SOCIEDAD
› VEINTE CUADRAS DE GENTE PARA VER AL SANTO DEL TRABAJO
Otro año con San Cayetano
En la espera hasta nació un bebé, al que llamaron Lucas. Fue el único milagro de un día en el que ya resulta tradicional que un santo escuche entera la agenda social de la Argentina.
Desde la noche del viernes, una cola constante de más de 20 cuadras se alineó frente a la parroquia de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers, para venerar al Patrono del Pan y del Trabajo. Los fieles siempre orientan sus pedidos y oraciones a cuestiones vinculadas con el desempleo y las malas condiciones económicas, pero esta vez –si hubo un milagro– tuvo que ver con la vida misma, ya que en la madrugada de ayer una embarazada que formaba parte de la larga fila comenzó a sentir contracciones y dio a luz un varón, al que llamaron Lucas, una vez que llegó a una sala de urgencia del hospital Vélez Sarsfield. En su homilía de ayer (ver página 6), el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Bergoglio, reivindicó el valor del “pan del trabajo que hace recuperar la dignidad” y alentó a confiar en la palabra de Dios, porque rescata “del desaliento, la desesperanza y la tristeza”.
La fila para ingresar al templo parecía interminable, pero esta vez no se produjeron las aglomeraciones y las discusiones que suelen generarse, por lo general a partir de la presencia de punteros políticos que se otorgan a sí mismos un rol que los convierte, en los hechos, en secretarios privados del Santo Patrono. Como todos los años, la mayoría de los visitantes dijeron presente tanto para pedir favores como para agradecer “por tener trabajo, que hoy es un don inapreciable”, declaró al pie de la escalinata de entrada José Mendoza, de 45 años, quien había llegado “para dar gracias por tener salud y pan”.
Los fieles permanecieron a pie firme a pesar del frío, incluso un grupo de estoicos seguidores que había acampado hace un mes en los alrededores del templo. Gerardo Castellano, el párroco de San Cayetano, subrayó que el santuario “nunca es un lugar para el reclamo” y opinó que, a diferencia de años anteriores, ahora se observó “un cambio muy favorable en el ánimo de los feligreses”. Castellano resaltó que “cada uno de los peregrinos pide por trabajo para toda la gente”, más que para sí mismos. “Y hay muchos –agregó– que vinieron para agradecer, para cumplir con una tradición familiar y con un compromiso personal con el santo.”
San Cayetano nació en 1480 en la ciudad italiana de Vicenza y falleció a los 77 años, el domingo 7 de agosto de 1547, en la ciudad de Nápoles, luego de haber dedicado su vida a trabajar por los humildes. Hijo de una familia noble, medió en un conflicto a pedido del Papa y se consagró sacerdote, tras lo cual comenzó a trabajar por los pobres. “Hasta que no tenga ni una moneda para pagar mi velorio ni un pedazo de tierra para mi entierro”, fueron las palabras que dijo, según recordó ayer el párroco de la Iglesia de San Cayetano.
“Gracias a Dios, de a ratos contamos con el poncho de los pobres”, comentó uno de los sacerdotes que en forma ininterrumpida dan ánimo a los feligreses, que ayer aguardaban silenciosos en medio de un intenso frío, apenas mitigado por la aparición del sol. La primera persona en ingresar al templo fue una peluquera, Dalia Noris Lencina, que desde hace varios años viene cumpliendo el rito de recorrer, de rodillas, el trayecto que va desde el pórtico hasta el altar donde está emplazada la imagen de San Cayetano. Esta vez, Lencina iba envuelta con una bandera argentina.
La celebración del Santo Patrono se extenderá hasta hoy a las cuatro de la tarde. “Serán cuarenta horas ininterrumpidas de promesas, peticiones y agradecimientos”, dijo el párroco Gerardo Castellano. Este año, la convocatoria de la iglesia se hizo bajo el lema: “San Cayetano, nuestra esperanza son los jóvenes, también para ellos pedimos trabajo y dignidad”. La celebración también llegó a la provincia de Salta, donde durante toda la jornada de ayer se realizaron misas que se prolongaron hasta la medianoche, en una pequeña capilla ubicada en la calle Luis Güemes al 500. La tradicional procesión fue presidida por el arzobispo local, monseñor Mario Cargnello, y estaba prevista para hoy una concentración multitudinaria con la participación de unas cien mil personas. Los peregrinos habían comenzado a llegar hoy, desde distintos puntos de la provincia. En Salta, la veneración por San Cayetano es permanente y las visitas se incrementan a partir del 31 de julio. De acuerdo con los datos difundidos por la curia local, fueron más de 500.000 las personas que llegaron hasta ayer al templete que guarda la imagen del santo. En Salta, los festejos religiosos también finalizarán hoy, cuando se realicen masivas ceremonias, desde comuniones y bautismos hasta misas cada una hora. A media tarde los actos finalizarán con una procesión por la zona oeste de la ciudad de Salta.