Vie 04.01.2002

SOCIEDAD

Un proyecto para que Constitución deje de ser un barrio marginado

Fue acordado por el gobierno y los vecinos. Donde ahora están las dársenas habrá un gran parque. Las paradas irán bajo la autopista.

› Por Eduardo Videla

La Plaza Constitución está apenas a veinte cuadras del Obelisco, pero el desinterés y la falta de planes la han convertido, en los últimos años, en uno de los espacios más deteriorados de la ciudad. Cabecera del ex ferrocarril Roca, con una terminal de subtes y paradas para 100 ramales de 40 líneas de colectivos, pasan por ese lugar unas 700.000 personas por día. El abandono del lugar contagió al barrio donde, según asociaciones vecinales, una de cada tres familias está dispuesta a emigrar. El cuadro podría cambiar este año: un proyecto que fue consensuado entre los vecinos y el gobierno porteño prevé trasladar todas las paradas de ómnibus a dársenas ubicadas bajo la autopista 9 de Julio Sur, que estarán comunicadas en forma subterránea con la estación de trenes y el subte. Los trabajos comenzarán a ejecutarse este año, según está previsto en el presupuesto, que aún requiere de sanción legislativa.
No se trata sólo de un traslado de paradas: el proyecto tiene como meta cambiarle la cara a Constitución. Para ello, se prevé ampliar las veredas sobre las calles Lima y Brasil, integrar la iglesia a la plaza, y trasladar las paradas de taxis ubicadas en el frente de la estación. Para una segunda etapa, se propone ensanchar la calle Lima hacia el sur –a través de la expropiación de edificios en esa arteria– para agilizar el paso vehicular hacia las avenidas Caseros y Amancio Alcorta.
El proyecto fue presentado por vecinos y funcionarios en el Constitución Palace Hotel la misma semana en que se producía la renuncia de Fernando de la Rúa. Su destino –admiten los funcionarios– está atado a la continuidad de la remodelación de la estación, paralizada desde hace varias semanas por la empresa concesionaria. A esas dificultades habrá que añadir las que surjan de la emergencia económica dispuesta en la ciudad. El presupuesto total ronda los 10 millones de dólares.
“El sistema caótico de paradas genera un impacto negativo en el entorno del barrio. El objetivo del plan es llevar las paradas debajo de la autopista y, para que la 9 de Julio no produzca una fractura en el barrio, habrá una galería subterránea que comunique la estación con las dársenas y con la calle Bernardo de Irigoyen, del otro lado de la autopista”, explicó a Página/12 el secretario de Planeamiento Urbano, Enrique García Espil.
En efecto, el actual paisaje de la plaza muestra un desordenado ir y venir de transeúntes que esquivan autos y colectivos, desde la estación hacia las paradas del colectivo, sin respetar semáforos ni sendas peatonales, jugándose a veces en una carrera para alcanzar el tren.
En el proyecto desarrollado en forma conjunta, las dársenas que están sobre Brasil desaparecen, y esta arteria pasará a tener un diseño curvo, con la panza hacia la plaza, para dejar un veredón semicircular frente a la terminal ferroviaria. Algo parecido va a ocurrir con Lima, que dejará de ser recta para trazar una curva a través de la plaza, desde la iglesia hasta Garay. De esta manera, crecerán las veredas sobre la línea de edificación.
El centro de trasbordo de ómnibus estará conformado por una gran explanada, con una superficie de dos hectáreas y media. Algunas dársenas van a estar a la sombra de la autopista, pero otras están a cielo abierto. Para llegar hasta ellas no hará afrontar el riesgo de cruzar la avenida Hornos: se podrá ingresar desde la estación por un túnel, donde habrá locales comerciales, y desde el cual se podrá acceder a las dársenas a través de rampas con una leve pendiente. También sobre Hornos estará ubicado una dársena para los taxis, que hoy se estacionan mayoritariamente sobre Brasil.
Para el arquitecto Emilio Raposo Varela, presidente de la Asociación Vecinal Constitución, el objetivo de la negociación con el gobierno fue que “el proyecto no sea sólo construir un centro de trasbordo, sino que se tenga en cuenta al barrio como unidad”. “Apostamos a que este proyecto tenga un efecto dominó sobre los alrededores de la estación”, agregó. Estudioso de la historia del barrio, Varela recuerda que Constitución gozó de cierto esplendor hace cuatro décadas, cuando los recién casados de clase media elegían el Constitución Palace Hotel para su noche de bodas y de ahí se embarcaban, en tren, hacia la luna de miel en Mar del Plata y Bariloche. “Hoy, la gente está desesperanzada porque el barrio se deteriora, la mayoría de los comerciantes, al no ser de la zona, no ponen empeño en mejorarla, y uno de cada tres familias quiere irse del barrio”, agrega el dirigente vecinalista.
El primer tramo del proyecto entrará en los próximos días en el proceso de armado de pliegos y la licitación de la primera etapa estará lista para la segunda mitad de este año. La segunda etapa del proyecto contempla la apertura de Lima, sobre el ala oeste de la estación para prolongar el área central hacia el sur. “De esta manera, se abre una puerta, eliminando el tapón que existe hacia el sur de la ciudad”, enfatizó García Espil. La idea es integran el centro, a través de la 9 de Julio, con el futuro corredor verde a través de las avenidas Caseros, Amancio Alcorta y Roca hasta el Parque Almirante Brown.

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