SOCIEDAD
› LIBERAN AL EMPRESARIO DEL DOBLE HOMICIDIO
“Defensa con exceso”
Para el juez, José Manuel Minardi, que mató a dos ladrones, actuó con exceso en la legítima defensa.
› Por Raúl Kollmann
El empresario José Manuel Minardi quedó ayer en libertad porque el juez Vicente Cisneros consideró que cuando respondió a un robo matando a dos de los ladrones e hiriendo a un tercero incurrió en doble homicidio por exceso en la legítima defensa. El delito tiene una pena que va de los seis meses a los cinco años de prisión, pero como el mínimo es bajo, resulta excarcelable. El empresario salía el viernes 4 de un banco cuando los tres ladrones se le abalanzaron y lograron arrebatarle 10.000 pesos. Según la versión que da por cierta el juez, en ese momento Minardi sacó de entre sus ropas una pistola Glock, calibre 40, y disparó contra los ladrones que ya se habían subido a una moto: a uno le pegó tres tiros en la espalda, al segundo dos y a un tercero, que resultó herido y luego detenido, le impactaron otros dos balazos. Como adelantó Página/12 la semana pasada en exclusiva, el juez Cisneros consideró que efectivamente Minardi respondió de forma desproporcionada al robo y la agresión de la que fue objeto, que en ese momento ya no corría peligro su vida y que sin embargo accionó el gatillo más de diez veces. Los abogados de Minardi apelarán el fallo y argumentan que el empresario sólo se defendió.
Las versiones sobre el hecho ocurrido en pleno mediodía en Paraguay y Carlos Pellegrini, en el centro porteño, difieren notoriamente:
u Según acreditó el juez, a Minardi le robaron tres hombres, dos de ellos de 22 años y sin antecedentes, y un tercero no identificado. El sistema era el de la salidera bancaria: un cómplice les dio el dato desde adentro del banco y ellos, subidos a una moto, se lanzaron a arrebatarle el dinero al empresario.
u Los ladrones portaban una pistola 9 milímetros, sin cargador y sin proyectiles, con la cual le pegaron dos o tres culatazos a Minardi. En el forcejeo le arrebataron los 10.000 pesos y se subieron a una moto para huir.
u En ese momento, el empresario extrajo la Glock –tenía permiso de portación y concurría habitualmente a un polígono de tiro– y disparó reiteradamente. Pudo haber impactado en algún transeúnte, pero lo cierto es que abatió a uno de los ladrones, el segundo siguió en la moto un par de cuadras más y después cayó muerto y el tercero trató de huir a pie, con dos balazos en el abdomen, pero fue apresado por policías.
u La versión de la defensa de Minardi no coincide con la que dio por cierta el magistrado. Los abogados Juan Carlos Salerni y Raúl López Presa sostuvieron que su cliente disparó en medio del forcejeo con los ladrones y tratando de salvar su vida, ya que creyó que éstos iban a matarlo. Alegan que un testigo certifica que uno de los ladrones le gritó al otro: “Matalo que está calzado”. Efectivamente, hay un testigo que declaró eso en el juzgado, lo cual beneficia al empresario.
u Sin embargo, la polémica está centrada en que el juez cree que, de acuerdo con las autopsias y pericias balísticas, los numerosos disparos no se produjeron en el marco de la pelea, sino cuando los ladrones ya huían. Y que la vida de Minardi no corría peligro en ese momento. Además, aparentemente la mayoría de los proyectiles entraron por las espaldas de los ladrones.
Para Minardi, las consecuencias de repeler el robo extrayendo el arma y disparando amenazan con ser más que serias. Por evitar que le quitaran los 10.000 pesos –aunque él dice que no defendió la plata sino su vida–, ahora sufre un embargo de 300.000, pero además deberá gastar enormes cifras en abogados y seguramente en ayuda psicológica, por cuanto sus letrados aseguran que sufre una crisis por lo ocurrido. Aunque su defensa apelará lo resuelto por Cisneros, lo más probable es que tenga que afrontar un juicio oral que, si se mantienen los cargos, lo pondrán frente a una pena que va de los seis meses a los cinco años. Si en ese eventual juicio resulta condenado y la pena es baja, no tendrá que volver aprisión, pero si los jueces le dictan una condena de más de tres años –algo muy improbable– deberá cumplirla en forma efectiva. Por último, en el sórdido caso anterior, conocido como el del ingeniero Horacio Santos, aquel hombre que persiguió y mató a dos ladrones que le robaron un pasacasete, las familias de los ladrones accionaron en forma civil por daños y perjuicios. Al final de un largo proceso, la Cámara de Apelaciones en lo Civil resolvió condenar a Santos a pagar una indemnización baja, unos 20.000 pesos. Hoy en día, el ingeniero vive casi en la clandestinidad ya que teme una represalia.