SOCIEDAD
› PREVENTIVA PARA CINCO ACUSADOS POR EL CRIMEN
Un corralito al caso Lecuna
Para los investigadores, el caso Lecuna está casi esclarecido. El juez de instrucción porteño Enrique Velázquez dictó ayer la prisión preventiva para los cinco hombres involucrados en el crimen del empresario, cuatro de los cuales fueron procesados por el delito de “homicidio en ocasión de robo”, que establece penas de entre 8 y 25 años de prisión. Además, Velázquez dispuso embargos por 350 mil pesos para cada uno de los imputados. Sin embargo, la defensa de dos de ellos aseguró que apelará el procesamiento de sus clientes ya que considera que no existen pruebas suficientes en su contra.
Pasados dos meses de aquel 2 de noviembre en que Miguel Lecuna –marido de la conductora televisiva Georgina Barbarossa– fuera asesinado de cinco puñaladas a bordo de un taxi en la zona del Abasto, las pruebas recolectadas por los investigadores del caso y las ruedas de reconocimientos de los imputados por parte de varios testigos, llevaron al magistrado a procesar a Oscar Segundo Barros, Ernesto Gabriel Gómez, Walter Jorge, Juan Carlos Schmit por “homicidio en ocasión de robo”, al considerarlos como posibles autores directos del intento de robo que terminó en asesinato, y a Antonio Arregui, como “partícipe necesario” del hecho, por estar sospechado de haber alquilado el taxi en el que se cometió el homicidio. De ser condenado, Arregui sufriría una pena inferior a la del resto.
Barros, Gómez y Jorge habían sido detenidos por investigadores de Delitos Complejos de la Policía Federal el 18 de diciembre junto a un cuarto sospechoso, apodado “El loco Hugo”, liberado más tarde por “falta de mérito”. Recién la semana pasada, la policía detuvo en el barrio porteño de Versailles a Schmit, sindicado como el autor material del homicidio, y un día después capturó a Arregui. Además, durante los operativos para dar con la banda, la policía secuestró dos camionetas Mercedes Benz blancas, aparentemente empleadas por los asaltantes para seguir al taxi que abordaban sus víctimas.
La pista que permitió al juez llegar hasta los presuntos autores del crimen la suministró un testigo de identidad protegida, identificado en el expediente por el nombre de fantasía “Luciano”, que aseguró conocer a quienes habían perpetrado el hecho. Esa pista posibilitó el hallazgo del taxi en el que, pese a haber sido prolijamente lavado, se encontraron rastros de sangre pertenecientes a Lecuna en la alfombra y en la luneta trasera.
Gustavo Semorille, abogado defensor de Schmit y Gómez –este último habría sido quien conducía el taxi– adelantó que en los próximos días apelará el procesamiento de sus clientes ya que considera insuficientes las pruebas citadas en contra de ambos.