Una acumulación de gases muy calientes y a alta presión en una chimenea fue el origen de la tragedia del supermercado de Asunción que dejó casi 400 muertos, según explicaron ayer los peritos en una conferencia de prensa. El informe preliminar del siniestro también da cuenta de que por lo menos cinco de las personas que figuran como desaparecidas habrían sido reducidas a cenizas por el fuego y señala que ninguna de las puertas se cerraba en forma automática, sino que sólo se pudieron haber clausurado manualmente, lo que complica aún más la situación de los imputados.
“Se determinó como causa de incendio la combustión de grasas y carbonillas, que originaron una gran cantidad de gases. Todos esos gases calientes se acumularon entre el techo y el cielorraso y al desprenderse en forma gradual panel por panel, al azar, se produjo una entrada súbita de oxígeno que enriqueció la combustión y propagó el fuego de manera rápida y violenta”, detallaron en conferencia de prensa los miembros del ministerio público del Paraguay, encabezados por los fiscales Edgar Sánchez y Teresa Sosa, tras recibir el informe de manos de los peritos.
En declaraciones a Página/12, el presidente del Cuerpo de Bomberos de Paraguay, Rafael Valdez, explicó que “la acumulación de gases en combustión toma temperatura y presión y cuando escapan del recipiente que los contiene –en este caso la chimenea– entran en contacto con el oxígeno frío y explotan, es una marea de fuego que avanza, incontrolable, en cuestión de segundos”.
El estudio de los peritos también determinó que el piso del patio de comidas, donde empezó el fuego, alcanzó los 400 grados, mientras que entre el techo y el cielorraso la temperatura llegó a 900 grados. Los expertos –entre los que hay profesionales de España, la Argentina, Brasil, Estados Unidos y Colombia– dijeron que la grasa y la carbonilla se acumularon “en una desviación, un codo, en el tiro de la chimenea de la parrilla, ubicada a 45 centímetros del techo por encima del cielo raso, debido al calor producido durante la cocción de carnes. Una vez quemadas la grasa y la carbonilla –detallaron– se generaron temperaturas y gases calientes que ocasionaron el desprendimiento de las uniones de soldadura transfiriéndose el calor al material aislante del techo”.
El fuego fue en diferentes direcciones y quemó los distintos elementos combustibles que estaban a su paso en el supermercado “hasta llegar al estacionamiento, donde fueron afectados varios vehículos, en el subsuelo del edificio”, señalaron. El informe también detalló que en “el itinerario ocurrieron varias explosiones con la rotura y caída de vidrios, vigas, cielorrasos, la voladura de un compresor y cañerías de un refrigerador, aerosoles, ceras, que la gente confundió con artefactos explosivos”.
El fiscal Edgar Sánchez explicó a la agencia de noticias Télam que hasta ayer registraban 43 muertos no identificados y 327 identificados, por lo que totalizan 370, que fallecieron por asfixia y quemaduras graves. De las 48 personas que aún permanecían desaparecidas, se estableció que por lo menos cinco quedaron “reducidas a cenizas”.
En cuanto a los heridos argentinos, Pablo Torres permanecía hasta ayer en terapia intensiva, en estado muy delicado y asistido por un respirador artificial, según informaron desde la embajada argentina en Paraguay. “La situación de Torres es en extremo delicada, continúa inconsciente internado en terapia intensiva, en coma inducido y asistido por un respirador artificial”, subrayó el embajador, Félix Alberto Córdoba Moyano. Con relación a los otros dos argentinos heridos, dijo que Luis Antonio Cardozo “ya pasó a sala común, está consciente y rodeado de su familia, mientras que Julio César Díaz está sin respirador en una habitación común, pero con un problema post traumático que lo mantiene muy tenso y alterado”.