La curiosidad por experimentar nuevas sensaciones llevó a diez escolares tucumanos a provocarse desmayos tapándose las vías respiratorias. Para ellos es un juego y lo llaman “tomate”, por el color que toma la cara del participante. La diversión, que en varios casos se practica para evitar exámenes, es materia de preocupaciones para sus docentes. El método consiste en ponerse en cuclillas y contener la respiración, para luego exhalar hasta cinco veces seguidas. Otro procedimiento, más violento, es el de ahorcarse el propio cuello hasta caer sin conocimiento. El “tomate” nació en la Escuela Normal Juan Bautista Alberdi, de la capital tucumana. Los chicos, de sexto y séptimo grado, despiertan al desmayado con cachetadas o patadas. La rectora del establecimiento, Rosa Farías de Herrera, no entiende “qué quiere decir esta conducta. Tenemos que escuchar y saber qué nos quieren decir los chicos”. Y precisó que “no se trata de sancionar a los niños que se prestan conscientemente a este juego, sino advertirles que encierra un gran peligro para la salud”, lo que tiene que lograrse “con la ayuda de los padres”.