rosario/12, recordó que ese año “ella lo denunció por apremios”.
Quienes están cerca de la causa le indicaron a este diario que por ese contacto cercano con el policía la gremialista sabría “cuántos allanamientos se hacían, dónde eran, cuánta droga se incautaba y cuánta se declaraba”, le dijo a este diario una fuente del caso. Quienes alientan la pista “Drogas Peligrosas” suponen que Sandra contaba con información sobre la comercialización clandestina y distribución en la que se presupone hay participación policial.
Otro elemento que alentó esa pista en las últimas horas es una gorra de otro policía de la Brigada Drogas Peligrosas de la Federal. El padre de Sandra encontró la gorra en cuestión en el departamento de ella: es azul, con el escudo de la Federal en el frente y la palabra Turco escrita a mano en el interior. El juzgado ya tiene identificado al dueño de la gorra quien, según trascendió, será otro de los convocados al despacho del juez en las próximas días.
En este momento, el juzgado espera además los resultados de los análisis genéticos de los restos de semen encontrados en el cuerpo de Sandra. Con los elementos recogidos hasta ahora, la Justicia cree que podrían ser del oficial Diego P. de Drogas Peligrosas. Y además sospechan que la aparición inminente del resultado podría haber sido el disparador de su presentación “espontánea” en el juzgado.

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