Sáb 06.04.2002

SOCIEDAD

El primer bebé clonado podría ver la luz dentro de siete meses

Lo anunció el polémico especialista italiano Severino Antinori. La clonación con fines reproductivos es repudiada por la comunidad científica. La Asociación Médica de Italia lo sancionaría.

El primer embarazo humano por clonación va por la octava semana, según anunció el muy controvertido especialista italiano Severino Antinori. La Asociación Médica de ese país examinaba anoche la posibilidad de sancionarlo en cuanto se confirmara la noticia. En agosto del año pasado, Antinori había anticipado que, en 2002, llegaría al mundo la primera persona nacida por clonación, como un recurso para que parejas donde el hombre es estéril puedan tener hijos. El anuncio que se conoció ayer se efectuó por vías periodísticas, no científicas, y no dio a conocer en qué lugar se efectuó el tratamiento; todo ello está de acuerdo con el sesgo clandestino que ha tomado la actividad de Antinori, prohibida en varios países y repudiada por la comunidad médica y científica. Todos los especialistas, salvo Antinori y su socio Panayiotis Zavos, coinciden en que el nacimiento por clonación es un método sólo admisible para la experimentación con animales, con alto grado de riesgo de malformaciones y enfermedades.
“Nuestro proyecto se encuentra en una etapa muy avanzada. Una mujer, entre las miles de parejas infértiles en el programa, está embarazada de ocho semanas”, afirmó Antinori durante su visita a Abu Dhabi, en los Emiratos Arabes Unidos, donde participó en la conferencia sobre “Futuro de la ingeniería genética y debate sobre programas de clonación alrededor del mundo”. La información fue recogida por el periódico Gulf News y retomada por la revista New Scientist. En Roma, la clínica de reproducción humana dirigida por Antinori se negó a confirmar o desmentir la noticia.
En agosto del año pasado, Antinori, junto con su socio Panayiotis Zavos, de Estados Unidos, protagonizó una tumultuosa presentación en la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, en Washington. Allí anunció la puesta en marcha de un programa de fertilización asistida por clonación, para el que –según ellos– se habían presentado alrededor de 2000 parejas, de las que ya habían seleccionado doscientas.
Antinori había explicado que su método se dirigía especialmente a las parejas donde el hombre es estéril: “Aplicaré este método sólo a las parejas donde el hombre no esté en condiciones de reproducirse. En el mundo hay 75 millones de hombres que no tienen espermatozoides suficientes para la reproducción”, afirmó.
El método, en esencia, consistiría en tomar un óvulo de la mujer, quitarle el núcleo y poner en su lugar el material genético tomado de una célula somática del varón. El embrión resultante llevaría exactamente la misma información genética del padre.
La técnica es básicamente similar a la que permitió el nacimiento de la célebre oveja Dolly, obtenida por clonación en Gran Bretaña. Y aquí se ubican las más fuertes objeciones que, desde el principio, planteó prácticamente toda la comunidad científica. Los experimentos que permitieron el nacimiento de Dolly y, después, de otros animales obtenidos por clonación, conllevan grandes márgenes de error, admisibles en la experimentación con animales, pero no en la práctica médica con seres humanos. Los riesgos van desde la alta probabilidad de abortos hasta la elevada tasa de malformaciones congénitas.
En el caso de Dolly, uno de los problemas más serios sólo pudo conocerse muchos meses después del nacimiento: el envejecimiento prematuro del animal, debido a que –tal como en los trabajos de Antinori– se habían utilizado células somáticas ya adultas, y los procedimientos para retrasar su “reloj biológico” no resultaron del todo efectivos.
En la reunión de Abu Dhabi, interrogado sobre estas cuestiones, Antinori contestó que “vemos resultados diferentes en especies diferentes: clonar humanos es muy distinto a clonar ovejas”, ya que en estas últimas “la probabilidad de éxito es baja en comparación con otras especies”. Adujo que las técnicas ya aceptadas de fecundación asistida también conllevan un riesgo de nacimientos deformes, que es del cuatro por ciento y se eleva al seis por ciento en las mujeres mayores de 40. Según el médico italiano, la cantidad de parejas interesadas en la técnica habría ascendido ya a 5000.
Antinori se hizo famoso en 1994 por aplicar técnicas de fertilización asistida que permitieron quedar embarazada a una mujer de 62 años.
Anoche, la Asociación Médica de Italia consideraba la posibilidad de sancionar a Antinori, en caso de confirmarse la información. El médico se negó a decir en qué lugar del mundo se estaría efectuando el procedimiento; el medio digital italiano Il Nuovo lo situó en Dubai, capital de Qatar. La clonación humana está prohibida en Italia, Estados Unidos, Gran Bretaña y otros muchos países, incluida la Argentina.
El proyecto de Antinori debe diferenciarse de la investigación sobre clonación terapéutica –autorizada plenamente en Gran Bretaña y parcialmente en Estados Unidos– que consiste en reproducir células pero no para obtener otro ser humano sino para generar tejidos u órganos que puedan implantarse en la misma persona sin provocar rechazo.

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