SOCIEDAD
› CUATRO OBREROS MUERTOS Y OTROS NUEVE ATRAPADOS EN RIO TURBIO
Una trampa mortal en el socavón
El accidente se produjo el lunes a la noche. Hubo un incendio y un posterior derrumbe. El gremio había denunciado fallas de seguridad.
Al salir de la mina, los sobrevivientes escuchaban los gritos de sus compañeros atrapados, que se iban apagando sin que ellos pudieran ayudarlos. Son 37 los obreros que lograron salvarse del accidente ocurrido dentro de la mina de carbón de Río Turbio, en Santa Cruz, que causó la muerte de al menos cuatro mineros, mientras que otros nueve eran buscados desesperadamente por un equipo especial de socorristas. “Era un peligro latente que veníamos denunciando desde hace doce años”, denunció ayer el secretario de ATE de Santa Cruz, Alejandro Garzón. Los operarios quedaron atrapados por el derrumbe generado tras un incendio en una de las galerías, a unos 600 metros de profundidad y varios kilómetros de distancia de la salida principal. La dramática operación de rescate se dificultaba por la presencia de fuego en los túneles. Entre llantos y plegarias a Santa Bárbara –patrona de las minas–, con un intenso frío y rodeados de un paisaje nevado, esposas, hijos y padres de los mineros esperaban a la salida del yacimiento noticias sobre sus familiares desaparecidos.
La tragedia enlutó la localidad santacruceña de Río Turbio, a 280 kilómetros de Río Gallegos, en el extremo sudoeste de la provincia. Hasta allí se dirigió ayer el gobernador provincial, Sergio Acevedo. También el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, que se encontraba en un acto en Río Negro, y el secretario de Minería, Jorge Mayoral. “Estoy muy amargado”, expresó el presidente Néstor Kirchner y anoche ordenó que viaje al lugar una brigada de entre 20 y 30 bomberos de la Policía Federal para colaborar con las tareas de rescate.
El incendio que provocó el derrumbe comenzó alrededor de las 22 del lunes en una de las galerías de la mina 5 del yacimiento, a unos siete kilómetros de la salida principal. Según informó el secretario de Producción del municipio de Río Turbio, el fuego se produjo “por una fricción de la cinta transportadora del mineral”. El siniestro ocurrió en momentos en que se estaba realizando un cambio de turno de empleados: un grupo de cincuenta mineros ingresaba a bordo de un camión. Según contaron algunos de los sobrevivientes, el vehículo chocó contra una columna. En pocos minutos, el fuego volvió intransitable el sector debido a la falta de visibilidad y de oxígeno, según describieron los mineros que lograron salir. En total, pudieron escapar 37 y 13 quedaron atrapados. “Hay muchos compañeros que se han caído, que no los pudimos levantar”, relató, cargado de angustia, uno de los sobrevivientes. Otro contó: “Tuvimos que salir agarrados de la mano. Salíamos tanteando las paredes”. Si bien los cascos que tenían puestos llevaban linternas incorporadas “con el humo intenso esa luz no servía”, detalló. Caminaron a oscuras, en medio de la humareda, unos cuatrocientos metros que los separaban de la salida, lo que les demandó más de dos horas y media.
Los sobrevivientes fueron trasladados al Hospital General de Río Turbio, y al San Lucas, de la vecina localidad de 28 de Noviembre. Llegaron intoxicados con monóxido de carbono, algunos agotados físicamente, pero ninguno con un cuadro de gravedad. Según le relataron al director médico del hospital de Río Turbio, Luis Chavale, escuchaban gritos desesperados de sus compañeros que quedaron atrapados, que se iban apagando sin que pudieran ayudarlos.
El intendente local, Matías Mazú, decretó el estado de emergencia en la ciudad y se puso al frente del comité de crisis que coordina el operativo de rescate y que integran bomberos, personal de Defensa Civil, de la Policía, de Gendarmería y mineros. Viajó al lugar un contingente de médicos de Río Gallegos.
Una veintena de socorristas comenzaron la lucha contra el fuego con equipos de oxígeno que les permiten permanecer en las galerías no más de tres horas. La angustia fue creciendo a lo largo de la jornada ante la imposibilidad de controlar el incendio y tomar contacto con los mineros atrapados. Un equipo de psicólogos brindaba asistencia especial a los familiares de los mineros desaparecidos. “La situación es muy peligrosa por la posibilidad de un nuevo derrumbe”, señaló Paulino Rodríguez, secretario de Producción del municipio de Río Turbio. “Creemos que a medida que pasen las horas se complicará el rescate y tememos que el humo haya llegado a todas las galerías, aunque existe la posibilidad de que los obreros hayan logrado refugiarse si se formó alguna burbuja de aire en una de las galerías”, indicó. El ministro explicó que el rescate es difícil porque el incendio “destruyó todos los sistemas de comunicación que había en los túneles principales”.
Alrededor de las 17, tras ingresar al socavón a través de una galería alternativa, los brigadistas encontraron los cuerpos sin vida de Miguel Cardozo y Julio Alvarez. Anoche, otro grupo de socorristas halló otros dos cuerpos e intentaba llegar hasta el lugar donde supuestamente estaban los restantes nueve mineros atrapados.
El secretario general de ATE Río Turbio, Raúl Wanso, señaló que la tragedia ocurrió “por falta de inversión y controles” estatales. La empresa que explota la mina de Yacimientos Carboníferos Río Turbio fue intervenida en 2002, cuando el gobierno del ex presidente Eduardo Duhalde puso fin a una concesión que había arrancado en 1994 (ver aparte). “Era un peligro latente que veníamos denunciando desde hace 12 años”, señaló el secretario de ATE de Santa Cruz y destacó que “la desinversión que hubo en esta mina desde que fue concesionada fue tan grande que no estaban dadas las mínimas condiciones de higiene ni seguridad para los trabajadores”.
La mina donde se produjo el siniestro es la número cinco del complejo minero Río Turbio. Está a cinco kilómetros de la ciudad, tiene una profundidad máxima de 700 metros y cuenta con 80 kilómetros de túneles, una extensión similar a la red de subterráneos de la ciudad de Buenos Aires. El secretario de Producción de Río Turbio reconoció que “la tecnología que utiliza la mina está atrasada 20 años”.