Miles de kilos de polenta, fabricada con maíz argentino y comercializada en Suiza, estaría hecha con una variedad transgénica prohibida, según denunció la entidad Greenpeace. Ayer, ambientalistas “confiscaron” en un supermercado helvético centenares de cajas y las empaquetaron en una gigantesca encomienda para enviarla de vuelta a la firma Monsanto, fabricante del transgénico. La denuncia reaviva un debate que se produjo hace un año, cuando la Secretaría de Agricultura admitió que se había detectado la variedad GA21 pero aseguró que los cultivos habían sido destruidos. Según los ambientalistas, estos transgénicos pueden traer daños que van desde la destrucción de especies beneficiosas hasta la pérdida de mercados de exportación por 900 millones de dólares.
La polenta que se exhibía en los supermercados suizos es de marca Valgarona, en sus variedades “Rápida”, “Rústica” y “Dorata”. Todas ellas, y también sémola del mismo origen, contienen maíz de la variedad GA21 RR.
Las semillas RR (round up ready), que van desde la soja hasta el algodón, fueron desarrolladas por la firma Monsanto con una mutación que las hace resistentes a un herbicida producido por la misma empresa, llamado GMO, que así puede usarse libremente en esos cultivos. El maíz GA21 no está permitido en la Argentina, alineada con su prohibición en la Unión Europea.
En mayo del año pasado, Greenpeace Argentina había denunciado la distribución “clandestina” de semillas de maíz RR a varios productores por parte de Monsanto. En esa oportunidad, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación admitió “la detección de cultivos y semillas de organismos genéticamente modificados no autorizados” pero aseguró que “ya fueron totalmente destruidos”.
Lo detectado en Suiza “confirma nuestras investigaciones en la Argentina, que indicaron la existencia de plantaciones ilegales en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, sostuvo Emiliano Ezcurra, coordinador de la campaña de biodiversidad de Greenpeace Argentina. Los ambientalistas acusan a Monsanto de “poner deliberadamente en riesgo las exportaciones argentinas” y reclaman “una conclusión a la investigación iniciada en 2001 por la Secretaría de Agricultura” sobre este maíz.
Según los ambientalistas, “la Argentina vende a Europa 2.500.000 toneladas de maíz, por 900 millones de dólares anuales; más del 25 por ciento van a países que no aceptan esa variedad. Un millón de toneladas se ganaron a Estados Unidos, país que permite el maíz GA21”. Todo esto “hoy está en riesgo”.
Rafael Delpech, secretario designado de Agricultura de la Nación, aseguró ayer que “todavía no tengo información oficial: si efectivamente ocurrió así, vamos a llegar a los responsables con la máxima sanción”.