SOCIEDAD
› EL PREMIO NACIONAL DE FOTOGRAFIA NUNCA FUE PAGADO
El concurso del pagadiós
Era el Premio Presidencia de la Nación”de la gestión de De la Rúa. Lopérfido entregó las distinciones en setiembre. Pero el dinero nunca llegó. Dos fotógrafos aún esperan sus premios.
Era agosto de 2001 y los concursantes en fotografía daban los últimos retoques a sus obras, para presentarlas en la 90º edición del Salón Nacional de Artes Visuales. Previa firma de un contrato por el cual se comprometían con la Secretaría de Cultura y Medios de Comunicación de la Nación a respetar un estricto reglamento –que entre otras cosas incluía la cesión de las obras premiadas económicamente–, los participantes entregaron sus producciones para que fueran evaluadas por un jurado de renombrados artistas, cuyo dictamen determinaría qué fotos obtendrían el Gran Premio Presidencia de la Nación Argentina y el Primer Premio, además de otros seis no remunerados. Hubo selección de los ganadores –con premios de 6 y 8 mil pesos de los convertibles– y la correspondiente exposición en el Palais de Glace. Pero la armonía en la sucesión de los hechos se quebró al poco tiempo, a la hora de depositar el efectivo. “Ni la medalla de plata nos dieron”, comentaron desahuciados a Página/12 Alfredo Pavón y Ramón Teves, los dos premiados que aún esperan el dinero prometido.
“Deseo expresar mis felicitaciones a los 345 artistas seleccionados, remarcando que es el único Salón de la Argentina que destina el ochenta por ciento de su presupuesto en premios para los artistas.” Esas palabras, pertenecientes al por entonces secretario de Cultura, Darío Lopérfido, aparecen en la breve introducción del catálogo difundido en el Palais de Glace en setiembre del año pasado, mes de inauguración de la muestra compuesta por las obras de los ganadores tanto en fotografía como en el resto de las disciplinas: pintura, escultura, grabado, arte textil, arte cerámico, instalaciones y artes electrónicas. El catálogo se vendía al público a 5 pesos e incluía, además de las producciones premiadas, un currículum de cada autor y la nómina de jurados.
“Hasta ahí, todo era muy lindo. Muchas felicitaciones, diplomas y varias promesas de difusión de nuestras obras –ya adueñadas por la Secretaría–. Pero a partir del día siguiente todo cambió. Primero nos pidieron que abriéramos una cuenta bancaria, después nos hicieron llenar formularios y presentar fotocopias de DNI, más tarde nos informaron sobre el monto de cada premio –8 mil y 6 mil pesos/dólares– y nos advirtieron que el depósito podría demorar unos días”, cuentan Pavón y Teves, ganadores del Gran Premio y del Primer Premio en fotografía, respectivamente. Pero los días de espera pasaron a ser primero semanas y luego meses. “Fuimos una y otra vez a la Secretaría, llamamos un centenar de veces y nos iban derivando siempre a otra área o nos decían que el trámite estaba trabado `momentáneamente’.”
Para colmo, las vidas de los fotógrafos no pasan por su mejor momento económico. “Yo antes hubiese dicho que trabajaba de esta profesión, pero hoy tengo que contestar que me muero de hambre como fotógrafo”, admite con cierto dejo de ironía Alfredo Pavón, oriundo de Avellaneda. Con sus 47 años, el trabajo le está siendo esquivo: “Hago algunas colaboraciones con medios gráficos y de publicidad, pero no al nivel de lo que laburaba antes”. En el caso de Ramón Teves, su situación es aún más complicada. Tiene 30 años y vive en Tucumán con su familia. Sus ingresos dependen básicamente de una pensión que recibe desde hace cinco años, cuando una camioneta lo atropelló y debió someterse a una operación de reimplante de su pie derecho. “Necesito la plata en forma urgente, para pagar las deudas que tengo y poder continuar un tiempo más con los ensayos fotográficos que vengo realizando desde que me repuse anímicamente del accidente”, explica desesperado Teves. Y concluye: “Esto es sencillo, no sólo estamos siendo engañados sino que además nos están robando las obras. Se quedaron con ellas por contrato y no cumplieron con su parte”.
Los ganadores, convertidos paradójicamente en perdedores de lo que entienden como un “default cultural”, hartos del bicicleteo y las mentiras, decidieron acudir la semana pasada a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, que inmediatamente hizo un pedido de informe a la Secretaría ahora dirigida por Rubén Stella. “Lo que sospechamos es quecon la difusión de estos casos aparecerán los de muchos otros artistas perjudicados en forma similar”, sostuvo el defensor adjunto, Gustavo Lesbegueris, al ser consultado por este diario. Respecto del reclamo a la Secretaría, Lesbegueris explicó que “les dimos un plazo de diez días para contestarnos”, por lo que, “de no recibir una respuesta satisfactoria, se iniciarán las acciones legales correspondientes”.
Página/12 trasladó la consulta al actual subsecretario de Cultura, Rodrigo Cañete, quien argumentó que se trata de “desprolijidades administrativas y presupuestarias de la gestión anterior” y aseguró que los expedientes del concurso fueron girados el último viernes al Area de Gestión Técnica Administrativa y Legal de la Secretaría, “con lo que entre mayo y junio serán liquidados todos los premios atrasados –que excederían a los fotógrafos– y las deudas que también existen con los jurados”.
Eso sí, los pesos convertibles que en su momento deberían haber recibido serán ahora pesos a secas.
Producción: Darío Nudler.